"No permitiremos que nadie conculque nuestros derechos con la excusa de la pandemia" Sanz cuestiona el cierre de templos: "Nuestras iglesias no son catacumbas para la censura"

El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz
El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz

"Acatamos y haremos acatar las directrices legítimas que nos han dado, pero no permitiremos que nadie conculque torticeramente nuestros derechos humanos y constitucionales, entre los que la libertad religiosa no es el menor de ellos, con la excusa de una pandemia"

Denuncia a "quien jalea para intentar malmeter, acusar, crear alarmismo, recurriendo sin pudor a la extorsión calumniosa y al intento de censura embravecida señalando a sacerdotes y fieles cristianos de estar incumpliendo la normativa"

"No procedía una disolución como si se estuviera delinquiendo por parte de sacerdotes y fieles en una catacumba clandestina", lamenta el arzobispo, que indica que los templos "son espacios sagrados y, por tanto, exentos"

"Acatamos y haremos acatar las directrices legítimas que nos han dado, pero no permitiremos que nadie conculque torticeramente nuestros derechos humanos y constitucionales, entre los que la libertad religiosa no es el menor de ellos, con la excusa de una pandemia". El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, ha cuestionado en su última carta semana el cierre de templos, al tiempo que denuncia la actuación policial interviniendo en algunas iglesias que, según la autoridad, no estaban cumpliendo con lo reflejado en el Real Decreto.

En el escrito, que lleva por esclarecedor título 'Las iglesias, ¿catacumbas clandestinas?', el prelado conservador -el gran derrotado de las elecciones en la Conferencia Episcopal del pasado mes de marzo- repasa la situación en las calles, que "tienen un extraño paisaje", y lanza un primer dardo al Gobierno:

"Veremos en qué queda lo de la salida de los niños, tras tanto dicho improvisado, retocado y desmentido. Los más pequeños no son moneda de cambio para unos intereses políticos".

"Comercios cerrados. Establecimientos como bares y restaurantes no abren tampoco, al igual que colegios, cines, teatros, salones de conferencias. ¿Y las iglesias? Tampoco ellas se han librado, y hemos debido proceder también al cierre de nuestros templos", explica Sanz.

Misa sin fieles en la catedral de Buenos Aires
Misa sin fieles en la catedral de Buenos Aires

"No se han prohibido las celebraciones religiosas"

"Fueron medidas que dictaron las autoridades sanitarias y que de modo responsable hemos acatado con generosidad para facilitar desde nuestros lares, que se pueda atajar cuanto antes la pandemia frenando su crecida expansión", apunta el prelado, que insiste en que "la gente se comporta admirablemente en la mayor parte de los casos, siguiendo como adultos responsables las indicaciones que unos y otros estamos dando".

Y, añade: "Propiamente, no se han prohibido las celebraciones religiosas, pero sí se han impuesto unas restricciones. Las iglesias están cerradas, pero no se ha suprimido la plegaria. En esta circunstancia ha nacido y crecido la creatividad de tantos cristianos, sacerdotes y laicos".

El arzobispo de Granada, antes del desalojo
El arzobispo de Granada, antes del desalojo

"Hay un grande deseo de volver a la casa de Dios en nuestras parroquias, y una necesidad por parte de tantas personas creyentes de expresar su fe, de nutrirla y afianzarla con el consuelo de poder acercarse a una iglesia, arrodillarse ante un sagrario, rezar ante una imagen de María", recalca el arzobispo de Oviedo, que apunta cómo "la pandemia nos ha impuesto un 'ayuno eucarístico'".

"Son espacios sagrados, y por tanto exentos"

Entrando en el fondo de la cuestión, Sanz indica que "ha habido alguna irrupción en templos parroquiales o incluso en una catedral en plena celebración", y recuerda que "son espacios sagrados –y por lo tanto exentos–, donde se siguen las medidas que las autoridades sanitarias han dictado (como el guardar la distancia física entre las personas y evitar absolutamente una aglomeración), por eso no procedía una disolución como si se estuviera delinquiendo por parte de sacerdotes y fieles en una catacumba clandestina".

"Otra cosa es quien jalea para intentar malmeter, acusar, crear alarmismo, recurriendo sin pudor a la extorsión calumniosa y al intento de censura embravecida señalando a sacerdotes y fieles cristianos de estar incumpliendo la normativa", censura el prelado conservador, que concluye con una advertencia al Gobierno: "Por nuestra parte, acatamos y haremos acatar las directrices legítimas que nos han dado, pero no permitiremos que nadie conculque torticeramente nuestros derechos humanos y constitucionales, entre los que la libertad religiosa no es el menor de ellos, con la excusa de una pandemia. Nuestras iglesias no son catacumbas para la censura y la vivencia de la fe la expresamos incluso dentro de las restricciones que se derivan de estas circunstancias, con la debida prudencia de la normativa vigente".

Iglesias cerradas
Iglesias cerradas

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