Paracuellos es "la catedral de mártires más importante del mundo" Reig Pla oficia en Paracuellos entre símbolos fascistas

Cuenta el diario Levante que el obispo alicantino Juan Antonio Reig Pla, titular de la diócesis de Alcalá de Henares, presidió el domingo la misa anual celebrada en el cementerio de los mártires de Paracuellos de Jarama y después encabezó una insólita procesión por las siete fosas del camposanto que albergan fusilados.

Con este gesto en su primer año como obispo de Alcalá, Reig Pla rompe con un lustro de ausencia episcopal en el homenaje a los miles de prisioneros fusilados por el bando republicano en 1936.

De hecho, entre 2004 y 2008, el anterior obispo de Alcalá, el valenciano Jesús Catalá, delegaba en su vicario o en otro sacerdote el oficio de la eucaristía. Sin embargo, Reig Pla ha querido hacer patente el cambio en el obispado con su asistencia al acto.

Con la bandera franquista presidiendo el altar y el misal apoyado sobre un atril con aguila, Juan Antonio Reig Pla pronunció una homilía beligerante con aquella matanza. Entre otras afirmaciones, el obispo nacido en Cocentaina describió el cementerio de Paracuellos como «la catedral de mártires más importante del mundo». Asimismo, recordó la «indefensión» de las víctimas, los «alambres» que ataban a los prisioneros, sus «vivas a Cristo Rey» antes de morir, y los «tiros de gracia» recibidos en la sien.

Hay un buen termómetro para calibrar el contenido del sermón. Presente en la capilla del cementerio, el histórico dirigente de extrema derecha Blas Piñar derramó, literalmente, lágrimas de emoción. «Nunca había oído hablar así a ningún sacerdote, y menos todavía a un obispo, sobre los mártires del cementerio de Paracuellos», afirmó orgulloso el fundador de Fuerza Nueva, que se fundió en un abrazo con el obispo Reig Pla.

Así lo recordaba ayer para Levante-EMV Ángel Gascón, presidente de la Hermandad de Nuestra Señora de los Mártires de Paracuellos de Jarama, que cada año organiza el acto. Gascón se deshizo en elogios hacia Reig Pla. Según contó, el anterior obispo de Alcalá dejó de acudir al cementerio de Paracuellos al sentirse incómodo con la presencia de símbolos preconstitucionales.Además, su vicario exigía que los retirasen, cuenta Gascón.

Todo lo contrario que Juan Antonio Reig Pla. «Le dijimos si prefería que quitásemos la bandera española de 1936, con el águila de San Juan, y el atril para el misal con el águila. Pero nos dijo que no le importaba en absoluto», reveló Gascón. Así pues, el obispo celebró la misa rodeado de símbolos franquistas.

No fue el único gesto especial. Su presencia en el acto, su homilía y su tolerancia con los símbolos tuvo un epílogo inesperado.

Al acabar la eucaristía, Reig Pla quiso visitar en persona las fosas de los fusilados. No fueron obstáculo la lluvia y el fuerte viento que azotaban el cementerio de Paracuellos de Jarama. Cargado de báculo, misal y paraguas (aunque después se lo sostuvo un ayudante), Reig Pla se adentró por el camposanto para visitar, una por una, las siete fosas comunes con los fusilados de 1936. El obispo de Alcalá se detuvo delante de cada fosar y rezó un emotivo responso bajo la lluvia.

«Eso nunca lo había hecho nadie», relata satisfecho el presidente de la hermandad de mártires. Según manifestó Ángel Gascón, la entrada de Reig Pla en el obispado alcalaíno ha supuesto «un giro de 180 grados». Su predecesor, Jesús Catalá (ahora en Málaga), acudió sólo en dos ocasiones al acto de Paracuellos durante sus siete años como obispo.

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