Fue director de Estudios de la Facultad de Teología de Navarra Muere Juan Antonio Gil Tamayo, el hermano del obispo de Ávila

Muere Juan Antonio Gil Tamayo, el hermano del obispo de Ávila
Muere Juan Antonio Gil Tamayo, el hermano del obispo de Ávila

Juan Antonio mostró que quiso ser aquello en lo que creyó, como ya lo escribió en el siglo III san Cipriano en un tratado sobre la muerte: 'Demostremos que somos lo que creemos'

El profesor y sacerdote de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, Juan Antonio Gil Tamayo, ha fallecido este sábado en Pamplona. Nació en Zalamea de la Serena, Badajoz, en 1966.

Fue Director de Estudios de la Facultad entre 2010 y 2016, además de profesor agregado del departamento de Teología Histórica y subdirector del Comité de Dirección de la revista Scripta Theologica. También ha sido formador y director espiritual del Seminario Bidasoa.

Llegó a Pamplona en 1983 para cursar el último año de bachillerato y realizar la carrera en la Universidad de Navarra. Se licenció en Filosofía en 1989 y cursó la licenciatura en Teología Histórica en la Facultad de Teología. En 2002 se doctoró en este mismo centro con premio extraordinario con la tesis 'La Iglesia como misterio de comunión en Cipriano de Cartago'. Ese mismo año se ordenó sacerdote y poco después realizó un bienio de especialización en Roma.

Además de numerosos artículos en revistas ha publicado varios libros sobre temas patrísticos. Su última obra, la edición española de 'El Credo comentado por los Padres: Creo en la Iglesia', editado en Ciudad Nueva, está listo para enviar a imprenta.

El profesor Juan Chapa, decano de la Facultad de Teología, ha destacado en una nota que el profesor Gil Tamayo será recordado por "la intensa actividad que desarrolló como Director de Estudios y por su dedicación a los alumnos, en especial a los futuros sacerdotes, poniendo un gran empeño y sacrificio para que aprovecharan lo mejor posible su paso por la Facultad. Fue elegido en numerosas ocasiones padrino de promoción, fruto de esa dedicación y cariño".

"Juan Antonio mostró que quiso ser aquello en lo que creyó, como ya lo escribió en el siglo III san Cipriano en un tratado sobre la muerte: 'Demostremos que somos lo que creemos'. Ciertamente, si fue tan querido, ha sido por su gran humanidad y su gran fe. Fue un sacerdote que quiso servir generosamente a la iglesia haciendo la voluntad de Dios", ha expresado.

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