"Margarita Robles es una mujer íntegra, comprometida, sin doblez y con autoridad moral" Sor Lucía: "Putin es un monstruo y Kirill, un lobo, que está profanando el nombre de Dios"

Sor Lucía
Sor Lucía

"Es una bendición tener el apoyo del Papa Francisco y es una un gran tesoro la fuerza que nos da la fe, que me da la fe para estar allá, para intentar crear puentes de bondad para intentar construir la paz"

"No tengo conciencia de que arriesgo mi vida,  yo creo que la vida ya está entregada"

"Qué verdad es aquello de que Dios no tiene manos, porque tiene nuestras manos"

"Margarita Robles es una mujer creyente que es auténtica y que es creíble. Su compromiso por la causa de la paz es insobornable"

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"Has arriesgado la vida para ayudar y sostener a tanta gente". Esto le dice el Papa Francisco a Sor Lucía Caram, la monja argentino-española comprometida con la ayuda a las víctimas de la guerra de Ucrania. Desde el principio del drama hasta ahora. Porque ahí sigue, con sus corredores humanitarios y, al mismo tiempo, gritando al mundo que la guerra duele con un libro 'Invitados a reconstruir. Ucrania, la guerra y la compasión' (Plataforma Testimonio). 

Convencida de que no arriesga su vida, "porque ya está entregada", la dominica contemplativa quiere seguir siendo "las manos de Dios" en medio del infierno ucraniano, en la medida de sus posibilidades. Cuenta para ello, con el apoyo del Papa Francisco, de la Fundació del Convent de santa Clara, los voluntarios de Caixabank o sus amigos Gabriel, Juan Carlos Cruz y Jordi Bertomeu, entre otros muchos, como la ministra de Defensa, Margarita Robles, de la que habla maravillas. En cambio, echa pestes de Putin y de Kirill, el Patriarca ortodoxo de Rusia. Al primero le llama "monstruo" y al segundo, "Judas, que está profanando el nombre de Dios".

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El Papa y Sor Lucía

"Has arriesgado la vida para ayudar y sostener a tanta gente". ¿Cómo sienta una alabanza así cuando viene del Papa Francisco?

Las palabras del Papa me dan mucha fuerza. Es evidente que hemos estado ayudando a mucha gente y hemos salvado muchas vidas (es fuerte decirlo y emociona que sea real), hemos sido un instrumento para ello, pero no lo considero ni un acto heroico ni nada que pueda o que tenga que sorprender. Soy bien consciente y he podido a lo largo de estos años, ir siendo cada vez más consciente, que nuestra vida, que mi vida ya está entregada, y por ello no hay nada que perder. No lo considero un riesgo, no “siento que arriesgo”, es una gracia poder vivir lo que estamos viviendo y es un privilegio poder ayudar. Es una bendición tener el apoyo del Papa Francisco y es una un gran tesoro la fuerza que nos da la fe, que me da la fe para estar allá, para intentar crear puentes de bondad para intentar construir la paz. No tengo conciencia de que arriesgo mi vida,  yo creo que la vida ya está entregada y que en definitiva termina siendo muy real aquello de que “mi vida son mis causas y mis causas valen más que mi vida”. Hoy puedo decir con toda tranquilidad y con gratitud, como un regalo de la fe, que “mi vida son vidas” y solo puedo dar las gracias por poder estar donde estoy. Voy a seguir mientras tenga fuerzas y mientras no me falten los recursos, que los pido a Dios y los pido a todos los que me quieran ayudar.

¿Por qué y para qué escribes 'Invitados a reconstruir. Ucrania, la guerra y la compasión'?

Porque muy cerca nuestro hay un pueblo que se desangra y veo que como humanidad hemos fracasado. La paz es muy frágil y está herida de muerte. Tenemos una guerra cruel y cruenta muy cerca, y no sé si somos conscientes de lo que eso significa. He sentido la urgencia de escribir porque quería que el testimonio de aquellos a los que la guerra les ha cambiado la vida de un día para otros, los jóvenes a los que les han roto sus esperanzas, los niños a los que han destrozado su infancia, los ancianos que han visto arrasadas sus ciudades, etc. fueran escuchados sin sensacionalismos y con compasión.

Sor Lucía

Escribo porque he visto  en la guerra lo peor y lo mejor de la humanidad y de las personas: la solidaridad, la compasión como “pasión compartida”, el heroísmo, pero también el drama de la trata de personas, la corrupción extrema, la crueldad, la violencia sin límites, etc. Y todos podemos caer un una y en otra actitud.

Decía Pablo VI que “la paz es posible” y nos recordaba que “la paz depende de ti”, de los gestos cotidianos de cada uno. Me gustaría despertar conciencias, saber que al KM cero, todos podemos contribuir a la paz, porque si generamos conflictos, estos pueden convertirse en un fuego imposible de apagar. Todos podemos ser constructores y artesanos de la paz. Y me gustaría que además de empatizar nos preguntemos, como dice el Papa “Y yo ¿qué puedo hacer?” Todos podemos hacer algo para que las víctimas estén mejor. Si lo hacemos, “la esperanza no podrá fallar”

 Has palpado tres heridas: las de la vida, las de la muerte y las del amor. ¿Duelen?

Duelen y te puedo decir que hieren el alma. Es como un fuego que quema y deja heridas abiertas que arden, queman, y por momentos paralizan por la impresión. Ver las heridas y mirar a los ojos a los heridos (tanto físicos, como aquellos a los que les han arrebatado todo y han sido testigos de la crueldad) es un dolor agónico y desgarrador. Dejan cicatrices que son profundas.

He sentido la angustia y la tristeza profunda como una carga pesada. Y el grito silencioso, por ejemplo, en los hospitales, de los miles de heridos, me ha despertado. Definitivamente ese dolor, en lugar de paralizarme, me activa a buscar respuestas. Qué verdad es aquello de que Dios no tiene manos, porque tiene nuestras manos.

Sor Lucía
Sor Lucía

El dolor de la guerra es como un laberinto sin salida que lleva a muchos a la desesperación, y que nos hace a nosotros, esperar contra toda desesperanza y saber que es allí donde tenemos que estar para consolar, acompañar, ayudar…

La pasividad es incompatible con la compasión que nos moviliza y que nos hace renovar cada la decisión de no abandonarlos.

¿El dolor con rostros y nombres es más dolor?

Cuando te dan cifras y estadísticas son muy frías. Detrás de cada número hay un drama, un rostro, una historia. Esos rostros, esas historias, esos dramas, los hemos escuchado, contemplado, acogido. Y te aseguro que es verdad que su dolor es el nuestro: el mío y el de  cada uno de los que intentamos ponernos en la piel de aquellos que sufren y que además no tienen libertad.

Muchas veces pienso: yo entro y salgo del país; ellos no pueden. Y los que pueden, tienen a los que aman viviendo un drama. Tampoco pueden. Eso duele.

Compartir las historias con nombre y con rostro, es una forma poderosa de transmitir la verdad y la magnitud de la tragedia de una guerra, y espero ayude a sumar a aquellos que quieren construir la paz.

Putin es el loco de la guerra. ¿Y Kirill?

Putin y los que le rodean, y los que como él hacen la guerra, tienen las manos manchadas con sangre y son todos cómplices. Yo creo que él es un monstruo. Es una persona fría y calculadora, que no tiene sentimientos. Un personaje inhumano incapaz de la compasión y por lo mismo cruel.

Vladimir Putin y el patriararca de la Iglesia Rusa,  Kirill
Vladimir Putin y el patriararca de la Iglesia Rusa, Kirill

Kirill, creo que es el pastor que ya no tiene ni la piel de oveja: se ha convertido en un lobo y en el gran aliado de Putin. Es quien está profanando el nombre de Dios y quien pretende en su nombre decir que esta es una guerra santa. Creo que los dos son cortados con el mismo patrón, lo grave es que Kirill utilice la fe como un arma destructora. Ese es realmente el judas o el “sumo sacerdote" al que le molesta Jesús y su mensaje de encarnación y humanización de la fe.

¿Algún recuerdo ucraniano que te haya marcado especialmente?

 Muchos recuerdos y todos importantes. El más doloroso el de aquella mujer de Bucha que vio cómo mataban a su hijo de 16 años y que salió a la calle a buscar ayuda y vio que las calles de su barrio estaban sembradas con los cadáveres de sus vecinos mientras los rusos atacaban. Esta mujer nos explicaba que en medio de su desesperación regresó a casa y vio cómo los soldados rusos violaban a su hija… Su relato era desgarrador y explica lo que es esta guerra. Ella nos lo decía para que expliquemos lo que ellos están viviendo. Eran una familia normal, y en unas horas les destrozaron la vida. Nos repetía: “cada vez que lo recuerdo y que miro a mi hija, me quiero morir, pero tengo que vivir porque ella me necesita”…Son muchos y muy dolorosos los recuerdos ucranianos.

Agradecida, supongo, a los voluntarios de la Caixa y a Juan Carlos Cruz o Jordi Bertomeu y a tantos otros, que te acompañaron

En este camino me encontré con buenos amigos que me han acompañado desde el principio y la Fundació del Convent de santa Clara que me ha permitido seguir. Los primeros meses los voluntarios de Caixabank me acompañaron y con ellos abrimos corredores humanitarios. Hice grandes amigo y llevamos mucha ayuda humanitaria.

El tiempo fue pasando y la situación es más grave. Conseguimos consolidar un equipo de los que habitualmente vamos: Henry que es de Ghana, Judith, Juan Carlos Cruz y Gabriel el presidente de la Fundació del Convent. Se agradece mucho tener estos amigos y compañeros de camino, una “comunidad” que suma y que acompaña junto a mi comunidad del Convent, de monjas y laicos.

Sor Lucía
Sor Lucía

Con Mn Jordi Bertomeu y con Juan Carlos Cruz, pudimos compartir la experiencia profunda de acompañar en el duelo, en los cementerios y hospitales. Sin duda todos son una bendición en medio de la maldición que es la guerra.

¿Qué descubriste en Margarita Robles, a la que alabas en tu libro?

 La ministra de defensa Margarita Robles y el almirante Juan Martínez Núñez han sido dos personas esenciales en todo este tiempo y nunca podré agradecer suficientemente su gran compromiso e implicación. Personas auténticas y humanas hasta el extremos, si es que la humanidad tiene extremos saludables.

La Ministra se implicó en el tema humanitario desde el inicio de la guerra y lo constaté desde el momento en que fui a tocar su puerta para pedir ayuda. Encontré en ella una mujer creyente que es auténtica y que es creíble. Su compromiso por la causa de la paz es insobornable. Busca, habla, piensa -y piensa bien-, abre caminos de negociación, de mediación, luchando por la paz.

Es una mujer muy inteligente y lúcida, muy valiente, que no ahorra esfuerzos para suministrar ayuda humanitaria y para estar al lado de Ucrania, un pueblo que está siendo invadido, atacado, martirizado. Ella es bien consciente de que Ucrania está defendiendo los valores de la libertad y de la democracia, que está defendiendo las fronteras de Europa y que tenemos que apoyarlos.

Margarita Robles es una mujer íntegra, comprometida, sin doblez, y yo creo que es una mujer que tiene  una autoridad moral por la que tendría que ser escuchada en este mundo que está carente de líderes y de referentes. Ella es sin duda una persona que es un referente moral de autenticidad y de compromiso. Podría decir que es “una política como Dios manda”.

Sor Lucía y Robles

¿Por qué crees que Ucrania resucitará?

Porque la guerra, el odio, la violencia y la muerte, no pueden tener la última palabra. Es verdad que la paz está tardando demasiado, pero creo en la fuerza del resucitado, que prometió que no nos dejaría solos y que nos daría su Espíritu. Pido con fe y esperanza este es Espíritu que puede hacerlo todo nuevo.

Espero que la paz del Resucitado se instaure en los corazones y en el mundo y que veamos pronto como Ucrania resucita de la muerte que le ha causado la locura de un “monstruo” y los señores de la guerra.

¿Cómo se puede ayudar a Sor Lucía en sus proyectos de Ucrania?
Para poder continuar con los corredores humanitarios para heridos y enfermos, necesitamos ayuda económica.

Para el Hospital de Campaña nos falta muy poco, pero aun nos falta.

Para las vacaciones de 250 huérfanos, que traeremos en el mes de junio a España, también necesitamos ayuda...

Cualquier ayuda, pequeña o grande, suma.

También podéis ayudarnos a conseguir Pickups, generadores eléctricos y desfibriladores

Ayudas a Sor Lucía
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