La situación en Hierro "nos hace recordar la inaceptable situación en la isla de Lampedusa" Los obispos canarios claman por una acogida "digna e integral" para los migrantes y recuerdan que "Canarias no puede afrontar sola esta contingencia"

Migrantes llegados a la isla de Hierro
Migrantes llegados a la isla de Hierro Efe

"Cientos de personas han vuelto a dormir al raso en los muelles canarios ante la falta de espacios de recepción. La escasez de intérpretes, la ausencia de información jurídica comprensible o la asistencia grupal a las personas migrantes son solo algunos ejemplos"

Piden el "máximo respeto" para la dignidad del migrante y precisan que eso significa acompañar y gobernar los flujos del mejor modo posible, "construyendo puentes y no muros, ampliando los canales para una migración segura y regular"

Los obispos canarios han expresado este domingo su máxima preocupación por la crisis migratoria y han apelado a trabajar por una acogida "digna e integral" para los migrantes y a la solidaridad del resto de comunidades autónomas, "pues Canarias no puede afrontar sola esta contingencia".

En un comunicado firmado por José Mazuelos, obispo Canariense; Bernardo Álvarez, obispo Nivariense y Cristóbal Déniz, obipo auxiliar de Canaias, se indica que la inestabilidad política en Senegal y en otros países de Sahel, la pobreza y el cambio climático están empujando a la población a salir y a arriesgar sus vidas cruzando el Atlántico con la "esperanza de un futuro mejor para sí y sus familias".

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Recuerdan que en los últimos días han llegado a Canarias más de 3.000 personas, muchas de ellas menores de edad, procedentes del continente africano.


Las imágenes de desembarcos en Canarias y las declaraciones de distintos profesionales "nos hacen recordar la inaceptable situación que se está viviendo en la isla italiana de Lampedusa y nos entristece contemplar la indiferencia de los gobiernos europeos reunidos recientemente en Granada que por desgracia han declinado abordar y dar respuesta al preocupante tema de la migración".

En opinión de los obispos, la falta de previsión, unida a la insuficiencia de infraestructuras, dificulta una acogida digna y aumentan la probabilidad de que se produzcan vulneraciones de los derechos humanos.

"Cientos de personas han vuelto a dormir al raso en los muelles canarios ante la falta de espacios de recepción. La escasez de intérpretes, la ausencia de información jurídica comprensible o la asistencia grupal a las personas migrantes son solo algunos ejemplos" afirma el comunicado de los obispos.



Añade que los centros de acogida para menores vuelven a estar saturados y las derivaciones a otras comunidades autónomas se encuentran paralizadas y apunta que tampoco se puede olvidar la tragedia de quienes pierden la vida durante la travesía..

Los obispos alertan de que paralelamente están surgiendo peligrosos discursos alarmistas que no deben permitirse y recuerdan las palabras del Papa Francisco de que “aquellos que arriesgan sus vidas en el mar no invaden, buscan ser bienvenidos”.

Piden el "máximo respeto" para la dignidad del migrante y precisan que eso significa acompañar y gobernar los flujos del mejor modo posible, "construyendo puentes y no muros, ampliando los canales para una migración segura y regular".


La Iglesia en Canarias, añade la nota, trabaja a diario con los migrantes en distintos ámbitos con el objetivo de favorecer su promoción e inclusión laboral y social y entre otras labores, cita el trabajo asistencial diario para atender las necesidades de los migrantes, la puesta en marcha de los Corredores de Hospitalidad o el acompañamiento a los internos en los CIE.

Los obispos abogan por el diálogo con las distintas administraciones públicas y actores sociales para contribuir a una acogida digna para los migrantes, por el establecimiento de vías legales y seguras para acceder a territorio europeo y por adoptar aquellas medidas que favorezcan los derechos y el recibimiento adecuado.

Apelan a crear la cultura del encuentro, a superar la fobia al extranjero, a luchar contra las mafias y favorecer el desarrollo de los países de origen y piden a la comunidad católica promover una cultura "de hospitalidad y construyendo el futuro con las personas migrantes y refugiadas, sin excluir a nadie: es Cristo mismo quien llama a nuestra puerta".

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