Cáritas presenta el informe “El coste de la vida y estrategias familiares para abordarlo” Seis millones de hogares españoles no tienen un presupuesto que les garantice una vida digna

Presentación del informe
Presentación del informe Cáritas

Cáritas Española ha propuesto a las administraciones públicas la elaboración de un Presupuesto de Referencia para unas Condiciones de Vida Dignas que "establece el presupuesto mínimo que necesita una familia para vivir con dignidad en un contexto concreto"

En medio de una "realidad asfixiante" por la subida de los precios debido a la crisis inflacionaria derivada de la guerra de Ucrania, "parece claro que las políticas sociales han de complementar los ingresos de los hogares cuando estos no son suficientes", reclama la orgaziación eclesial

Tres de cada diez hogares en España (31,5%), es decir, seis millones de hogares, no cuentan con un presupuesto que garantice unas condiciones de vida dignas, y se ven obligadas a reducir gastos elementales, Antes esta situación, fruto de la crisis inflacionaria que está viviendo España, cuando estaban aún abiertas las heridas causadas por la pandemia, Cáritas Española ha propuesto a las administraciones públicas la elaboración de "un Presupuesto de Referencia para unas Condiciones de Vida Dignas (PRCVD)".

"Se trata de un sistema de medición complementario, que permite abordar la pobreza no solo a partir de los ingresos disponibles, sino que los asocia a las necesidades básicas de los hogares", según ha señalado esta mañana la secretaria general de la institución eclesial, Natalia Peiro, durante la presentación en Madrid del informe “El coste de la vida y estrategias familiares para abordarlo”.

Según este informe, tres de cada diez hogares en España (31,5%) no cuentan con un presupuesto que garantice unas condiciones de vida dignas, de ahí la necesidad del PRCVD, que "establece el presupuesto mínimo que necesita una familia para vivir con dignidad en un contexto concreto", según señaló Thomas Ubrich, miembro del equipo técnico de la Fundación FOESSA. 

"La intención es adaptar dicho presupuesto a las características específicas de cada tipo de hogar, de forma que la pobreza no se defina de manera abstracta, atendiendo únicamente a los ingresos, sino de una forma concreta, en relación con las necesidades de los hogares”, añadió el especialiasta, que afirmó que  esos seis millones de familias han de dedicar el 85% de su presupuesto a cuestiones básicas como la vivienda, la luz, el gasto y la alimentación.

Diferentes presupuestos para diferentes ciudades

Según el informe, los hogares con graves dificultades para satisfacer sus necesidades básicas "se encuentran, sobre todo, entre los que viven en alquiler, hogares con presencia de niños y niñas en edad de estudiar, personas con discapacidad o situación de dependencia, la existencia de deudas, la ausencia de ingresos estables y el desempleo de alguno o todos los miembros activos del hogar", a lo que, añaden, "es crucial, además, considerar la brecha de género las dificultades añadidas de los hogares encabezados por una mujer sola con la responsabilidad exclusiva de la crianza de los niños”, puntualizó Ubrich.

La fuerte subida de los precios en vivienda, alimentación y transporte (la vivienda, la luz y el gas subieron en 2022 un 19%, y un 13% lo hicieron los alimentos) "está dibujando un escenario especialmente preocupante para las familias con menos recursos", asegura Cáritas, que apunta que si antes de la crisis de la inflación, los hogares con ingresos inferiores a 1.500 euros mensuales destinaban a estas tres partidas 61 euros de cada 100 que ingresaban, al terminar el año estarán le dedicarán 80 de cada 100". Las familias en peor situación -con ingresos menores a los 1.000 euros- que antes de la crisis se veían obligados a dedicar casi el 70% de esa cantidad exclusivamente a vivienda y alimentación, al finalizar el año superarán los 80 euros de cada 100.

Natalia Peiro y Thomas Ubrich
Natalia Peiro y Thomas Ubrich

Frente a esta situación, Cáritas "considera necesario que las políticas públicas aborden la pobreza y la desigualdad desde una doble perspectiva: rescatando a las familias que más están sufriendo, pero también perfeccionando el sistema de protección social a largo plazo".

Por ello, según Ubrich, “parece claro que las políticas sociales han de complementar los ingresos de los hogares cuando estos no son suficientes, facilitar el acceso a puestos de trabajo estables y de calidad de modo que se evite la precariedad laboral, y promover el acceso a una vivienda digna y adecuada, mediante una política pública de vivienda. También las políticas de inversión en sanidad, educación y atención a la dependencia resultan fundamentales para que los hogares en situación de carencia no se vean en una trampa de pobreza en la que las estrategias que se ven obligados a implementar en el corto plazo limitan su capacidad de salir de la pobreza en el medio y largo plazo”.

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