El cardenal de Bolonia lamenta que la "tentación apocalíptica que solo ve ruinas y problemas sigue vigente" Zuppi: "Necesitamos salir y hablar con el mundo. Si sólo hablamos latín, es difícil que muchos puedan entendernos"

Conferencia de Mateo Zuppi en San Dámaso
Conferencia de Mateo Zuppi en San Dámaso

"El Papa Francisco habla con todos para abrir diálogos que estaban cerrados"

"A veces nos sentimos los últimos combatientes de una batalla que nos ve derrotados, en un mundo descristianizado"

"¿Por qué tenemos tanto miedo? Tenemos que ser constructores de comunidades, más que arquitectos. Abrir lugares de acogida, personales, de cariño"

"A veces nos sentimos los últimos combatientes de una batalla que nos ve derrotados, en un mundo descristianizado". Tras la impactante conferencia del cardenal O'Malley, el arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi, afrontó la realidad de la evangelización en las grandes ciudades, donde la Iglesia es sólo un actor más, y no el fundamental, en una sociedad cada más más laicizada.

"Hoy no somos los únicos que producen cultura, ni los primeros, ni los más escuchados. Por tanto, necesitamos un cambio de mentalidad pastoral", recalcó Zuppi, haciéndose eco de las palabras del Papa Francisco a la Curia en enero de este año. 

"El cambio de época pone serios interrogantes a nuestra fe", se cuestionó el cardenal de San't Egidio, quien también recordó las famosas palabras de Martini: "La Iglesia se ha quedado doscientos años atrás". "¿Por qué tenemos tanto miedo?", se preguntó. "Acercarse es un riesgo, pero también una oportunidad".

Buscar a la oveja, porque sentimos su falta

“¿Cómo es la gran ciudad?”, apuntó el purpurado, subrayando cómo las nuevas ciudades “plantean nuevos y específicos desafíos”, que hay que abordar. También, con las ovejas que se alejaron, “y no vamos a por ellas porque nos causa problemas”.

“No, hay que buscar a la oveja, porque sentimos su falta. De ahí nace la conversión misionera del Papa Francisco. Él habla con todos”, apuntó, recordando cómo “un cura de mi diócesis se enojó con el Papa porque habla mucho con Scalfari. Y yo digo que hablar con todos es importante, y así lo hace Francisco, para reabrir tantos diálogos que no había, o que están cerrados”.

La situación actual en las grandes ciudades, con la revolución digital “y un hombre perdido en un horizonte enorme” es también una oportunidad, un nuevo Pentecostés. “Pero sólo podemos hablar si salimos”.

Conferencia de Zuppi en Madrid
Conferencia de Zuppi en Madrid

El hombre no puede ser una isla

“El hombre vive omnipotente, pero con un sentimiento de soledad, reducido a un perfil social para que no sepamos quiénes somos y quiénes son nuestros verdaderos amigos”, indicó. “En la gran ciudad viven tantas islas, pero el hombre no puede ser una isla, aunque tenga todos los accesorios y engaños de las islas digitales”.

Y todo ello, con amor y verdad. “La verdad y el amor se necesitan uno del otro. No se pueden separar. Sin amor la verdad se vuelve fría, impersonal, opresiva para la vida concreta de la persona”.

“Necesitamos salir y hablar, como hicieron los apóstoles. Si lo hacemos así seguro que nos entenderán”, explicó Zuppi. “Si sólo hablamos latín, es difícil que muchos puedan entendernos”.

“Necesitamos dejar de hablar latín, y responder a las preguntas reales, no a las que nadie nos hace, escuchando primero, y luego hablando. Estando cerca, de arriba a abajo”.

“Tenemos tanto que decir en una gran ciudad de islas”, reveló Zuppi, pidiendo, con el Papa, “contemplar la gran ciudad”. Sin miedo a la secularización, y a decir “¿para qué tenemos que hablar con estos que no creen, o que buscan otras verdades?” “Al contrario, contemplar la muchedumbre de la gran ciudad, creer que tenemos algo que decir, que no todo está perdido. A veces nos sentimos los últimos combatientes de una batalla que nos ve derrotados, en un mundo descristianizado”, explicó.

Zuppi, con Prades, Osoro y O'Malley
Zuppi, con Prades, Osoro y O'Malley

Nosotros tenemos sed de los que buscan, con fracasos y experiencias que dejan marca, pero que no quitan la sed. Hay que ir hacia esas personas”, como Jesús con la samaritana. “Jesús tiene sed, nos busca, nos habla, dice toda la verdad”.

“Eso es lo que debemos ser: pequeños pozos cerca de la gente que tiene sed, y hacer de cada encuentro un diálogo”

"El hombre cada vez va a ser más el hombre de la comunión, no el factotum de la Iglesia. Tenemos que ser constructores de comunidades, más que arquitectos. Abrir lugares de acogida, personales, de cariño", reclamó el purpurado, quien pidió "poner en primer lugar la pastoral, y no la ideología religiosa".

Y hacerlo con convencimiento, sin pensar "cuándo se va a acabar lo de 'Hospital de Campaña'", criticó. "El hospital y el templo están al lado, son dos realidades inseparables", glosó. La Palabra y los Pobres. "Sentimos la tentación apocalíptica que sólo ve ruinas y problemas", lamentó, apuntando que el mensaje de Juan XXIII sobre los profetas de calamidades "sigue vigente". 

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