La Iglesia española ofrece sus instalaciones a las autoridades locales, regionales y estatales Templos reconvertidos en albergues, comedores, hospitales... y escuelas: una Iglesia samaritana durante el coronavirus

Un descanso para los sin techo en la iglesia de Santa Anna de Barcelona
Un descanso para los sin techo en la iglesia de Santa Anna de Barcelona Jordi Cohen

La práctica totalidad de las diócesis puso a disposición de las autoridades sus inmuebles para atender a los más desfavorecidos, acoger a sanitarios o a militares de la UME 

Toledo, Valencia, Madrid, Valladolid, Granada, Ourense, Palencia, Burgos, Mallorca, Soria, Lérida, Segorbe-Castellón, Cartagena, Pamplona-Tudela, Mérida-Badajoz... una iglesia samaritana y que da trigo

Una Iglesia de puertas abiertas. El sueño del Papa Francisco se ha hecho realidad, por la vía de los hechos, durante esta pandemia. Y es que, durante estos meses, la Iglesia española ha puesto a disposición de las autoridades locales, autonómicas y estatales sus instalaciones para cualquier uso médico, social o educativo que pudiera derivarse de las necesidades surgidas por el coronavirus.

Templos, sacristías, seminarios, albergues... se han transformado en escuelas, comedores, hospitales de campaña o residencias para enfermos. Ahora, con la vuelta al cole, y como informó RD, la Conferencia Episcopal ha ofrecido sus instalaciones para convertirse en aulas si fuera preciso. En Valencia o Mallorca, el ofrecimiento ha sido acogido. En otras partes de España, se está negociando.

Una forma de, como pedíamos en su día desde estas páginas, convertirse en una institución samaritana y que diera trigo a una sociedad sufriente. A ello hay que sumar la tarea impagable que ya se venía realizando a través de las Cáritas parroquiales, o en proyectos de Iglesia-hospital de campaña como los templos de San Antón, en Madrid, o Santa Anna, en Barcelona. 

Una Iglesia samaritana

Los seminarios se convirtieron en albergues

A lo largo de la cuarentena y durante la nueva normalidad, se han reconvertido multitud de espacios. Muchos seminarios han cambiado su aspecto reconvirtiéndose en albergues para personas sin hogar, como el Seminario Menor de Palencia (cuyo obispo, Manuel Herrero, fue uno de los tres prelados afectados por el virus) donde se habilitaron treinta habitaciones individuales y aisladas o en Valladolid donde ofrecieron dos de los edificios más emblemáticos de la diócesis: el Centro Diocesano de Espiritualidad y el Seminario Diocesano.

También en Sevilla, Juan José Asenjo ofreció las instalaciones del Seminario para acoger a los enfermos víctimas de la epidemia del coronavirus. En Granada se puso a disposición de las autoridades sanitarias el edificio del Seminario Mayor “San Cecilio” y en Lugo se ofreció a las autoridades civiles las instalaciones del Seminario Diocesano para acoger al personal sanitario. 

En Burgos, el Seminario de San José ha acogido temporalmente el albergue para personas sin hogar. Cáritas y el Ayuntamiento de Burgos tomaron la decisión de trasladar el albergue municipal para personas sin hogar a este espacio para atender a las nuevas necesidades creadas por el coronavirus.

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Militares en Soria

El seminario de Soria acogió a decenas de militares de la Unidad Militar de Emergencia desplazados a la provincia dentro de la Operación Balmis. O los jesuitas de Lérida, que transformaron la parroquia Sant Ignasi de Loiola en albergue para los temporeros sin techo en mayo. El Obispado de Ourense, por su parte puso a disposición de la Subdelegación del Gobierno en Ourense la Casa Diocesana de Ejercicios para cualquier uso que pudiera servir ante las medidas adoptadas por el coronavirus.

La diócesis de Segorbe-Castellón puso a disposición de las autoridades sanitarias y del ayuntamiento de Segorbe las instalaciones de la parte residencial del seminario y el Seminario de la Diócesis de Urgell acogió personas mayores de la Residencia asistida y de la unidad sociosanitaria de la Fundación Sant Hospital (FSH) de La Seu d'Urgell.

El arzobispo de Mérida-Badajoz, Monseñor Celso Morga Iruzubieta ofreció todas las instalaciones de la Archidiócesis para todo lo que se necesitaba en la lucha contra el coronavirus. En Huelva se ofreció a la delegación del Gobierno, desde el primer momento de la crisis, la Casa de Espiritualidad de la Virgen de la Cinta para personas sin hogar con dificultades de movilidad.

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Alojamiento para médicos, enfermeros y enfermeras

En Toledo se transformó la Casa Diocesana de Ejercicios como alojamiento para médicos, enfermeros y enfermeras, policía, militares o miembros de protección civil, así como 40 plazas del Seminario Mayor y la Catedral que ofreció el claustro del templo para instalar algún centro de atención a los afectados. En Madrid, entre muchísimas cosas, la Parroquia de Santa Rosalía acondicionó sus locales para acoger a migrantes que se habían quedado sin ingresos. En la Archidiócesis de Pamplona y Tudela la Casa de Ejercicios de Burlada recibió a curados por coronavirus. El convento acogió a los pacientes hasta el final de su aislamiento antes de volver a sus casas

En Valencia, el arzobispo, cardenal Cañizares ofreció al presidente de la Generalitat Valenciana, las casas de ejercicios y los templos que fuesen necesarios para la asistencia sanitaria que se requería. La casa de espiritualidad Coto Dorda fue otro de los recursos que el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, puso al servicio del Ayuntamiento cartagenero. En Mallorca personas sin techo fueron acogidas en el espacio Casa Vida de la Parroquia Molinar, fruto de un convenio entre la Fundación Social La Sapiencia y el Consejo de Mallorca. 

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