El temor al coronavirus hace que lleguen ante la talla muchos menos fieles que otros años Doña Sofía venera, sin tocarlo, al Cristo de Medinaceli

Doña Sofía venera, sin tocarlo, al Cristo de Medinaceli
Doña Sofía venera, sin tocarlo, al Cristo de Medinaceli

Al suspenderse el besapié ha habido mucha menos afluencia de devotos, algo insólito en una jornada que atrae a miles de personas que guardan una fila kilométrica durante horas para entrar en la basílica a partir de la medianoche

La Reina Sofía ha venerado hoy la imagen de Jesús de Medinaceli en Madrid, aunque lo ha hecho sin tocarla ni besarla para cumplir con las recomendaciones de las autoridades sanitarias destinadas a prevenir el contagio por coronavirus.

Como es tradición cada primer viernes de marzo, Doña Sofía, en representación de la Familia Real, se ha sumado a los fieles que adoran la talla de madera, si bien ha sido una visita más breve que en otras ocasiones al no llegar a cinco minutos.

Al suspenderse el besapié ha habido mucha menos afluencia de devotos, algo insólito en una jornada que atrae a miles de personas que guardan una fila kilométrica durante horas para entrar en la basílica a partir de la medianoche.

A la entrada del templo esperaba a la Reina el superior provincial de la comunidad de los padres capuchinos, Benjamín Echeverría, y otros representantes de esta orden que regenta la iglesia, situada en el centro de la capital, cerca del Congreso de los Diputados.

La Reina, ante el Cristo de Medinaceli

Los pies cubiertos con una túnica

Bajo los acordes del himno nacional interpretado por el órgano y de los vítores de la gente, Doña Sofía ha recorrido la nave central hasta situarse delante de la talla, ante la que se ha santiguado.

La Reina se ha ajustado a la disposición del Arzobispado de evitar el besapié para evitar el contagio del coronavirus, después de que en los últimos días se haya incrementado el número de casos en Madrid.

Tradición de la Familia Real

Al contrario que en otras visitas de los miembros de la Familia Real, Doña Sofía no ha accedido esta vez al interior de la sacristía para departir con los frailes.

Entre gritos de “¡Viva la reina!”, Doña Sofía ha saludado con la mano en alto a los fieles que la han aplaudido al salir de la basílica, pero sin estrecharles la mano.

La última ocasión en la que la madre de Felipe VI adoró la imagen de Jesús Nazareno fue en 2016 y el pasado año fue su hija mayor, la Infanta Elena.

En 2018, lo hizo Felipe VI por primera vez desde su proclamación, quien también acudió en 2004 como príncipe junto a doña Letizia dos meses y medio antes de su boda.

La tradición de que un miembro de la Familia Real venere este popular Cristo con fama de milagroso, tallado por encargo del duque de Medinaceli, se remonta a finales del siglo XVII, después de que la imagen fuera recuperada de manos de los musulmanes.

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