El secretario general y portavoz de la CEE 'abre' el curso en Religión Digital Luis Argüello: "Podemos hablar de inmatriculaciones, pero no de una enmienda a la totalidad del proceso salvo que se quiera una nueva desamortización"

¿Cómo se prepara la Iglesia española para el próximo curso? ¿hasta qué punto el coronavirus va a seguir marcando la misión de la Iglesia?

La Iglesia vive su misión en la historia con todas sus circunstancias. Pero eso, la actual situación provocada por la pandemia nos afecta (restricciones, higiene, etc.) y nos llama a estar presentes transmitiendo el evangelio del cuidado recíproco, de la esperanza y de la fraternidad. La explosión de creatividad pastoral de marzo y abril ha de encauzarse ahora para seguir ofreciendo la presencia del Señor y realizando la misión de la Iglesia. 

Comienza un nuevo curso escolar. ¿Deben volver los chicos a los colegios? ¿Con qué garantías? ¿Qué puede aportar la Iglesia en este debate?

Creo que casi todos los sectores implicados estamos de acuerdo en la enseñanza presencial con las garantías de higiene y prevención señaladas. Es bueno también en el proceso educativo aprender que en la vida no todo está “garantizado”. Nuestro desafío es articular la confianza frente al miedo, la prudencia para poner los medios necesarios y una propuesta educativa para hacer de esta dificultad ocasión para crecer como personas y como ciudadanos.

¿Temen una vuelta al confinamiento? En Castilla y León ya se han anunciado restricciones de aforo en los templos, como en Cataluña. ¿Han tenido algún diálogo con las administraciones en este sentido? ¿Cambiará algo la postura de la CEE respecto a lo ocurrido durante los meses de confinamiento?

Los confinamientos “parciales” ya están ocurriendo en algunas zonas. Queremos seguir conjugando presencia y colaboración ciudadana para evitar contagios. Los diálogos en estos momentos son, sobre todo, con las administraciones locales, entre parroquias y municipios. Las restricciones a solo 25 personas, cualquiera que sea el tamaño del templo como se ha hecho en Valladolid y Salamanca, parecen excesivas, teniendo en cuenta el rigor con el que se han seguido las medidas de prevención en los templos.  Respecto al futuro, queremos seguir colaborando desde el cultivo de lo que somos, para lo cual parece necesario mantener abiertos los templos y celebrar la Eucaristía, fuente de caridad y de esperanza.

El Papa está dedicando sus audiencias de los miércoles de agosto a hablar del futuro postpandemia. ¿Cómo debe ser la evangelización, y la presencia de la Iglesia, en la sociedad tras el virus?

Lo más inmediato es cómo ha de ser la evangelización durante la pandemia, para echar raíces, discernir, estar presentes, consolar y ofrecer signos de esperanza. Todo ello ha de ayudarnos a seguir adelante y proponer, desde el Evangelio, un nuevo estilo de vida personal, familiar y social que haga visible: la alegría de la misericordia, la fraternidad de los cuidados, el desarrollo humano integral y la esperanza en la vida que transfigura la fragilidad y vence a la muerte.

El Gobierno ha anunciado para septiembre el comienzo de las negociaciones para una nueva fiscalidad. ¿En qué ha de consistir? ¿Cuáles son las líneas rojas de la Iglesia española en ese sentido?

La propuesta es de revisar juntos, y no a través de declaraciones en los medios, los asuntos que han aparecido en los últimos años, (inmatriculaciones, impuestos y las recomendaciones del informe del Tribunal de cuentas). Tenemos mucho interés en clarificar estas cuestiones, pues creemos que globalmente las Diócesis lo han hecho bien, conforme a la legislación vigente. En caso de reformas, la Iglesia desea que se respete su condición de entidad que colabora en el bien común, que desarrolla y cumple fines sociales que merecen ser reconocidos y promovidos, también fiscalmente.

El Ejecutivo también habló de las inmatriculaciones. Valencia y Cataluña han comenzado también este proceso. ¿Cuál es la postura del Episcopado?

Nuestra postura es conocida, resumo: la Iglesia es titular y administra bienes dedicados al servicio de la sociedad en donde están enclavados, el Registro de la Propiedad se creó en 1861, registra al que ya es propietario, no hace propietario a nadie.  En 1863 se prohibió inscribir los lugares de culto porque “era obvio que pertenecían a la Iglesia” (para refrendarlo bastaba revisar los archivos de los procesos desamortizadores). Así se hizo desde 1863 hasta 1998 cuando se permitió inscribir los lugares de culto antiguos (los nuevos ya se inscriben por el expediente de obra nueva) en un procedimiento extraordinario compartido con las Administraciones públicas.  Quizá haya algún bien, o alguna superficie alrededor de un bien que sea discutible, por cierto se daban 2 años para poder recurrir. Podemos hablar de esos casos, pero no de una enmienda a la totalidad del proceso salvo que se quiera una nueva desamortización. Más bien, creo que administraciones públicas, Iglesia y sociedad estamos llamados a ponernos de acuerdo en cómo mantener un patrimonio tan impresionante, situado en muchos casos en municipios muy pequeños.

¿Qué espera de las relaciones Iglesia-Gobierno?

La colaboración para el bien común desde el respeto al lugar y función de cada cual. Nuestras democracias precisan cada vez más de una regeneración ética y de los vínculos que nos hacen pueblo capaz de organizarse en libertad. Las Iglesias  contribuyen a esa tarea tan necesaria, por lo que cualquier Gobierno, siguiendo las Declaraciones universales de derechos humanos, ha de contribuir  al ejercicio de su misión.

Se habla de la posibilidad de que el primer viaje del Papa tras la pandemia sea a uno de los países más afectados por la pandemia. En España, en 2021, se celebran varios acontecimientos. ¿Se ha invitado formalmente al Santo Padre -Casa Real, Gobierno, Episcopado..-? ¿Cree posible que Francisco visite España el año que viene?

¡Cómo no desear que el Papa venga a España! El papa Francisco sabe de este deseo compartido por la Iglesia y gran parte de la sociedad española, si cabe, ahora con más motivo. La Iglesia española, además de trasmitir de diversas maneras esta inquietud, quiere respetar el calendario del papa y su decisión de expresar, con sus visitas, los acentos pastorales de su pontificado.