Entrevista al president de la Generalitat de Catalunya
Salvador Illa: "Quien quiera identificar la fe con determinada tendencia política, se equivoca"
Recomiendan a las personas mayores que sigan sin acudir a los templos
Los obispos españoles asumen, y aceptan, las fases para la desescalada decretadas por el Gobierno, y proponen a las diócesis que mantengan el criterio de abrir los templos desde este 11 de mayo en un tercio de su capacidad, siguiendo las normas y evitando caer en inútiles disputas políticas.
Al tiempo, siguen dispensando de la participación en la misa dominical y piden expresamente a las personas mayores o enfermas que se abstengan de acudir a los templos por el momento. Las pilas de agua bendita seguirán vacías, no habrá coros ni hojas de canto; los cepillos se colocarán al final del templo; la comunión se hará en silencio (se recomienda a los curas mayores no impartirla, y el cura deberá desinfectar sus manos antes y después de distribuir la comunión); se deberá procurar un desalojo desordenado tras las celebraciones y desinfectar continuamente bancos y objetos de liturgia.
En cuanto a los sacramentos, se podrán celebrar confesiones, pero en espacios amplios y con ambos -confesor y fiel- con mascarillas. El agua del bautismo deberá salir de un recipiente "al que no retorne el agua utilizada". Los anillos y arras de las bodas sólo podrán ser manipulados por los contrayentes, mientras que los funerales seguirán los criterios de la misa dominical.
Se podrán celebrar confesiones, pero en espacios amplios que garanticen la distancia entre el sacerdote y el fiel, al mismo tiempo que la privacidad de la conversación. Ambos deberán ir provistos de mascarillas. «En la administración del agua bautismal, hágase desde un recipiente al que no retorne el agua utilizada, evitando cualquier tipo de contacto entre los bautizandos. En las unciones se puede utilizar un algodón o bastoncillo de un solo uso, incinerándose al terminar la celebración», abunda la nota difundida por los obispos españoles.
"Todos estamos llamados a ser responsables en la convivencia para evitar en lo posible la expansión de la enfermedad y ayudar a los pobres y a quienes más padezcan las consecuencias de esta pandemia", afirma la Comisión Ejecutiva en una nota -convenientemente filtrada, de madrugada, por quien no está de acuerdo con la misma a un bloguero muy determinado. Dios los cría...-, titulada 'Ante el inicio de la salida del confinamiento'.
"Nos alegra y damos gracias a Dios de que la enfermedad vaya siendo controlada y pueda iniciarse, aún con reservas y precauciones, la recuperación de las actividades habituales de nuestra vida común. Tras este tiempo de dolor y sufrimiento a causa del fallecimiento de seres queridos y de los graves problemas sanitarios, sociales, económicos y laborales, hemos de afrontar esta situación con esperanza, fomentando la comunión y sintiéndonos llamados a ejercer la caridad personal, política y social", apunta el escrito, que ofrece una normativa general tanto para la participación en la misa como para la apertura de templos y locales adjuntos.
También, se dan normas para la comunión, la ubicación de los fieles, el canto, las confesiones y algunos ritos, como la exequias, el intercambio de anillos en los matrimonios, la unción de enfermos o la ceniza a los confirmandos. Se nota un cierto alivio en el episcopado español, especialmente después de comprobar cómo, a diferencia de lo sucedido en Francia o Italia, el Gobierno no ha prohibido el culto sine die ni puesto trabas a su celebración, más allá del aforo y de las normas higiénico-sanitarias generales para toda la población.
"Después de semanas sin expresar comunitariamente nuestra fe en templos y locales parroquiales, queremos recuperar progresivamente la normalidad de la vida eclesial", apunta la nota, que mantiene, "en esta fase de transición" la propuesta de "dispensar del precepto de participar en la Misa dominical y sugerimos a personas de riesgo, mayores y enfermos, que consideren la posibilidad de quedarse en casa y sigan las celebraciones por los medios de comunicación".
Al tiempo, piden a "sacerdotes y colaboradores que hagan un esfuerzo por facilitar la celebración y la oración, cuidando las medidas organizativas e higiénicas", siempre "a expensas de las normas de las autoridades sanitarias". También, los obispos "pedimos especialmente por los investigadores a fin de que alcancen un remedio a la pandemia".
En lo concreto, la Conferencia Episcopal ofrece cuatro fases, las mismas planteadas por el Gobierno. Son estas:
Fase 0: Mantenemos la situación actual. Culto sin pueblo. Atención religiosa personalizada poniendo atención especial a los que han perdido a seres queridos. Preparamos en cada diócesis y parroquias las fases siguientes.
Fase 1: Se permite la asistencia grupal, pero no masiva, a los templos sin superar el tercio del aforo, con eucaristías dominicales y diarias. Quizá con preferencia al acompañamiento de las familias en su duelo.
Fase 2: Restablecimiento de los servicios ordinarios y grupales de la acción pastoral con los criterios organizativos y sanitarios –mitad del aforo, higiene, distancia– y medidas que se refieren a continuación.
Fase 3: Vida pastoral ordinaria que tenga en cuenta las medidas necesarias hasta que haya una solución médica a la enfermedad.
Tras prorrogar la dispensa del precepto dominical, invitando a mayores y enfermos a "no salir de sus domicilios", los obispos hacen suyo el "aforo máximo de los templos" (1/3 en la primera fase y 1/2 en la segunda) y piden respetar la distancia de seguridad. También, como anunció RD, "procurar aumentar el número de celebraciones" para "descongestionar los templos".
Las puertas de las iglesias se mantendrán abiertas a la entrada y salida de las celebraciones, "para no tener que tocar manillas o pomos", y se ofrecerá gel hidroalcohólico.
En cuanto a las dependencias parroquiales, se permitirá su uso en la segunda fase, siguiendo "las pautas utilizadas para las reuniones culturales previstas por el ministerio de sanidad que consiste en un máximo de 1/3 de aforo en lugares cuyo aforo habitual es de 50 personas, respetando la distancia de seguridad y la utilización de mascarillas. b) En la tercera fase el aforo pasa a ser de 1/2 en lugares de un aforo habitual de 50 personas y de 1/3 en lugares de un aforo habitual de 80 personas en las mismas condiciones de distancia y utilización de mascarillas".
La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española quiere expresar al Pueblo de Dios y a toda la sociedad española:
1. Nos alegra y damos gracias a Dios, de que la enfermedad vaya siendo controlada y pueda iniciarse, aún con reservas y precauciones, la recuperación de las actividades habituales de nuestra vida común. Tras este tiempo de dolor y sufrimiento a causa del fallecimiento de seres queridos y de los graves problemas sanitarios, sociales, económicos y laborales, hemos de afrontar esta situación con esperanza, fomentando la comunión y sintiéndonos llamados a ejercer la caridad personal, política y social.
2. Compartimos el dolor de miles de familias ante los fallecimientos causados por esta pandemia. Hemos orado por su eterno descanso y por el consuelo de familiares y amigos; queremos expresar nuestro deseo de celebrar en las próximas semanas las exequias con quienes lo soliciten en cada parroquia, y, más adelante, en una celebración diocesana para manifestar la esperanza que nos ofrece el Resucitado.
3. Agradecemos de nuevo el trabajo realizado con generosa entrega por tantas personas de los servicios sanitarios y de numerosas actividades que hacen posible la vida cotidiana en nuestra sociedad. De forma especial, reconocemos la disponibilidad y el servicio de los sacerdotes, consagrados y laicos en estas semanas.
4. Continuaremos impulsando con las personas que se ven afectadas por la crisis económica y social, el trabajo de Cáritas y de otras instituciones eclesiales para paliar estas consecuencias de la pandemia. Ofrecemos los principios de la Doctrina Social de la Iglesia y la acción de los católicos en la reconstrucción de la vida social y económica, siguiendo el “plan para resucitar” del papa Francisco.
5. Después de semanas sin expresar comunitariamente nuestra fe en templos y locales parroquiales, queremos recuperar progresivamente la normalidad de la vida eclesial. En esta fase de transición, mantenemos la propuesta de dispensar del precepto de participar en la Misa dominical y sugerimos a personas de riesgo, mayores y enfermos, que consideren la posibilidad de quedarse en casa y sigan las celebraciones por los medios de comunicación. Pedimos a los sacerdotes y colaboradores que hagan un esfuerzo por facilitar la celebración y la oración, cuidando las medidas organizativas e higiénicas. Las personas que acudan a la iglesia para las celebraciones o para oración personal, deben hacerlo siguiendo las pautas y recomendaciones que unimos a esta nota, siempre a expensas de las normas de las autoridades sanitarias.
6. Instamos a las autoridades de las diversas administraciones públicas, a los partidos políticos y organizaciones empresariales y sindicales, a otras asociaciones e instituciones, así como a todos los ciudadanos, al acuerdo y colaboración en favor del bien común. Todos estamos llamados a ser responsables en la convivencia para evitar en lo posible la expansión de la enfermedad y ayudar a los pobres y a quienes más padezcan las consecuencias de esta pandemia.
7. Nos unimos en la oración común que afianza la fraternidad, suplicamos la gracia del Señor y la luz del Espíritu Santo para discernir lo que Dios nos quiere decir en esta circunstancia; pedimos especialmente por los investigadores a fin de que alcancen un remedio a la pandemia. Nos ponemos bajo la protección materna de la Inmaculada patrona de España.
Madrid, 29 de abril de 2020
MEDIDAS DE PREVENCIÓN PARA LA CELEBRACIÓN DEL CULTO PÚBLICO EN LOS TEMPLOS CATÓLICOS DURANTE LA DESESCALADA DE LAS MEDIDAS RESTRICTIVAS EN TIEMPO DE PANDEMIA
El coronavirus continúa propagándose por España. Dada la grave responsabilidad que supone, para todos, prevenir el contagio de la enfermedad, proponemos estas disposiciones, aconsejando máxima prudencia en su aplicación que cada Diócesis habrá de concretar. Será necesaria una evaluación continuada que permita valorar su puesta en práctica y modificación en las situaciones que sea necesario, teniendo en cuenta lo que la autoridad sanitaria disponga en cada momento.
1. Fases de aplicación
Fase 0: Mantenemos la situación actual. Culto sin pueblo. Atención religiosa personalizada poniendo atención especial a los que han perdido a seres queridos. Preparamos en cada diócesis y parroquias las fases siguientes.
Fase 1: Se permite la asistencia grupal, pero no masiva, a los templos sin superar el tercio del aforo, con eucaristías dominicales y diarias. Quizá con preferencia al acompañamiento de las familias en su duelo.
Fase 2: Restablecimiento de los servicios ordinarios y grupales de la acción pastoral con los criterios organizativos y sanitarios –mitad del aforo, higiene, distancia– y medidas que se refieren a continuación.
Fase 3: Vida pastoral ordinaria que tenga en cuenta las medidas necesarias hasta que haya una solución médica a la enfermedad.
2. Disposiciones de carácter general
3. A la entrada de la celebración
4. A tener en cuenta durante la liturgia
5. A la salida de la celebración
6. Otras celebraciones
7. Visitas a la Iglesia para la oración o adoración del Santísimo
8. Utilización de dependencias parroquiales para reuniones o sesiones formativas
9. Propuesta de inicio de puesta en marcha de estas medidas
Según las indicaciones recibidas, se comenzará la aplicación de estas medidas desde el lunes 11 de mayo, para que en las celebraciones del domingo 17 de mayo, tengamos una evaluación y una experiencia suficiente de los días anteriores.
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