Los obispos españoles denuncian que dos millones de mayores viven solos "La soledad en España tiene las dimensiones de una auténtica epidemia"

La soledad, una de las nuevas pobrezas
La soledad, una de las nuevas pobrezas

“Acompañar en la soledad” es el lema de la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra en todo el mundo el 11 de febrero, en la que los obispos quieren ayudar “a mentalizarnos y hacer visible tanta soledad invisible”

“La soledad es una de las principales causas de exclusión social”, añade el Departamento de Pastoal de la Salud, que incide en que “la soledad es una auténtica fuente de sufrimiento”

“La soledad en España tiene las dimensiones de una auténtica epidemia”. La denuncia de los obispos españoles refleja una realidad que demuestran los datos, según los materiales hechos públicos hoy por la CEE para la Jornada Mundial del Enfermo: “Según el Instituto Nacional de Estadística, se estima que en España hay 4,7 millones de hogares unipersonales. Dos millones de personas mayores de 65 años viven solas. Más de 850.00 mayores de 80 años viven solos y muchos presentan problemas de movilidad”.

A esas cifras hay que sumar “otras formas de soledad, la de quienes están ingresados en los hospitales o la de las familias con miembros con una enfermedad mental grave” lo que demuestra, afirma la Iglesia española “lo acuciante de reflexionar para buscar el modo de aliviar tanta soledad”.

Precisamente, “Acompañar en la soledad” es el lema de la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra en todo el mundo el 11 de febrero, en la que los obispos quieren ayudar “a mentalizarnos y hacer visible tanta soledad invisible”.

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Personas "invisibles para la sociedad"

Por ello, frente a la “soledad sana y necesaria” que permite “conocerse y a escuchar la voz de Dios, que habla en el silencio”, se atisba cómo “más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas y, frente a quienes lo hacen por decisión personal, muchas viven aisladas, sin protección e invisibles para la sociedad”.

Una de cada tres personas dicen sentirse solas en nuestro mundo occidental, lo que se traduce en “situaciones particularmente dolorosas: hombres o mujeres que mueren solos en sus casas y tardamos semanas en descubrirlo. Y el número de personas que sufren la soledad no deja de crecer”, constatan los obispos.

“La soledad es una de las principales causas de exclusión social”, añade el Departamento de Pastoal de la Salud, que incide en que “la soledad es una auténtica fuente de sufrimiento”.

“Cuando el hombre se siente solo, experimenta el infierno. El número de personas que se sienten solos sigue creciendo, al igual que el número de aquellos que están atrapados en el egoísmo, la tristeza, la violencia destructiva y la esclavitud al placer y dinero. Por otro lado cuando el hombre siente que no está siendo abandonado, entonces puede enfrentarse a todo tipo de dificultades y fatigas”, concluyen los materiales.

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