Con varios retos, para poner el reloj de la Iglesia española a la hora de León XIV El nuevo Nuncio del Papa, Piero Pioppo, recibido por la cúpula episcopal a su llegada a Madrid
"Tres grandes retos sobre la mesa: acompañar el giro pastoral de los obispos, recomponer puentes con una política polarizada y gestionar el siempre delicado capítulo de los nombramientos episcopales bajo el pontificado de León XIV"
"Su capacidad para escuchar, tejer consensos y encarnar la línea de un papado que quiere una Iglesia más pobre, más sinodal y más cercana a los últimos será la medida de su servicio en Madrid"
El nuevo nuncio apostólico en España, el arzobispo italiano Piero Pioppo, ya está en Madrid y ha sido recibido con todos los honores por la cúpula de la Conferencia Episcopal Española. Llega para suceder a Bernardito Auza en un momento decisivo para la Iglesia y la sociedad españolas, con tres grandes retos sobre la mesa: acompañar el giro pastoral de los obispos, recomponer puentes con una política polarizada y gestionar el siempre delicado capítulo de los nombramientos episcopales bajo el pontificado de León XIV.
Pioppo aterrizó este viernes 5 de diciembre según lo previsto y, nada más pisar suelo español, fue recibido por el presidente de la CEE, Luis Argüello, el cardenal José Cobo y el secretario general, Francisco César García Magán. Está previsto que presida su primera misa el próximo 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, en la basílica pontificia de San Miguel, templo vinculado a la Nunciatura apostólica en Madrid. En los próximos días presentará sus cartas credenciales al rey Felipe VI como embajador de la Santa Sede ante el Estado español.
Perfil diplomático y eclesial
Nacido en Savona y ordenado sacerdote en 1985, Pioppo se formó como diplomático en la Academia Pontificia Eclesiástica y entró en el servicio diplomático de la Santa Sede en 1993, con destinos en Corea del Sur y Chile. En 2010 fue nombrado por Benedicto XVI nuncio en Camerún y Guinea Ecuatorial, recibiendo la ordenación episcopal con el lema “Quasi lignum super aquas” (“Como el árbol junto a las aguas”), tomada de Jeremías 17,8, símbolo de una fecundidad que brota de la cercanía a Dios. Bajo el pontificado de Francisco fue enviado en 2017 como nuncio en Indonesia y, desde 2018, también como representante ante la ASEAN. Políglota, domina inglés, francés y español, lo que facilitará su encaje en el contexto eclesial y social español.
Principales retos: Iglesia, política y sociedad
El primer gran reto de Pioppo será acompañar y consolidar la línea marcada por la nueva dirección de la CEE, con Argüello al frente, y alinearla con el magisterio social y sinodal León XIV. La Nunciatura tendrá un papel clave en el relevo generacional de buena parte del episcopado, en un momento en que sedeberían buscar perfiles pastorales cercanos a los pobres, sensibles a las víctimas de abusos y capaces de dialogar con una sociedad secularizada.
En el plano político y social, llega a un país marcado por la polarización, el debate sobre la educación y la memoria, y el cuestionamiento de los acuerdos Iglesia-Estado. Como nuncio, Pioppo deberá mantener canales de diálogo con el Gobierno y la oposición, sin convertirse en actor de parte, y ayudar a que la Iglesia sea percibida más como aliada social —especialmente en acogida a migrantes, lucha contra la pobreza y defensa de la dignidad humana— que como un lobby corporativo.
Por último, se le abre el reto de favorecer una Iglesia más sinodal, escuchante y cercana a las periferias interiores: jóvenes alejados, víctimas de abusos, mujeres que piden mayor corresponsabilidad y comunidades que buscan recomponer su credibilidad. El lema de su escudo, “como árbol junto a las aguas”, apunta a un estilo de presencia paciente, enraizada y fecunda que deberá traducirse en decisiones concretas y en un modo de estar en España que acercará Roma a la realidad de las parroquias y las calles.
Con la llegada de Piero Pioppo se abre una nueva etapa en la relación entre la Santa Sede, la Iglesia española y la sociedad. Diplomático experimentado, con trayectoria en contextos complejos y una sólida formación, el nuevo nuncio tendrá en sus manos una parte importante del futuro eclesial español: desde los nombramientos de obispos hasta la calidad del diálogo con las instituciones civiles. Su capacidad para escuchar, tejer consensos y encarnar la línea de un papado que quiere una Iglesia más pobre, más sinodal y más cercana a los últimos será la medida de su servicio en Madrid.
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