Entrevista al arzobispo de Tarragona: "Gaudí rompía moldes, escandalizaba" Joan Planellas: "Es una contradicción escuchar a cristianos que hablan de odio al migrante"

Joan Planellas, arzobispo de Tarragona
Joan Planellas, arzobispo de Tarragona Arquebisbat de Tarragona

"Tenemos que pasar de una Iglesia en que los sacerdotes lo eran todo, y esto cuesta mucho porque durante casi 1.400, 1.500 años ha sido así, a una Iglesia donde no haya solo colaboradores, sino verdaderos agentes de pastoral"

"Hemos estado discutiendo meses por problemas de vocabulario: si era genocidio o no era genocidio. ¡Por el amor de Dios, que estaba muriendo gente cada día! Gente indefensa. Nos entretenemos a verbalizar conceptos y no ver la realidad"

"Gaudí tiene algo especial: es un laico y estamos en la era de los laicos. Después, un arquitecto con una trayectoria arquitectónica única. Es un genio de la arquitectura, que rompía moles, escandalizaba. Y lo hizo con un proceso espiritual progresivo y profundo"

"La sinodalidad no es algo que se tiene que aprender, es algo intrínseco a la Iglesia". Joan Planellas habla de manera pausada, sin temor a las contrapreguntas. El arzobispo de Tarragona nos recibe en su despacho, "las paredes son de la época romana", horas antes de la presentación de 'El aprendiz de Gaudí' en Reus, "un genio de la arquitectura, que rompía moles, escandalizaba. Y lo hizo con un proceso espiritual progresivo y profundo".

El primado de España (Tarragona comparte con Toledo este título) reflexiona sobre la sinodalidad, el papel de la mujer, los abusos, la polarización o el odio al migrante, y sueña con una Iglesia "en la que no haya solo colaboradores, sino verdaderos agentes de pastoral". No le preocuparía que las mujeres pudieran ser diaconisas, o sacerdotes, aunque, insiste, "sí que me molestaría que, por una decisión así, hubiera una desunión en la Iglesia, un cisma, algo muy escandaloso para todo el pueblo santo de Dios". 

Creemos. Crecemos. Contigo

-Tarragona es una sede con mucha historia. Romana, y también católica, no en vano comparte con Toledo ser primada…

Sí. La primera acta martirial de la península ibérica es el martirio de Fructuoso Augurio y Eulogio en el anfiteatro de Tarraco en el año 259. Nos remontamos a la persecución de Valeriano. Y aquí no hay tradiciones, sino que es historia pura. Este acta nos relata una iglesia ya formada, con lectores, pueblo fiel... hasta casa del Obispos. ¿Podemos llegar hasta Pablo? ¿Podemos llegar hasta el siglo I? Esta es la gran incógnita. Sabemos que Pablo quería venir a Hispania, lo dice la carta a los romanos por dos veces.  Tarraco era el gran puerto del Mediterráneo. El emperador Augusto pasó dos años aquí, esto está documentado.

Joan Planellas
Joan Planellas Arquebisbat de Tarragona

-El Papa Francisco inauguró con usted una tradición, la de nombrar a sacerdotes u obispos auxiliares como arzobispos. Luego vinieron José Cobo, Francisco Prieto o Roselló…

Parecía que para ir a un Arzobispado tenías que haber sido como mínimo obispo en algún sitio, pero no fue el caso, y optaron por mí. Se aprende a ser obispo con el tiempo. Con la experiencia, con el día a día. No hay un manual que te diga lo que tienes que hacer. Es la vida normal la que te va dando la experiencia. 

-¿Se lo pensó? 

Cuando me lo dijeron, sí. Estuve más de una hora pensando en qué respuesta dar y cómo. No me lo esperaba, y me sorprendió mucho. Era un Lunes Santo del año 19, y estuve casi en estado de shock hasta el Martes Santo por la tarde, cuando me fui a la Misa Crismal. De ahí salí más reconfortado y, naturalmente, sin decir nada.

Presentación de El Aprendiz de Gaudí en Reus
Presentación de El Aprendiz de Gaudí en Reus

-Seis años después, ¿qué balance hace?

Con vicisitudes: cuando llevaba poco más de seis meses comenzó la pandemia, que supuso un gran lapsus en los proyectos de renovación. La pandemia nos retrasó ocho meses. En este tiempo, hemos dividido la diócesis de trece arciprestazgos a cinco, y ahora intentamos trabajar por unidades pastorales. Tardamos en hacerlo, porque quería que el proceso fuera consultado a los consejos, y al pueblo santo de Dios. De hecho, el decreto de las unidades pastorales no ha cumplido los tres años.

-Algo muy sinodal, por otro lado. 

Todo este proyecto lo hemos estado haciendo paralelamente al proceso sinodal de la Iglesia. Y nos ha ido muy bien, porque, como decía el Papa Francisco, la sinodalidad no es algo que se tiene que aprender, es algo intrínseco a la Iglesia. Nosotros hemos ido implementando la sinodalidad en el debate de las unidades pastorales, viendo cómo reorganizábamos la diócesis. Después, hemos ido corrigiendo algunas cosas y creo que va dando sus frutos, con una mayor coordinación.

Estamos subrayando el tema de la formación, a través del Instituto de Ciencias Religiosas, con una parte estrictamente académica y otra más pastoral, con cursos para agentes de pastoral.

-Hablaba usted del Santo Pueblo de Dios, de la sinodalidad. ¿Cómo se posiciona ante algunos de los debates que están abiertos en torno al proceso sinodal, como el diaconado femenino, la corresponsabilidad de los laicos…? 

Creo que tenemos que pasar de una Iglesia en que los sacerdotes lo eran todo, y esto cuesta mucho porque durante casi 1.400, 1.500 años ha sido así, a una Iglesia donde no haya solo colaboradores, sino verdaderos agentes de pastoral. Si yo, como cura, busco simplemente un colaborador, estoy buscando un monaguillo. Y no, se necesitan laicos que sean parte activa de la vida de la Iglesia. 

Después, el tema de la mujer. Tenemos que empezar por lo que podemos hacer realmente. Y aquí, ¿qué hemos hecho? La secretaria general canciller del arzobispado es una mujer, la secretaria particular también lo es, y en las delegaciones, actualmente, hay más mujeres que hombres.

El arzobispo Planellas saluda al papa León XIV
El arzobispo Planellas saluda al papa León XIV

-Eso es lo que se puede hacer. ¿Y el resto?

Después, lo que depende de la Iglesia universal es algo más serio. Porque la sinodalidad se tiene que ejercer en el ámbito de la Iglesia universal, y grandes decisiones, que aquí en Occidente suponen una discriminación, en otros continentes se ve de otra manera. Debemos intentar que prevalezca la unidad. También, en el diálogo ecuménico con las otras iglesias, donde este tema, como sabes, es complicado. Pero, a pesar de todo, el último Sínodo dejó abierto el tema del diaconado y el sacerdocio femenino como un proceso que tiene que ir madurando en la vida de la Iglesia.

-¿A usted le molestaría? 

No, no, a mí no me molesta. Esta pregunta ya me la han hecho otras veces. Pero sí que me molestaría que, por una decisión así, hubiera una desunión en la Iglesia, un cisma, algo muy escandaloso para todo el pueblo santo de Dios. 

-Hablaba de escándalos. ¿Cómo se afronta en Tarragona esta cuestión? No me refiero solo a los abusos sexuales, sino a los espirituales, de poder y similares….

El abuso en la Iglesia es el abuso de poder, que después puede tener muchas connotaciones. Sí que nos hemos encontrado con abusos de poder. Y afrontar este tema puede ser, incluso, más difícil que un abuso a un menor, que ya está muy reglamentado. A los obispos nos costó mucho entrar en este proceso, entender y comprender lo que había que hacer. En cambio, el abuso de poder es más imperceptible, cuenta mucho el carácter, cuesta mucho definirlo… hasta que te topas con la realidad de personas afectadas psicológicamente. Esto se tiene que afrontar, aunque sea complejo.

Joan Planellas
Joan Planellas EP

 -En julio salió a la luz la del suicidio de un cura en Italia, y comenzó a hablarse de la salud mental del clero, de la soledad en la Iglesia. Es una realidad que existe…

Tenemos que incidir más positivamente en el acompañamiento de los sacerdotes y hacer muchos encuentros con ellos. En Tarragona hacemos un encuentro cada mes: hablamos de un tema, lo ponemos en relación, y se termina con una comida, con un diálogo muy positivo. Además, hemos visto la necesidad de acompañar a los sacerdotes que se han ordenado o han venido a la diócesis en los últimos cinco años, que son 23, una cuarta parte de los curas de la diócesis. Decisimos implementar un proceso de acompañamiento, de adaptación. Hablamos desde la historia de Tarragona a cómo se hace un expediente, o temas de economía, y va dando sus frutos.

-¿Cómo observa desde su posición este mundo tan polarizado que se nos está quedando? 

La polarización, claro. A nivel político nos estamos pasando de raya absolutamente. El otro día leí una entrevista a una mujer que trabajó como tipógrafa en el Congreso durante más de 40 años, y decía que, ahora, los políticos no van a defender a las personas, sino las ideologías. Y eso me hizo pensar. Si tú solo vas a lo tuyo, la cosa no funciona. El bien común, como decía Rousseau, es tu parte de verdad, la parte de verdad del otro, el otro, los demás, puesto junto, en diálogo. Cuando esto se olvida… Ahora me dirás que me meto en política: los países con más democracia son aquellos en los que hay muchos partidos representados, más partidos que trabajan juntos en un mismo gobierno.

-No sé si las últimas experiencias son las mejores …

No son buenas, pero esta experiencia a la larga resulta muy positiva. Mira qué está pasando en Estados Unidos. Se vota entre A o B, los extremos, que ya vemos adónde nos llevan.

-¿Hacia dónde nos lleva esto?

Si no piensas como yo, eres automáticamente mi enemigo. Porque el otro ya no es alguien que piensa diferente, sino tu enemigo. Eso lleva a pensar que lo que hay que hacer es atacar al otro. Y si puedes pulverizarlo, lo pulverizas. Y esto es lo que vemos un día, otro día… La gente está cansada de esta política. Y, en esto, los partidos tendrían que hacer un serio examen de conciencia. 

Monseñor Joan Planellas
Monseñor Joan Planellas

-Y a nivel mundial, ¿a qué lleva esto?

A una polarización más grande. Además, hay que tener en cuenta que antes teníamos grandes países que, con sus luces y sus sombras, procuraban el bien común, que la democracia saliera adelante. Pero si sólo te planteas hacer negocio con un país, y si no, lo dejas al margen, tenemos un problema. Algo de lo que me preocupa a nivel, especialmente con la política de Estados Unidos, es que muchas ONGs que ayudan al tercer mundo se quedan sin ayudas. Y dentro de un año, vamos a ver las consecuencias, más graves aún que las que tenemos. Y ya no digo nada de la guerra, porque las guerras, el genocidio…  hemos estado discutiendo meses por problemas de vocabulario: si era genocidio o no era genocidio. ¡Por el amor de Dios, que estaba muriendo gente cada día! Gente indefensa. Nos entretenemos a verbalizar conceptos y no ver la realidad. El viernes pasado estuvimos en la inauguración de curso de la Universidad de Tarragona, y la lección corrió a cargo de Óscar Camps, de Open Arms. Me quedé helado, cada frase era una sentencia para la vieja Europa, para Occidente, que está abandonando los derechos humanos, que es lo mejor que nos ha pasado en la historia en los últimos 200 años. Ya no tratamos a las personas como tales, porque quien viene en el cayuco es tan persona como yo.

-Usted se ha posicionado muy claramente respecto a este tema de la inmigración y la identificación del migrante con un delincuente, ese ‘España para los españoles’ defendido, curiosamente, por quienes se definen como ‘católicos españoles tradicionales’….

Cristianos que hablan de odio. Sí, esta es una contradicción, y olvida la doctrina social de la Iglesia y el Evangelio. Yo ya lo dije este verano [en referencia a los casos de odio al extranjero en Jumilla o Torre Pacheco]. Repetiría lo mismo en este sentido. Decir que aquí vendrán todos y nos sacarán de casa son lecturas excluyentes y simplistas. Ciertamente, tenemos que ver las causas de la inmigración. Existe un derecho a quedarte en tu país, pero es un derecho. ¿Y por qué hay tanta gente que arriesga su vida, muriendo en el mar, o siendo explotados? Porque las condiciones de vida en su país son inhumanas. ¿Y qué hemos hecho? Tiene que haber un rearme cultural, ver qué podemos hacer para que no tengan que emigrar. Pero una vez han llegado, ¿qué tenemos que hacer? Son personas. Muchos dicen que no quieren emigrantes, pero después tienen trabajadores domésticos en su casa, o pagan a jornaleros en negro…

El arzobispo de Tarragona, Joan Planellas
El arzobispo de Tarragona, Joan Planellas Flama

-Cuando explico el contexto de mi novela, el siglo XIX en Barcelona, subrayo que ahora se está repitiendo algo que se dio entonces: los ricos están convenciendo a los pobres de que hay otros pobres, más pobres que ellos, que son los culpables de su pobreza. La historia se repite.

En el tiempo de tu novela, se da la Revolución Industrial, un momento de gran cambio. Ahí sale León XIII con Rerum Novarum, que es una condena al capitalismo explotador, que no tenía horarios, como les pasa a los migrantes que vienen y no tienen papeles.

-¿Cómo ve a sus hermanos obispos? ¿Cómo está la Iglesia española?

Mira, hay muy buena gente. Buenos sacerdotes, buenos obispos. También muy variados. Fíjese que en temas sociales hay una gran unanimidad, curiosamente. Por ejemplo, con el tema de Jumilla…

-Ahí se saltó la unanimidad el arzobispo de Oviedo…

Bueno, pues ya lo ha dicho usted, no lo he dicho yo. Es significativo. Y esto se tiene que subrayar, porque quiere decir que la doctrina social de la Iglesia ha calado muy hondamente en todo el Episcopado y en la Iglesia en general.

-¿La herencia de Francisco puede ser esa?

Una de las principales, sí es esta. Aunque la DSI ya estaba bastante presente, basta con seguir el trabajo de años de Cáritas, y de otras entidades. Los obispos lo tienen claro. 

Joan Planellas
Joan Planellas

-Estamos a las puertas del centenario de Gaudí. ¿Le veremos beatificado pronto? 

Esto depende de Roma y del Papa. Parece que ahora están investigando un posible milagro. Sería una gran noticia hacer coincidir el final de las obras con el centenario de Gaudí y con la beatificación. 

-Y después que viniera el Papa, serían cuatro cosas en una.

Sería algo increíble, pero se tendrá que ver. Pero, mira, Gaudí es un ejemplo. ¿Por qué la Iglesia hace santos? No para poner medallas, sino para que sean testigos. Porque pueden ser testigos del Evangelio, de la vida normal de la Iglesia en nuestro hoy. Y Gaudí incide en esto. Gaudí tiene algo especial: es un laico y estamos en la era de los laicos. Después, un arquitecto con una trayectoria arquitectónica única. Es un genio de la arquitectura, que rompía moles, escandalizaba. Y lo hizo con un proceso espiritual progresivo y profundo. Sin haber estudiado teología, tenía una profundización del misterio cristiano. ¿Y cómo llegó a esto? Por la profunda lectura de la Palabra de Dios. Aquí vamos a algo que necesitamos hoy, que la gente se impregne de la Palabra de Dios.

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