Profesor de Derecho Constitucional de Comillas-ICADE, presidente del Comité de Bioética de España Federico Montalvo: "Las vacunas son las herramientas que más éxito han tenido en la historia de la Medicina"

Federico de Montalvo
Federico de Montalvo

"Cualquiera puede discutirlo todo, poner en cuestión todo. Pero no: la Tierra no es plana, las vacunas son buenas, los aviones vuelan y el fuego quema"

"Estamos viviendo una época en la que necesitamos agarraderas morales, y a veces lo novedoso se nos presenta como muy atractivo, y optamos por lo insólito"

"Nos hemos convertido en una sociedad reactiva, y eso es bueno para algunas cosas, cuando nos encontramos con un león, o un cirujano ante la ruptura de una aorta, pero hemos perdido la capacidad de reflexión"

"Desconfiar de la vacuna no se sostiene científica ni culturalmente"

"Somos más frágiles y vulnerables de lo que la tecnología nos hacía ver. Porque ni el Big data, ni los robots ni la inteligencia artificial nos van a resolver los problemas"

"La pandemia nos pone cuerpo a tierra y nos devuelve la humanidad. La vulnerabilidad es muy humana, nos pone de frente a la realidad, y eso es bueno"

Federico Montalvo es profesor de Derecho Constitucional de Comillas-ICADE, presidente del Comité de Bioética de España, órgano que, curiosamente, el pasado 4 de marzo, tras una reunión en el Instituto Carlos III, se contagió de Covid 19. “Lo cogimos todos”, nos cuenta en una conversación con esta web, en la que el experto se muestra a favor de las vacunas. “Son una de las herramientas de salud que más éxito han tenido en la historia de la medicina”.

“Han salvado a millones de personas. Es el gran éxito de la medicina junto a los antibióticos. Por lo tanto, la presunción de desconfianza tendría que convertirse en presunción de confianza”, señal Montalvo, quien lamenta los complejos de los negacionistas y la realidad de una sociedad líquida donde parece “cualquiera puede discutirlo todo, poner en cuestión todo. Pero no: la Tierra no es plana, las vacunas son buenas, los aviones vuelan y el fuego quema”.

-Estamos en mitad de una pandemia que la Humanidad no ha vivido en un siglo. ¿Vamos a ciegas?

Donde sí hemos llegado es a la máxima incertidumbre. Era un riesgo muy antiguo, casi medieval, modificado por la interrelación entre países. Y luego los avances en salud alimentaria, que nos falta por trabajar en países como China. Era algo que se temía y que pudimos esquivar... hasta ahora.

-La pandemia ha dejado una corriente de solidaridad, pero también el surgimiento de movimientos negacionistas, así como de una sociedad que ahora parece más preocupada de si nos juntaremos en Navidad con la familia que en asumir que sigue muriendo gente, sigue habiendo gente sola, con dolor... ¿Qué nos pasa?

Yo entiendo que la gente está deseando disfrutar más de la vida. La gente quiere compartir, somos una sociedad que nos gusta salir fuera. Luego está la parte oscura, cosas que a mí me me están sorprendiendo. En lo tocante a la vacuna, por ejemplo, que debería ser una dicha, porque no a todos los países del mundo les va a llegar, hay quien lo ve como una desdicha. Se quejan de recibir una vacuna... Me gustaría preguntar qué piensan de esto en Senegal, por ejemplo. Estamos pensando en clave local y de sociedad de confort. Deberíamos darnos cuenta de que somos unos privilegiados, que se nos prometa una vacuna universal debía ser algo que nos hiciera muy felices, pero surge la desconfianza. Es una situación muy complicada, y las noticias en red, lo insólito nos encanta.... Lo normal parece que aburre: la democracia representativa, las vacunas, la medicina tradicional... eso debe hacernos ver que estamos perdiendo un poco la cabeza. Esa es la postmodernidad.

Manifestación de los negacionistas del coronavirus en Madrid
Manifestación de los negacionistas del coronavirus en Madrid

-¿Caminamos hacia nuestra disolución como especie? No tenemos que preocuparnos por las necesidades básicas, y nos preocupamos por lo accesorio...

Nos faltan voces. Yo no digo que sea bueno o malo. La sociedad secular tiene muchos hechos positivos, pero nos faltan asideros morales. Hemos pasado de la religión, y tenemos una ética secular que intenta proponer cosas, pero no es tan fácil. Lo otro era más compartible. Estamos viviendo una época en la que necesitamos agarraderas morales, y a veces lo novedoso se nos presenta como muy atractivo, y optamos por lo insólito. Es importante hacer esa reflexión. Soy muy defensor de lo tradicional, con las cosas que han funcionado.

-Sobre todo no cambiar de opinión de la noche al día... hay distintas formas de alcanzar la verdad...y otra cosa es que cualquier cosa pueda valer...

El nihilismo como ideología también es muy peligrosa. Desde la misma razón podemos llegar a una ética de mínimos, como dirían, cada uno desde sus posturas Diego Gracia o Adela Cortina, pero de ahí a que todo sea discutible... Hay cosas que sí lo son, grandes problemas morales complejos, pero otros no: la Tierra no es plana, las vacunas son buenas, los aviones vuelan y el fuego quema. Esto es indiscutible. Luego podemos hablar del buen morir, de las prioridades, hay muchos debates, pero es que estamos discutiendo todo.

Vacunas contra covid, ¿luz al final del túnel?
Vacunas contra covid, ¿luz al final del túnel?

-¿Estamos discutiendo todo el rato, pero no llegamos a acuerdos?

El propio Habermas, en su idea de deliberación, no estaba diciendo que habláramos de lo que nos diera la gana, sino de la deliberación formada. Hay temas para los que hay que tener una mínima formación. Para hablar de las vacunas no hace falta ser epidemiólogo, pero hacerlo sobre un vídeo de un gurú, o un cirujano que sabe operar bien, pero de medicina poco... Por no hablar de los tertulianos. Aunque los medios están haciendo una buena labor. Los medios son un medio, el fin son los ciudadanos.

Los medios tradicionales aportáis fiabilidad. Estas haciendo una gran labor, siguiendo las normas. A mí me preocupa la red en la que cada uno puede decir lo que quiera, Nos hemos convertido en una sociedad reactiva, y eso es bueno para algunas cosas, cuando nos encontramos con un león, o un cirujano ante la ruptura de una aorta, pero hemos perdido la capacidad de reflexión. En Bioética ofrecemos más que reglas, los límites. Y reflexiones, elementos que nos deben servir para reflexionar.

-Hablemos de las vacunas: ¿la vacuna es absolutamente necesaria, qué se les puede decir a los que no quieren? 

Sobre las vacunas diría que son una de las herramientas de salud que más éxito han tenido en la historia de la Medicina. Han salvado a millones de personas. Es el gran éxito de la Medicina junto a los antibióticos. Por lo tanto, la presunción de desconfianza tendría que convertirse en presunción de confianza. Segunda idea: a veces se confunde la novedad de la vacuna con la del proceso con la que se crea. Se están usando modelos novedosos, que ya empiezan a estar contrastados, que usamos en terapia génica... Desconfiar de la vacuna no se sostiene científica ni culturalmente. A partir de ahí, uno puede plantearse las prisas: ¿Existe una alternativa? No. El efecto rebaño está descartado, supone la muerte de millones de personas, no nos podemos plantear ese debate. El proceso ha sido rápido porque se ha compartido información, se ha reclutado rapidísimo, ha contado con 30.000 personas de inmediato, normalmente se tardan meses.

Los resultados de seguridad son enormes: la vacuna puede llegar a tener menos eficacia y no por eso dejar de ser imprescindible: una vacuna del 50% es mejor que nada. La vacuna de la gripe a veces tiene un 30-40%, pero la tasa de seguridad es alta. La vacuna va a tener éxito por ella misma. Ese ‘No’ es absurdo...

El Vaticano pide una vacuna universal para el coronavirus
El Vaticano pide una vacuna universal para el coronavirus

-Pero muchos dicen que se la pongan otros, y luego ya veremos...

Yo digo de broma una cosa, que antes de Navidad el Gobierno envíe un correo o WhatsApp a todos los españoles para decirles quiénes están dispuestos a vacunarse y quiénes no, y las vacunas de los que no se enviarían a África como un acto de solidaridad. Me temo que todos los que dicen ‘No, pero...’, dirían ‘No, hombre, que me guarden mi vacuna...’. No queremos vacunarnos, pero sí guardar nuestra dosis en el armario. El Papa Francisco lo dice: hay que pensar en clave global y confiar en nuestras instituciones. 

-Esta segunda ola está siendo más agotadora, con una sensación de que no hay final, el agotamiento de tantos meses, dificultades....

Buscamos espacios para el ocio y nos quedamos en casa. Ahora es casi peor, porque trabajamos pero el ocio lo tenemos en casa. Yo prefiero trabajar: voy a la universidad y tengo a la mitad de los alumnos delante.. pero está siendo largo, y lo insólito se cuela fácilmente. Es un momento que estamos viviendo que creo que es más duro de lo que percibimos, porque estamos en mitad de la tormenta. Dentro de años nos daremos cuenta de que hemos vivido algo muy muy duro.

-¿Y veremos a gente que se ha quedado atrás, por pérdida de familia, soledad, seguridades... las pandemias que vendrán detrás?

El futuro se presenta complicado y tenemos que hacer una labor de apoyo. Intento en la medida de lo posible, no una defensa de las vacunas exagerada, sino intentar hacer ver que esto lo tenemos que solucionar cuanto antes. La salud y la economía van de la mano, la vacuna es la posibilidad de recuperar la normalidad, no hay otra salida. Hace diez años escribí mi primer informe sobre vacunación obligatoria...

-¿Se puede imponer la vacunación?

En el comité de Bioética hace cuatro años lo tratamos. Entonces vimos que había un movimiento que ponía en duda la herramienta que más éxito ha tenido en Medicina. Es como si pusieran en duda los derechos humanos. Ahí dijimos que sí, en un contexto de grave riesgo para la salud, como es una pandemia. Sí defiendo que ahora mismo no es oportuno ni necesario. Una medida de vacunación obligatoria, ahora, puede dar elementos para mayor crítica por parte de los movimientos antivacunas. Es mejor esperar: ir vacunando a los grupos prioritarios, ver que funciona y la gente se acabará vacunando. La campaña de la gripe ha sido un gran éxito.

Navidad en tiempos de coronavirus
Navidad en tiempos de coronavirus

-El Papa Francisco repite que de esta pandemia saldremos mejores o peores, pero no iguales. ¿Cómo crees que vamos a salir?

Yo tengo esperanza. Estuve en el Vaticano en febrero en un congreso sobre inteligencia artificial. Ahí se hablaba de una idea de renacimiento, una vuelta al humanismo tecnológico. Nos tenemos que dar cuenta de que somos más frágiles y vulnerables de lo que la tecnología nos hacía ver. Porque ni el Big data, ni los robots ni la inteligencia artificial nos van a resolver los problemas. Mi esperanza es una vuelta al humanismo, poner al ser humano en el centro. Como dice nuestro rector, hacer lo mejor para el mundo, no lo mejor del mundo. La pandemia nos pone cuerpo a tierra y nos devuelve la humanidad. La vulnerabilidad es muy humana, nos pone de frente a la realidad, y eso es bueno.

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