Manresa acogió la beatificación de tres nuevos mártires Semeraro: "En el rostro de cada mártir encontramos un espejo en el que descubrir los rasgos del rostro de Cristo"

Los capuchinos de Vic, nuevos beatos
Los capuchinos de Vic, nuevos beatos

Benito de Santa Coloma, Domingo de Sant Pere de Riudebitlles y José Oriol de Barcelona, tres monjes de la orden capuchina que fueron asesinados por su fe en 1936

Se trata de la tercera beatificación que se celebra en España en el último mes, después de la de los 127 mártires de Córdoba y los cuatro sacerdotes de la Hermandad de los Operarios en Tortosa

Este sábado, 6 de noviembre, se han celebrado las las beatificaciones de Benito de Santa Coloma, Domingo de Sant Pere de Riudebitlles y José Oriol de Barcelona, tres monjes de la orden capuchina que fueron asesinados por su fe en 1936, en el marco de la persecución religiosa que se produjo en aquellos años oscuros de nuestra historia.

La celebración ha estado presidida por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y administrador apostólico de la diócesis de Albano, cardenal Marcello Semeraro.

Durante su homilía, el cardenal ha afirmado que «nuestros tres beatos llegaron a Manresa, donde desarrollaron un ministerio ejemplar. Los tres fueron ejecutados sin ningún proceso, solo porque eran cristianos. Ellos aceptaron con alegría ser despojados de todo. Su historia se asemeja a la de todos los demás mártires. Ahora viene una historia que se ha repetido durante siglos. La historia de la Iglesia es singular, porque cada uno ante Dios es único e irrepetible. En el rostro de cada mártir encontramos un espejo en el que descubrir los rasgos del rostro de Cristo. Es el que concede a cada uno la firmeza de la perseverancia y le da en el combate la victoria. El mártir lleva siempre en el propio cuerpo la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en su cuerpo. Un mártir no vive para morir, muere para vivir».

Tercera beatificación en España

Se trata de la tercera beatificación que se celebra en España en el último mes, después de la de los 127 mártires de Córdoba y los cuatro sacerdotes de la Hermandad de los Operarios en Tortosa. En realidad, la beatificación de este sábado estaba prevista para el 14 de noviembre de 2020, pero la pandemia obligó a su aplazamiento hasta ahora.

El proceso de beatificación de estos capuchinos comenzó en la diócesis de Vicel 18 de abril de 1955: fue enviado a Roma en 1962 y se completó entre 1997 y 2005. Finalmente, el pasado 24 de enero de 2020, el papa Francisco aprobó su beatificación.

La breve biografía de los tres mártires

Fray Benito es el nombre de religioso de Josep Domènech i Bonet, nació en Santa Coloma de Gramanet, Barcelona (España) en 1892. Fundó los «Amigos del canto gregoriano» y fue maestro de novicios en Manresa. Aseguran que fue un capuchino modélico, de talante ascético, y un ejemplo de vida consagrada, que sabía exigir con firmeza y delicadeza a sus novicios su progreso espiritual. Fray Benito fue detenido el 6 de agosto de 1936 por unos milicianos. Le torturaron con escarnio y finalmente, lo asesinaron el día 7 de agosto de 1936.

Fray Domingo de Sant Pere de Riudebitlles corresponde a la figura de Juan Romeo y Canadell, nacido en Sant Pere de Riudebitlles, Barcelona (España) en 1882. Movido por unos fuertes ideales misioneros, en 1917 fue enviado a América Central donde, durante 17 años, trabajó pastoralmente en Cartago (Costa Rica) y Managua (Nicaragua). Después de un apostolado muy intenso, en 1930 volvió a Cataluña al estar enfermo y vivió la última etapa de su vida en el convento de Manresa. Allí tenía una fama de religioso bueno, ejemplar y muy sacrificado.

Al estallar la revuelta de la Guerra Civil fue identificado y detenido como eclesiástico en casa de unos parientes, donde había sido acogido. Al no esconder que era religioso capuchino fue asesinado el 27 de julio de 1936.

Finalmente, Fray José Oriol de Barcelona es el nombre de Jaume Barjau Martín, nacido en Barcelona en 1891. El Padre José Oriol se ordenó sacerdote en 1915 y se dedicó a la predicación, atención al confesionario, dirección espiritual y también a la investigación histórica. Preparó la edición del Chorale Psalterium, una Obra monumental que recibió los elogios del papa Pío XI.

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