Entrevista con Luis Ángel Plaza, director del Instituto Español de Misiones Extranjeras "El IEME se está reorganizando para responder mejor a la misión que tenemos y con la vista puesta en Centroáfrica y la Amazonía"

Desde el 8 y hasta el 26 de este mes de mayo, el Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME), celebra en Madrid su asamblea, de la que, además de renovar cargos directivos, habrá de salir una reorganización, "a partir de los nuevos Estatutos, que aprobamos en octubre, para organizarnos y responder mejor a la misión que tenemos", según reconoce en entrevista con Religión Digital Luis Ángel Plaza, el actual director general de esta institución que acaba de cumplir su primer centenario de servicio.

¿Cuáles son los principales temas que abordarán en esta asamblea?

En octubre aprobamos unos nuevos Estatutos para nuestra Asociación. Lo primero que queremos hacer en esta Asamblea es un reglamento interno, a partir de los Estatutos,  para organizarnos y responder mejor a la misión que tenemos.

Los temas que trataremos son: hacer una reflexión sobre cómo debe ser nuestra respuesta a la misión hoy, desde nuestra identidad; ¿cómo responder mejor desde nuestro carisma de sacerdotes diocesanos asociados para la misión “ad gentes”; ¿cómo realizar la misión hoy en grupos y equipos, a pesar de nuestras limitaciones?; ¿cómo fortalecer la animación misionera en las diócesis en que estamos?; ¿cómo organizar la Dirección General, a partir de los nuevos Estatutos?; ¿cómo poder trabajar y organizar mejor la animación misionera en las diócesis de España?; ¿cómo integrar en nuestra Asociación a amigos o compañeros que han estado en la misión con nosotros y ahora están en España?

Esta asamblea se celebra un año después de la conmemoración del Centenario del IEME. ¿Cómo va a repercutir esta efeméride en los trabajos de estas semanas?

El Centenario ha sido un momento de agradecimiento por tantos compañeros que han dado su vida por la misión y nos ha llevado también a descubrir nuestras raíces. Todo esto nos va a fortalecer y ayudar a ir a las cosas esenciales.

¿Qué balance hace el IEME de este Centenario?

Podemos decir que el Centenario ha tenido momentos muy positivos, como las conferencias sobre la misión del IEME, y sobre la misión y la mujer, hechas en Burgos y en Madrid. Después la pandemia se paró todo nuestro programa y solo dos años más tarde pudimos realizar otras dos actividades, que resultaron muy positivas, participativas y gratificantes. Fueron el Festival del Centenario y la Exposición del Centenario. Nos habría gustado una repercusión mayor de todo este año, pero la pandemia hizo que todo fuese un poco más limitado.  

¿Cómo veis el comienzo de este segundo centenario? ¿Cuáles son los retos?

Estamos ilusionados por los nuevos Estatutos de nuestra Asociación, que han sido también aprobados por la Conferencia Episcopal Española y que suponen una vinculación mayor con las diócesis de España. En ellos hemos intentando adaptarnos a la nueva realidad que estamos viviendo. Pensamos que nos abren nuevas posibilidades para ayudar a que las diócesis se sientan más comprometidas en la misión y se abran a la universalidad, superando toda tentación de cerrarse.

¿Cuántos sacerdotes del IEME están hoy repartidos por el mundo y en qué lugares?

Estamos cerca de 50 compañeros en misión extendidos por África: Zimbabue, Zambia, Mozambique y Centroáfrica; Asia: Japón y Tailandia; América Latina: Perú (Amazonía), Perú (Lima), Brasil, Guatemala, Cuba, Nicaragua, República Dominicana y Costa Rica. Los nuevos desafíos para nosotros están en la Amazonía y en Centroáfrica.

¿Hay relevo generacional o también en este caso las vocaciones se hacen de rogar?

Van apareciendo nuevos sacerdotes de las diócesis de España. Este año dos nuevos sacerdotes se incorporan a la misión: uno de Murcia y otro de Zamora. Sabemos de algunos más que tienen en perspectiva salir a la misión próximamente, y eso nos ilusiona. Por otro lado, como nosotros somos sacerdotes de las diócesis de España y salimos de estas diócesis, sentimos que tenemos los mismos problemas que tienen en España la mayoría de las diócesis: son pocos sacerdotes y cada vez más mayores.

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