Tesoro cultural de Valencia Los Peregrinos de Les Useres

(Josep Miquel Bausset).- Cada año cuando se acerca el último viernes de abril, mi pensamiento se une a los peregrinos de Les Useres, en su ascensión anual hasta la ermita de San Juan de Penyagolosa. Aunque de niño pasaba una parte del verano entre Benassal y Altura, nunca tuve la oportunidad de subir a la montaña del Penyagolosa. Y ahora me sabe mal no haberlo podido hacer.

Esta peregrinación, datada desde el siglo XIV, responde a un voto del pueblo, en "forma de procesión de rogativas en su intención más aparente y de procesión letánica en el ritual", tal y como lo describe magistralmente el profesor Àlvar Monferrer, en su libro "Els Pelegrins de Les Useres". Por eso "la figura de Cristo ocupa el centro, con el Padre y la Trinidad". Así queda demostrado en los versículos de las seis estaciones del camino de los peregrinos, que "hacen referencia continua y exclusiva al Verus Deus, Trinus et Unus, al Kyrie, Christus, Rex Inmortalis" como destaca el profesor Monferrer.

La música de los cantos de la peregrinación, según la opinión del monje de Montserrat P. Gregori Estrada (fallecido el 18 de marzo del año pasado) parece medieval, con una influencia bizantina, como creía también la compositora castellonense Matilde Salvador.

Un detalle curioso es el del vestido de los peregrinos (semejante al que encontramos en el Llibre Vermell de Montserrat) integrado por una saya azul oscuro esclavina y un bordón de madera. Los peregrinos también llevan un sombrero negro, un cinturón y gruesos rosarios alrededor del cuello.

La peregrinación, de cerca de 35 kilómetros desde el pueblo de Les Useres, en la comarca valenciana del Alcalatén, hasta la ermita de San Juan, está integrado por 13 hombres (el guía y 12 peregrinos), acompañados por el sacerdote, tres cantores, los clavarios y 19 mulas que transportan los alimentos para las dos jornadas que dura esta ascensión hasta el Penyagolosa.

En esta peregrinación también está rigurosamente reglada la comida que toman los peregrinos, "una comida de abstinencia pero dietéticamente completa", tal como lo describe el profesor y antropólogo Àlvar Monferrer, y que será preparada los días anteriores: "15 quilos de arroz, 10 de habichuelas, 15 de bacalao, seis docenas de lechugas, 10 kilos de aceitunas, 60 docenas de huevos, 1 kilo de almendras, 1 kilo de tomate, 1 kilo de pimientos, 1 kilo de sal, 10 litros de aceite, 2 de vinagre, 90 de vino, 700 hogazas de pan, unes cuantas botellas de aguardiente, de moscatel y de coñac, entre 10 y 12 kilos de higos secos, de 15 a 20 tabletas de chocolate, canela y azafrán" .

Es el último viernes de abril, cuando a las 6 de la mañana con la misa de las cargas, seguida a las 7 de la misa de los peregrinos, cuando comienza oficialmente la peregrinación hasta la ermita de San Juan: las cargas delante, seguidas de los peregrinos con el sacerdote con estola y capa pluvial morada, que lleva el relicario, y los cantores, que no dejan nunca de cantar la salmodia.

La comitiva desayuna en el Corral Blanc, pasa por el Mas de la Vall, hasta llegar a la ermita de San Miguel donde se celebra la misa y se come. Después los peregrinos pasan por el Mas de Aicart, la Lloma, la Font dels Possos, donde meriendan, la subida del Marinet, hasta que llegan a San Juan sobre las 9 de la noche. Aquí se hace la procesión del san alrededor de la ermita, las Completas, el rosario, y la cena. Los peregrinos pasan toda la noche en la Cueva, para volver a la ermita, al menos tres veces, para rezar "el Via Crucis, una parte del rosario o las oraciones que el guía considere oportunas", como destaca el profesor Monferrer en su libro.

El sábado se celebra la misa de las cargas, seguida de la de los peregrinos, después de la cual tiene lugar la ceremonia del perdón, acto central de la peregrinación. Los peregrinos se sitúan en un circulo con el guía al medio, que lava y besa los pies de cada un de ellos. Posteriormente, son los peregrinos los que hacen eso mismo con el guía.

Después de la comida, los peregrinos salen de San Juan pasando por el Pi dels tres troncs, la Font de l'Arxivello, Xodos, la Lloma de Bernat, el Mas d'Aicart, la Font dels Xops, donde meriendan y el Corral Blanc. El pueblo de Les Useres reciben a los peregrinos, ya de noche, con una alfombra de hiedra, que ellos, con los pies descalzos, pisan. En la ermita de Loreto se canta el Omnes Sancti y el Regina Coeli, mientras el pueblo vitorea el Alleluia.

Cuando los peregrinos llegan a la iglesia, el guía besa el suelo y el sacerdote deja el relicario, se reza la estación al Santísimo y se entonan los gozos de San Joan de Penyagolosa, con lo cual se acaba la peregrinación.

La peregrinación de los peregrinos de Les Useres es un de los tesoros culturales más entrañables del País Valenciano, aunque desgraciadamente, todavía muy desconocido y poco valorado. Y es que cada último viernes del mes de abril, esta tradición vuelve a rehacer el camino, más que centenario, hasta San Juan, para recordarnos nuestras raíces como Pueblo, desde la espiritualidad y la fe, y desde la cultura y la tradición.

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