Desgarradora segunda sesión de víctimas de abusos en el Parlament de Catalunya "Nunca olvidaré a ese hombre que por la mañana daba misa, y luego me violaba"

Comisión de investigación en el Parlament de Catalunya
Comisión de investigación en el Parlament de Catalunya Parlament de Catalunya

Sisa: “Suena aberrante todo, y no quiero dar detalles. Pero es cierto. Otro capellán me hacía contárselo todo en confesión y yo me daba cuenta de que dentro del confesionario se masturbaba con mi relato y me obligaba a darle mil detalles”

Los testimonios han reiterado su "frustración" e "impotencia" porque, pese a haberse atrevido a denunciar, no han recibido ninguna respuesta satisfactoria, ni de los obispados ni de ningún miembro de la cúpula eclesiástica

Los supervivientes han coincidido en pedir mejoras legislativas para impedir que haya plazos de prescripción para este tipo de agresiones sexuales, pues la mayoría de víctimas -un 85 % hombres- tardan décadas en atreverse a denunciar e interiorizar lo ocurrido

Víctimas de la pederastia en la Iglesia han comparecido este lunes ante la comisión creada en el Parlament sobre este asunto, donde se han podido oír testimonios como el de Joan Sisa, que sufrió violencia sexual durante alrededor de tres años: "Nunca olvidaré a ese hombre que por la mañana daba misa y luego me violaba".

Un nuevo grupo de testigos y víctimas ha comparecido en la segunda sesión de la comisión especial del Parlament para pedir justicia y dar fe de las atrocidades vividas a manos de capellanes de instituciones católicas que les sometieron a agresiones sexuales.

Sisa, que ha intervenido de forma telemática, ha explicado que los primeros abusos ocurrieron durante un castigo en el pasillo y mientras sus compañeros dormían.

El ex residente de una institución católica escolar ha denunciado la “depravación” que aún hoy no es capaz de explicarse por parte de los curas del lugar.

“Suena aberrante todo, y no quiero dar detalles. Pero es cierto. Otro capellán me hacía contárselo todo en confesión y yo me daba cuenta de que dentro del confesionario se masturbaba con mi relato y me obligaba a darle mil detalles”, ha añadido.

Los testimonios han reiterado su "frustración" e "impotencia" porque, pese a haberse atrevido a denunciar, no han recibido ninguna respuesta satisfactoria, ni de los obispados ni de ningún miembro de la cúpula eclesiástica.

Este es el caso de Esther Pujol, que se atrevió a denunciar una agresión sexual durante unas colonias escolares sin obtener respuesta.

"Nunca nos han pedido perdón. Nunca hemos recibido una reparación. Estamos muy solos", ha denunciado Pujol, de la plataforma Tolerancia 0, quien ha querido dejar claro que tampoco la clase política está a la altura con el asunto.

"No sabía si venir o no, la verdad. Sé que esta comisión parlamentaria tampoco servirá para nada", ha lamentado la mujer, que ha contado las secuelas que sigue sufriendo a día de hoy por el "trauma" de la violación sucedida cuando solo tenía 10 años y que no empezó a digerir como para poder denunciarla hasta los 40.

Los testimonios han coincidido en pedir mejoras legislativas para impedir que haya plazos de prescripción para este tipo de agresiones sexuales, pues la mayoría de víctimas -un 85 % hombres- tardan décadas en atreverse a denunciar e interiorizar lo ocurrido.

Ante preguntas de los diputados sobre qué puede hacer la Administración por ellos, han reclamado más medidas de prevención en todos los ámbitos, así como de reparación tras los hechos, y con su correlativo montante presupuestario suficiente.

"Es insultante los pocos recursos que existen. No sé que habría sido de mi si no hubiera podido tener acceso a terapia para sanar mi shock y mi trauma", ha apuntado Pujol.

También han echado en cara a los diputados que algunos grupos votaran en contra de pedir la obligatoria comparecencia en la comisión de altos cargos de la Iglesia Católica.

Las víctimas que han comparecido en esta segunda sesión sufrieron abusos en instituciones como el hospicio Llars Mundet de Barcelona o el preventorio de la Sabinosa de Tarragona, entre otras.

"Estamos hartos y estamos cabreados. No creo en la Iglesia Católica como representante de Jesús en la tierra, pero os digo algo, no han conseguido acabar con mi fe", ha finalizado una de las víctimas. 

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