"Los obispos están a tiempo de pedir un perdón sincero a las víctimas" Juan Cuatrecasas: "Es hora de cambiar, de que todos los que han estado encubriendo, colaboren sin excusas"

Juan Cuatrecasas
Juan Cuatrecasas

"En el delito del colegio Gaztelueta hubo un trato lamentable y una gestión muy negligente por parte de la dirección, el consejo de administración y el AMPA del centro y un silencio terrible por parte de la Prelatura del Opus Dei y de sabios es rectificar, de necios seguir negando la realidad y faltando a la verdad"

"Se ha estado minimizando a estas víctimas a través de faltas de respeto, vejaciones, atroz y cruel negacionismo, e incluso actitudes que rozan la incitación al odio y el terrorismo psicológico"

¿Actúa la Iglesia? "Hasta ahora no. Hay intención, pero no acción. En algunas personas de la jerarquía. En otras no"

"Quienes siempre nos han acusado de querer acabar con la institución han faltado a la verdad buscando la defensa de la impunidad y la pasividad que han desplegado mediante un ridículo argumento que ya nadie cree ni asume como propio. Precisamente nuestra función al denunciar es ayudar a limpiar la institución después de tanto tiempo de encubrimiento y omisión de socorro. Asumir las responsabilidades es también una parte del cristianismo"

(Perdón y reparación): "Se lo deben a aquel niño que fue abusado y agredido por un numerario del Opus Dei. Se lo deben"

"Un colegio, su organización y su Prelatura, además de personajes como Silverio Nieto, Gil Tamayo, Mario Iceta, Fratini, Muller o Ladaria, por citar sólo unos nombres deberían dar la cara, asumir los principios de la religión que dicen procesar y amparar públicamente la integridad y la condición de Juan Cuatrecasas Cuevas, reponiendo su buen nombre, algo que en su día mancillaron sin rubor, poniéndose del lado del delito"

Esta semana, el Tribunal Constitucional, al fin, ha cerrado la vía judicial de la defensa del pederasta del colegio Gaztelueta. El padre de la víctima y miembro fundador de Infancia Robada, Juan Cuatrecasas, recuerda cómo los abusos que sufrió su hijo Juan cambiaron su vida, y la de su familia, para siempre.

Pero, en lugar de abonar el terreno para el odio, la familia se dedicó, en cuerpo y alma, a acompañar, escuchar y reivindicar a las víctimas, a los supervivientes, de los abusos a menores. En la Iglesia, y en todos los ámbitos. Y, también, por que los abusadores, y quienes les ampararon, pidan perdón públicamente, y repongan la fama de su hijo. Perdón y reparación. Hablamos con él.

-Después de la decisión del Tribunal Constitucional de no admitir a trámite el recurso de amparo del pederasta condenado por abusos continuado a su hijo en el colegio Gaztelueta, ¿cómo se encuentran ?

Satisfechos de que al fin se abra un espacio de reflexión social sobre la pederastia en el ámbito eclesiástico y en el resto de ámbitos de nuestra sociedad. Es una realidad oculta, lacerante, gravísima que entre todos y todas debemos reconocer y ayudar a reparar. Pocos delitos tienen las graves consecuencias de estos. Porque son niños y niñas agredidos en pleno proceso de forja de sus personalidades y eso acarrea un daño que más allá del impacto físico tiene unos condicionantes emocionales que marcan sus existencias infantiles, juveniles y adultas. La impunidad de los victimarios provoca la desgracia de que no exista reparación y eso incide en que no exista reconocimiento hundiéndoles en un pozo de dificultades que les lastran continuamente y que les impiden tener estabilidad a todos los niveles, personal, social, de identidad, estudiantil y laboral. Esto no es victimismo, antes bien es revictimización. Se ha estado minimizando a estas víctimas a través de faltas de respeto, vejaciones, atroz y cruel negacionismo, e incluso actitudes que rozan la incitación al odio y el terrorismo psicológico.

Es hora de cambiar, de que todos los que han estado encubriendo, colaboren sin excusas para aportar los datos y la información que guardan bajo llave y desde luego quienes han insultado a las víctimas, les defiendan, ayuden y protejan. En el delito del colegio Gaztelueta hubo un trato lamentable y una gestión muy negligente por parte de la dirección, el consejo de administración y el AMPA del centro y un silencio terrible por parte de la Prelatura del Opus Dei y de sabios es rectificar, de necios seguir negando la realidad y faltando a la verdad. El interés superior de la infancia y el de las víctimas debe ser tenido en cuenta y ya lo exijo por el bien de un chico que se ha portado con respeto y con valentía de principio a fin de la denuncia.

Infancia Robada ve con "ilusión y esperanza" la posible comisión de investigación de los abusos a menores en la Iglesia
Infancia Robada ve con "ilusión y esperanza" la posible comisión de investigación de los abusos a menores en la Iglesia

-¿Cómo valora con la perspectiva del tiempo transcurrido aquella rebaja de la sentencia de 11 años de condena a los 2 del Tribunal Supremo?

No deseo ser injusto con el trabajo de los jueces. Pero a día de hoy ni uno solo de los profesionales del derecho consultados al efecto han sido capaces de entender la lógica jurídica de esa rebaja. Máxime cuando estamos hablando de una rebaja basada en que mi hijo no narró desde lo que ellos califican como “inicio de su testimonio”todos los detalles de la perversión a la que le sometió ese pederasta. Demuestra un desconocimiento absoluto de quien es un menor de edad víctima de pederastia. Los delitos de violencia sexual no se narran de pronto un día durante unas horas, requieren de mucha paciencia, afecto, cercanía y empatía. Creer lo contrario es desconocer la realidad de estos delitos.

Los delitos de violencia sexual no se narran de pronto un día durante unas horas, requieren de mucha paciencia, afecto, cercanía y empatía. Creer lo contrario es desconocer la realidad de estos delitos

La ley de protección integral a la infancia y la adolescencia aprobada en el Congreso de Diputados en junio de 2021 incide en ello exigiendo mayor formación para todos los profesionales que se enfrentarán al tratamiento jurídico y sanitario en el ejercicio de su trabajo. Era necesario y urgente. Era una simple cuestión de lógica pragmática y es preciso empezar a trabajar en ello a nivel académico para que ningún juez, fiscal, facultativo vuelva a suponer que un niño o niña agredidos puede dar un testimonio de este calado en horas o días. Ninguna víctima lo ha hecho nunca.

-¿La iglesia está dando pasos reales en la investigación de sus delitos?

Hasta ahora no. Hay intención, pero no acción. En algunas personas de la jerarquía. En otras no. Y además estas otras minimizan y cuestionan la credibilidad de los denunciantes. Con mala fe porque saben que mienten. Sus conciencias están dañadas y manipuladas. Una ignorancia deliberada y un intento de que el peso real de estos delitos y su ingente número no trasciendan. Se llama mala fe. Y eso la iglesia desde la jerarquía a la base no se lo puede permitir. Por eso quienes siempre nos han acusado de querer acabar con la institución han faltado a la verdad buscando la defensa de la impunidad y la pasividad que han desplegado mediante un ridículo argumento que ya nadie cree ni asume como propio. Precisamente nuestra función al denunciar es ayudar a limpiar la institución después de tanto tiempo de encubrimiento y omisión de socorro. Asumir las responsabilidades es también una parte del cristianismo. No hacerlo es negar la palabra de Cristo y es además un acto de cobardía e irresponsabilidad.

- ¿Qué piden ahora al colegio, a la Prelatura del Opus Dei y a la jerarquía eclesiástica?

Ahora y siempre hemos pedido altura de miras, que se ocupasen de la víctima, de su integridad, de su sanación. El colegio y por supuesto la Prelatura que lo abraza hicieron justo lo contrario, cargaron contra mi hijo, defendiendo hasta el delirio público a su pederasta y buscando la infamia de tratar al agredido, a la víctima, como verdugo. Pues bien, tras un acto de instrucción favorable a la víctima sin paños calientes, acreditando su condición de víctima de acoso y abuso, algo que tanto el director del centro como el entonces subdirector, Imanol Goyarrola reconocieron en reunión privada en el chalet del colegio en el año 2011, tras preguntar al victimario, para luego negar en público y cargar contra la familia y la víctima en lo que califico como una conducta repulsiva por su parte, una sentencia de la APV de 11 años y la condena en firme del TS aún con la tal incomprensible rebaja a 2 años, y ahora con la no admisión a trámite del recurso del pederasta en el TC, creo que cualquier persona con un mínimo de razón y lógica, sabe que ha llegado el momento en el que un colegio, su organización y su Prelatura, además de personajes como Silverio Nieto, Gil Tamayo, Mario Iceta, Fratini, Muller o Ladaria, por citar sólo unos nombres deberían dar la cara, asumir los principios de la religión que dicen procesar y amparar públicamente la integridad y la condición de Juan Cuatrecasas Cuevas, reponiendo su buen nombre, algo que en su día mancillaron sin rubor, poniéndose del lado del delito, las trampas y en suma la indignidad de defender a un pederasta condenado en firme a dos años por abusos continuados a un menor. Es para ellos una obligación, una deuda, un deber pastoral. Y para mi hijo un derecho inalienable y un poderoso camino a su reparación a través de ese reconocimiento, que por otro lado lo ha tenido ya por la mayor parte de la sociedad civil. Se lo deben a aquel niño que fue abusado y agredido por un numerario del Opus Dei. Se lo deben.

Ahora y siempre hemos pedido altura de miras, que se ocupasen de la víctima, de su integridad, de su sanación. El colegio y por supuesto la Prelatura que lo abraza hicieron justo lo contrario, cargaron contra mi hijo, defendiendo hasta el delirio público a su pederasta y buscando la infamia de tratar al agredido, a la víctima, como verdugo

-En plena ebullición del tema de los delitos de pederastia, en la iglesia española y en las de todo el mundo, ¿qué le diría a la jerarquía eclesiástica española?

Que piensen y reflexionen. El Papa Francisco está encabezando una cruzada para desenredar el nudo de la impunidad, de la complicidad y el encubrimiento, en suma de una gran infamia. Ellos pueden tomar dos vías: no contribuir con actitud a que esta gravísima lacra se intente reparar para que además no siga produciéndose, o dar un paso valiente y aunque tardío, efectivo. Si toman la primera vía se alejará cada vez más de ser creíbles, perderán progresivamente el apoyo de muchos feligreses, seguirán ahondando en su propia irresponsabilidad y en la re victimización. Si colaboran aportando datos, trabajo e información, levantando ese secreto que el propio Papa ha mandado levantar sin excusas ni excepciones, están a tiempo de pedir un perdón sincero, porque el perdón sin más no sirve cuando un secretario de la Conferencia Episcopal sigue afirmando que no serán pro activos en la investigación de los delitos o cuando sigue poniendo excusas ridículas como ¨esto pasa en todos los ámbitos de la sociedad¨, ¨quieren hacernos daño ¨ o poniendo sobre la mesa estadísticas absurdas, irreales ó directamente contradictorias entre si a lo largo del tiempo.

Juan Cuatrecasas, padre de la víctima
Juan Cuatrecasas, padre de la víctima

No puede perdonar quien es ofendido después de ser violentado sexualmente cuando era un niño. No puede hacerlo quien después de haber sufrido un grave delito en sus carnes, sigue viendo cómo ni siquiera una sentencia en firme es acatada y encima sigue recibiendo insultos, humillaciones y negaciones. Goyarrola, en aquella indigna rueda de prensa, tras la sentencia de once años de condena, dijo que no podía pedir perdón porque no resultaba creíble el relato de la víctima. A día de hoy es una de las pocas personas de todo el mundo, que no cree a la víctima y que por lo tanto no acata la sentencia. Y en su responsabilidad como director de un colegio que además recibe apoyo con dinero público en su condición de concertado, su actitud frente al delito fue y es aberrante, impropia de alguien que dice ser cristiano y que siguiendo los cánones de SU COLEGIO, defiende la máxima de educar en libertad.

Ellos (los obispos)pueden tomar dos vías: no contribuir con actitud a que esta gravísima lacra se intente reparar para que además no siga produciéndose, o dar un paso valiente y aunque tardío, efectivo

-Cómo ha recibido la gente de su alrededor esta noticia del final del procedimiento penal?

Muestras infinitas de apoyo, de preguntar por la salud de nuestro hijo, de empatía y cercanía. Entre todos y todas debemos de una vez dejar de lado tabúes, amnesias colectivas e ignorancias deliberadas, y mover ficha saliendo de la cobardía y de la calidez del sofá. Hay muchas causas sociales, como esta, que deben ser atendidas por todos en la medida de sus capacidades y posibilidades, porque no olvidemos que algo así, estos delitos terribles, pueden ocurrir en todos los ámbitos e instituciones. Prevenir es fundamental pero la provención, llamo así al conjunto de medidas para atender a las víctimas de los delitos cuando ya se perpetraron en el pasado, es igual de importante. La pasividad en la atención a estas víctimas tiene que ir quebrándose paulatinamente, pero con urgencia e inmediatez. Hay muchos aspectos en la vida diaria de ellos y ellas que aún no se han enfrentado y merecen el respeto debido para que en lugar de encontrar palos en la rueda, encuentren comprensión, ayuda y atención. Dar visibilidad a sus problemáticas es la misión que tenemos y que debemos seguir desarrollando con responsabilidad, regularidad y efectividad, es lo que se llama acompañamiento.

Llevamos muchos años atendiendo a víctimas de todos los ámbitos, también el deportivo, el intrafamiliar, víctimas de abusos de conciencia, incluso del mal llamado Síndrome de Alienación Parental en donde sabe usted que también hay niños y niñas víctimas

José María Martínez Sanz, condenado por abusos continuados
José María Martínez Sanz, condenado por abusos continuados

-En Asociación Infancia Robada hay muchas víctimas con sus procedimientos de la justicia ordinaria prescritos. ¿Debería estar la verdad por encima de la justicia?

La ley de Infancia elevó a los treinta y cinco años la condición jurídica de prescripción para ejercitar la denuncia, es un paso de gran valor. Pero es cierto que hay aún supuestos que pese a haber prescrito, dada la irretroactividad de la ley, tienen el reconocimiento del victimario y la negación de la víctima. Es en esos supuestos en donde la verdad debe estar por encima de la justicia, al menos en el reconocimiento que otorga derechos a la víctima y en el hecho de que un pederasta con una imposible condena forme parte de un registro público que evite que pueda seguir estando activo cerca de menores. Ahí la verdad, aunque sea en el plano pragmático, sí, debería prevalecer. Es evidente que el macabro círculo que un día abrió un adulto contra la integridad de un menor debe ser cerrado en aras de la sanación y reparación de la víctima, y en ello todos tenemos un protagonismo. La verdad siempre ayuda y el reconocimiento público de esta es vital.

-¿Han visto incrementar el número de llamadas de víctimas tras las iniciativas de los grupos parlamentarios que han decidido poner el tema encima de la mesa con propuestas de creación de comisiones de investigación en diversos formatos?

Llevamos muchos años atendiendo a víctimas de todos los ámbitos, también el deportivo, el intrafamiliar, víctimas de abusos de conciencia, incluso del mal llamado Síndrome de Alienación Parental en donde sabe usted que también hay niños y niñas víctimas. Estos días seguimos atendiendo a seres humanos que nos llaman, que desean expresar su dolor y su voluntad de colaborar en una causa general de reconocimiento y reparación de todas las víctimas. Lo importante es saber que no están solos y solas, que todos compartimos ese espacio de reivindicación, de que se haga justicia y de que la verdad que siempre termina fluyendo, triunfe. Contra el silencio y la impunidad. No tienen derecho a negarnos, no tienen derecho a minimizar las secuelas, ni a despreciar tanto dolor, sufrimiento y años de tenacidad para salir adelante de una infancia que les rompieron y que nunca ayudaron a reparar.

Las víctimas de pederastia deben ser tratados de otra manera a como lo han sido, que el peso del daño es enorme, que tienen derecho a rehacer sus vidas, que debemos facilitarle ese derecho y que seguir negándose a ello es un grandísimo pecado, pero sobre todo supone negar con empecinamiento una lacerante realidad oculta que nos afecta a todos

-Alguna cuestión más a añadir…

Pues mandar un caluroso abrazo a todos y todas las víctimas y supervivientes de estos terribles delitos, a quienes siendo o no asociados de Infancia Robada, hemos sentido y seguimos haciéndolo, cerca. A Emiliano y Javier, a Miguel, a Fernando y Javier Paz, a Pepe, a Alberto y su hermano, a Rubén, a Ana, a Leonor, a Teresa, a Carlos e Isabel y a todos y todas los y las que con gran esfuerzo se siguen sobreponiendo para denunciar públicamente tanta perversión e impunidad, sin ellos y ellas esta lucha sin cuartel y los logros que vamos consiguiendo hubieran sido inviables. Es la presión y el esfuerzo de todos los que están haciendo avanzar la justa causa. También a los medios de comunicación que siempre desde la intachable profesionalidad no han cuestionado las denuncias, han informado y servido de altavoz a las víctimas, no siendo anticlericales como otros medios indecentes les han calificado, sino muy profesionales. Religión Digital, El Diario, El País, El Confidencial, EITB, Deia, Medios autonómicos, El Periódico de Cataluña, Cadena SER, Onda Cero.

Y desde luego a los grupos parlamentarios que han colocado este asunto de vital relevancia encima de la mesa, así como al Gobierno de España y al Ministerio Fiscal. Quiero que se sepa también que desde la iglesia ha habido personas que hicieron una labor desde su capacidad de actuación y en ese sentido no puedo dejar de mencionar a Angel Unzueta, vicario de la Iglesia vizcaína, ya fallecido, que supo ejercer de pastor y no, como otros de príncipe de la Iglesia. Su recuerdo y su memoria nos reconfortan. Y no quiero acabar sin volver a decir que las víctimas de pederastia deben ser tratados de otra manera a como lo han sido, que el peso del daño es enorme, que tienen derecho a rehacer sus vidas, que debemos facilitarle ese derecho y que seguir negándose a ello es un grandísimo pecado, pero sobre todo supone negar con empecinamiento una lacerante realidad oculta que nos afecta a todos. Luz y taquígrafos, transparencia y respeto. Lo opuesto es inhumano y carece de los principios que tanto predican y que tan poco cumplen.

Primero, Religión Digital
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