Crispín Kabeya, cura negro para la parroquia de Fátima de Gijón "Hay escasez de sacerdotes en Asturias"

Si a Crispín Kabeya le hubieran dicho hace tres años cuando llegó a España que sería nombrado vicario parroquial de la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, en La Calzada, no se lo habría creído. Procedente de la República Democrática del Congo (antigua Zaire), aterrizó en Salamanca para cursar los estudios de Derecho Canónico. Gracias a la ayuda de la asturiana Rosario Alonso, hermana claretiana en el país africano, Crispín Kabeya llegó a Covadonga para ayudar en los oficios religiosos durante la Semana Santa y el periodo estival. Lo entrevista El Comercio.

A lo largo de estos tres años, el sacerdote congoleño alternó las estancias estudiantiles en Salamanca con la presencia estival en Covadonga. Así hasta este verano, en el que recibió dos buenas noticias. Por un lado, la finalización de la licenciatura en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca, lo que le motivó a decantarse por continuar sus estudios en España, esta vez para la obtención del doctorado. La segunda llegó la pasada semana, cuando el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, le comunicó su nombramiento como vicario parroquial de la iglesia de Nuestra Señora de Fátima. Crispín Kabeya apura sus últimos días en Covadonga antes de incorporarse a su nuevo destino, previsiblemente la próxima semana, una vez que concluya la novena en honor de la Virgen.

-¿Contento con su nuevo cargo en Fátima?

-Sí, aunque todavía no conozco la parroquia. Tengo que ponerme en contacto con el párroco, José María Díaz Bardales, y hablar con él sobre mis nuevas responsabilidades. Aunque no creo que para mí sea un problema, ya que me desplazaba a Covadonga todos los veranos para ayudar, a pesar de no tener un cargo.

-Fue nombrado directamente por el arzobispo. Será un motivo de orgullo.

-Claro. Como cualquier sacerdote, tengo que obedecer las decisiones del arzobispo. Personalmente, no tenía ninguna preferencia. Lo único que estaba esperando es que el arzobispo me enviara a cualquier parroquia para ayudar.

-Trasladarse de Covadonga a Gijón supone un cambio muy grande en muchos aspectos.

-Sí, porque Covadonga es un sitio silencioso. Ahora tengo que acostumbrarme lo más rápido posible a mi nuevo destino. Todos los sacerdotes debemos aceptar cualquier misión que nos dé nuestro superior, en este caso el arzobispo.

-Pero pasa del centro religioso más importante del Principado a una parroquia en la ciudad más grande de Asturias.

-Ya tengo experiencia de ser sacerdote en parroquias. Antes de venir a España, en mi país tenía tres parroquias a mi cargo, así que la vida parroquial no me es extraña. Eso sí, los españoles no tienen la misma mentalidad que los congoleños. Por eso hay que descubrir a los nuevos feligreses, el nuevo párroco y el espíritu de la iglesia de Fátima. No conozco Gijón, lo que supone que voy a tener que hacer un esfuerzo.

-¿Cuál va a ser su función en la parroquia de Fátima? ¿Variará respecto a lo que venía haciendo en Covadonga?

-Hay un párroco, José María Díaz Bardales, que es el pastor propio de los fieles. Yo le serviré de ayuda. Ahora tenemos que acordar los harios de trabajo. No obstante, el trabajo diario del vicario depende del párroco.

-¿Cuándo tiene previsto ponerse en contacto con Díaz Bardales?

-Le llamaré después de la novena, seguramente este fin de semana, para organizarme e irme a Gijón. El objetivo es que este mismo mes ya esté trabajando en la parroquia de Fátima.

-La última reestructuración de la Iglesia asturiana pone de manifiesto la escasez de sacerdotes.

-No conozco mucho la realidad de la Diócesis de Oviedo, pero es verdad que hay una escasez de sacerdotes, ya que el seminario es la fuente. En los últimos años no se ordenan muchos sacerdotes y los que ya están en el Ministerio son mayores.

-Va a compaginar su labor como sacerdote con sus estudios del doctorado. ¿Cómo tiene previsto llevarlo a cabo?

-Esto también depende de mi conversación con el párroco de Fátima. No obstante, mi primer objetivo son los estudios, ya que mi obispo me mandó a España para estudiar, y el arzobispo lo sabe muy bien. En principio, tengo clase en Salamanca en febrero y mayo.

-Ahora que es vicario parroquial, ¿se plantea continuar en España una vez terminado el doctorado?

-No sabía que iba a estar en una parroquia, pero mi objetivo es regresar al Congo. En principio iba a volver tras la licenciatura, pero el arzobispo me pidió seguir en Asturias hasta el doctorado. Así que en un principio me quedan unos cinco años en España antes de la defensa de la tesis doctoral.

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