"La Iglesia quiere liderar la lucha contra esta lacra, que afecta a uno de cada cinco niños en Europa" Omella, ante la pederastia: "No basta con pedir perdón, queremos que esa lacra desaparezca de nuestra sociedad"

Discurso de Juan José Omella en la Asamblea Plenaria de la CEE
Discurso de Juan José Omella en la Asamblea Plenaria de la CEE

"Seguiremos colaborando con los jueces, la fiscalía y el defensor del pueblo, aportando toda la información de la que disponemos y activando nuestros protocolos"

"Sin rehuir ninguna de nuestras propias responsabilidades, lamentamos que por el momento no se aborde dicha dolorosa cuestión en su dimensión global y que se insista en analizar exclusivamente este drama en el ámbito de la Iglesia"

Extrañó la ausencia de referencia alguna a las relaciones Iglesia-Gobierno, en un momento en el que los obispos acaban de alcanzar un acuerdo con el Ejecutivo para pagar el ICIO y otros impuestos especiales, blindando el cobro del IBI a las instituciones eclesiales, y en un año en el que viviremos varias elecciones -muncipales, autonómicas y generales-, aunque sí hubo un apunte a las "próximas citas electorales"

Omella reivindicó la propuesta educativa de la Iglesia, que “es un valor para nuestro mundo”. “En ningún caso la imponemos, pero sí que exigimos el respeto a la libertad que tienen los padres de educar a sus hijos en conciencia según sus valores”

Reclamó una “propuesta de sentido” frente a “sucedáneos ideológicos programados con otros intereses” y que provoca un “vertiginoso incremento de depresiones, ansiedades, angustias existenciales, trastornos alimentarios, adicciones, pensamientos y tentativas suicidas, que están afectando no solo a adultos, sino particularmente a niños, adolescentes y jóvenes”

“Plantear que eliminar una vida humana pueda ser solución para algún problema es una grave equivocación, como ocurre en el caso de un embrión o un feto en el seno de su madre”

“Una vez más, manifestamos nuestro rechazo a la ley que regula la eutanasia. Pedimos la aprobación de una ley integral de cuidados paliativos y de ayudas dignas a la dependencia que, contando con los recursos necesarios, permita acompañar de manera verdaderamente humana a las personas en la fase final de su vida”

"Trabajar por la paz implica necesariamente defender la verdad, promover la justicia, y proponer (con la ayuda de Dios) la posibilidad del perdón. La guerra no debe tener nunca la última palabra"

"Hemos pedido perdón por ese gran pecado y seguiremos pidiéndolo. Pero no basta con pedir perdón, queremos que esa lacra desaparezca de nuestra sociedad". El presidente de la CEE, Juan José Omella, volvió a pedir perdón por la pederastia clerical, durante su discurso de apertura de la Asamblea Plenaria de primavera, que ha arrancado esta mañana en Madrid. En la mesa presidencial, junto a él, los cardenales Osoro, Rouco, Cañizares y Bocos. Se echó en falta a Ricardo Blázquez, restableciéndose de una reciente enfermedad. A ambos lados, el secretario general de la CEE, César García Magán; y el nuncio, Bernardito Auza.

En un denso discurso, el cardenal de Barcelona quiso reiterar “nuestra humilde y sincera petición de perdón a las víctimas”, así como su compromiso en la protección de menores y la prevención de los abusos. “Unidos como Iglesia, queremos seguir luchando contra los abusos en toda la sociedad”, señaló, asegurando la colaboración “con los jueces, la fiscalía y el defensor del pueblo, aportando toda la información de la que disponemos y activando nuestros protocolos”.

Abusos más allá de la Iglesia

"La Iglesia quiere liderar la lucha contra esta lacra que afecta a uno de cada cinco niños en Europa”, insistió Omella, para añadir que, “sin rehuir ninguna de nuestras propias responsabilidades, lamentamos que por el momento no se aborde dicha dolorosa cuestión en su dimensión global y que se insista en analizar exclusivamente este drama en el ámbito de la Iglesia”.

Osoro entra en la Plenaria
Osoro entra en la Plenaria

“La Iglesia confiesa su pecado, pero denuncia que este mismo hecho, que afecta a otros muchos sectores de la sociedad, no sea puesto en evidencia, para buscar entre todos una solución que abarque toda la extensión de este problema social”, incidió.

Más allá de esta cuestión, Omella arrancó su discurso recordando la muerte de Benedicto XVI y el décimo aniversario de la elección de Francisco, transcurridos entre plenarias, y con la mirada puesta en la Pascua, en un discurso en el que extrañó la ausencia de referencia alguna a las relaciones Iglesia-Gobierno, en un momento en el que los obispos acaban de alcanzar un acuerdo con el Ejecutivo para pagar el ICIO y otros impuestos especiales, blindando el cobro del IBI a las instituciones eclesiales, y en un año en el que las citas electorales serán una constante en nuestro país.

“Vivimos en un mundo que padece por la polarización, la división, la pobreza que se hace crónica, una desigualdad que avanza, la precariedad laboral, la imposibilidad de muchos para acceder a una vivienda digna, el aumento de la brecha salarial entre directivos y trabajadores… Son muchos los hermanos y hermanas que sufren por estos y otros problemas como la soledad, la falta de ayudas a la dependencia o el acceso a los cuidados paliativos. En medio de este mundo, la resurrección de Jesús es la prueba de que tiene sentido una vida entregada a Dios y a los hermanos hasta la muerte”, trazó el presidente de la CEE, quien en nota al pie, añadía: “Si la resurrección tuviera un precio, los seres humanos más ricos pagarían millones de euros. Pero es gratis, solo requiere nuestra respuesta de amor a Dios y a los hermanos. Sin embargo, seguimos invirtiendo miles de millones de euros en modelos transhumanistas que alarguen nuestra vida unas décadas, y cerramos la mente y los oídos a una vida eterna gozosa sin límites físicos ni psicológicos”.

Evangelizar con alegría

En este punto, Omella reivindicó Evangelli Gaudium, “el documento programático” de Francisco en el que el Papa, “a modo de profeta, nos ha ido preparando con horizontes, reflexiones, ideas y acciones simbólicas renovadas, a tomar conciencia de la misión que hemos recibido de Jesucristo y a cómo llevarla a cabo en el momento presente de nuestra historia”.

“El Papa desea despertar en nosotros el anhelo evangelizador y, además, que lo hagamos con alegría”, recalcó el cardenal de Barcelona, quien insistió en la relevancia del Sínodo de la sinodalidad, que “nos está ayudando a descubrir el protagonismo del Espíritu Santo, que es quien realmente guía a la Iglesia”.

Mesa presidencial de la CEE
Mesa presidencial de la CEE

“El Sínodo nos está enseñando que, a pesar de las diferencias, la Iglesia tiene una voluntad común que nos une”, glosó Omella, quien reivindicó la “primavera del espíritu” que, en su opinión, se vive en España, pese a la secularización. "El deseo de Dios está emergiendo en las ciudades y, con el tiempo, esperamos que llegue también al mundo rural. Creemos que estamos viviendo el inicio de una nueva primavera del Espíritu".

No es el momento de la apologética, sino del amor

No es el momento de la apologética, sino del amor, la misericordia, la orientación al reencuentro con Dios, y el desvelamiento del verdadero rostro de la Iglesia: un hogar de “puertas abiertas”, una “casa paterna en lugar de aduana”. Ante la “globalización de la superficialidad”, es el momento de ayudar a descubrir que nuestra vida tiene un propósito, un sentido, una meta”, insistió.

Pero, “¿cómo evangelizar en la actual sociedad española?”, se preguntó el presidente de la CEE, citando el último documento de la Casa de la Iglesia, ‘Fieles al envío misionero’, y trazando siete pautas. Al tiempo, el presidente de la CEE recordó someramente la visita apostólica de los seminarios en España “a propuesta del Santo Padre”, y se mostró convencido de que “las conclusiones de esa visita nos ayudarán a mejorar el itinerario formativo de los futuros pastores de las comunidades cristianas”, sin apuntar cuáles son dichas conclusiones, y destacó la relevancia de los laicos en el presente y futuro de la Iglesia. “Ellos son el rostro, la voz y los brazos de Dios en medio del mundo”, incidió, destacando ocho puntos de actuación de los laicos en la vida cultural, social y política, desde una visión de Iglesia.

1. Promover la dignidad de la persona

 2. Venerar el inviolable derecho a la vida

3. Ser libres para invocar el nombre del Señor

 4. La familia, el primer campo del compromiso social

5. La caridad, el alma y apoyo a la solidaridad

6. Todos somos destinatarios y protagonistas de la política

7. Situar al ser humano en el centro de la vida económica y social

8. Evangelizar la cultura y las culturas del hombre

Asamblea Plenaria de la CEE
Asamblea Plenaria de la CEE

Familia y educación

“Queremos también animar la presencia pública de los católicos en los ambientes e instituciones civiles donde viven”, precisó Omella, defendiendo a la familia como “una alternativa al modelo de modernidad individualista, utilitaria y desvinculada, que tanto daño psicológico y emocional está causando a las personas y que al final hace insostenible la vida social y el desarrollo humano”.

Al tiempo, Omella reivindicó la propuesta educativa de la Iglesia, que “es un valor para nuestro mundo”. “En ningún caso la imponemos, pero sí que exigimos el respeto a la libertad que tienen los padres de educar a sus hijos en conciencia según sus valores”.

“Apostamos por una propuesta educativa que promueva una educación afectivo-sexual orientada a este modo de amar y ser amados, alejada de toda cosificación de la persona, liberada de las ideologías de género, y que promueva un camino de aprendizaje en la sana integración de los instintos”, recalcó el presidente de la CEE, quien abogó por una “propuesta de sentido” frente a “sucedáneos ideológicos programados con otros intereses” y que provoca un “vertiginoso incremento de depresiones, ansiedades, angustias existenciales, trastornos alimentarios, adicciones, pensamientos y tentativas suicidas, que están afectando no solo a adultos, sino particularmente a niños, adolescentes y jóvenes”.

Educación gratuita, cheque escolar y defensa de la concertada

“Apostamos por una educación gratuita con independencia de la titularidad privada o pública del centro y del modelo educativo. Las familias deben exigir el derecho a poder elegir la educación que prefieren para sus hijos, sin verse penalizadas por el modelo que escojan para sí”, señaló, reivindicando el cheque escolar y el valor de la enseñanza concertada.

El Estado no puede olvidar su deber de respetar el principio de subsidiariedad y evitar identificarse con un determinado modelo educativo, adscripción ideológica, o titularidad de la escuela. De otro modo nuestro Estado estaría pasando a ser un estado confesional laicista, discriminando a los ciudadanos y ciudadanas cristianos o de otras religiones

“Nuestro sistema de enseñanza concertada, que podría ser una buena solución, está siempre en riesgo de ser recortado o de sufrir arbitrariedades por parte de los poderes públicos. ¿No podría ser el cheque escolar la verdadera neutralidad y libertad que pedimos a la Administración competente?”, se preguntó, insistiendo en que "el Estado no puede olvidar su deber de respetar el principio de subsidiariedad y evitar identificarse con un determinado modelo educativo, adscripción ideológica, o titularidad de la escuela. De otro modo nuestro Estado estaría pasando a ser un estado confesional laicista, discriminando a los ciudadanos y ciudadanas cristianos o de otras religiones".

Apertura de la Asamblea Plenaria de la CEE
Apertura de la Asamblea Plenaria de la CEE

Acompañar toda vida humana 

En otro punto, el presidente del Episcopado llamó a “defender la vida desde la concepción hasta la muerte natural”, destacando la importancia de “acompañar la vida humana, la vida de cada persona, en todas las fases de su existencia, desde su concepción hasta su muerte natural, aumentando los cuidados cuando la vida es más vulnerable”.

“Plantear que eliminar una vida humana pueda ser solución para algún problema es una grave equivocación, como ocurre en el caso de un embrión o un feto en el seno de su madre”, denunció Omella, quien reclamó “alternativas reales y ayudas económicas significativas para que las madres que afrontan, muchas veces en soledad, un embarazo inesperado, no tengan que recurrir al aborto”.

Al tiempo, el cardenal de Barcelona reclamó “integrar en el ámbito de la defensa de la vida humana el cuidado de las personas que llegan a nuestras fronteras, la mayoría de las veces en condiciones trágicas”, así como una mayor atención a la salud mental. “Consideramos que el alarmante aumento de suicidios, de manera especial entre los más jóvenes, es un tema que merece ser considerado con hondura”.

También, una atención a las personas mayores, especialmente al final de la vida, ante “la gran tentación” que “consiste en buscar falsas vías que pretendan eliminar el sufrimiento, cuando lo que están haciendo es acabar con la vida de la persona”.

“Una vez más, manifestamos nuestro rechazo a la ley que regula la eutanasia. Pedimos la aprobación de una ley integral de cuidados paliativos y de ayudas dignas a la dependencia que, contando con los recursos necesarios, permita acompañar de manera verdaderamente humana a las personas en la fase final de su vida”, concluyó.

Trabajar por la paz, promover la justicia

Sin duda, la parte mollar del discurso de Omella giró en torno a la lucha contra la pederastia. “Reiterando nuestra humilde y sincera petición de perdón a las víctimas, la Iglesia en España está comprometida en la protección de menores y en la prevención de abusos sexuales cometidos, tanto en el marco de su actividad, como en toda la sociedad”, arrancó el presidente de la CEE, quien recordó el trabajo llevado a cabo en los últimos años, con oficinas abiertas, o la auditoría a Cremades&Calvo Sotelo. “Unidos como Iglesia, queremos seguir luchando contra los abusos en toda la sociedad”, concluyó Omella, quien tuvo una coda final en su discurso para rezar “por la paz y el fin de las guerras en Ucrania y en tantos otros lugares del mundo afectados por tantos conflictos y que, como dice el papa Francisco, es una tercera guerra mundial a pedazos”.

“Trabajar por la paz implica necesariamente defender la verdad, promover la justicia, y proponer (con la ayuda de Dios) la posibilidad del perdón. La guerra no debe tener nunca la última palabra”, acabó el presidente, invitando a los jóvenes a acudir a Lisboa el próximo mes de agosto para celebrar, juntos, la Jornada Mundial de la Juventud.

Discurso Inaugural Asamblea Plenaria by Jesús Bastante on Scribd

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