Desayuna conmigo (miércoles, 26.8.20) Ancianos desamparados

Virus y más virus

Hermanitas-de-los-Pobres-Papa-Francisco
El día de hoy también me trae muy gratos recuerdos de cuando, en la primavera del año 1966, me tocó dar unos ejercicios espirituales a una comunidad de Hermanitas de los ancianos desamparados cerca de Béjar. Fue aquella una experiencia duradera, tanto que la recuerdo como si estuviera ocurriendo ahora mismo. La impresión que aquellas monjitas me dejaron fue sublime por el cariño y la devoción con que se entregaban al cuidado personal y espiritual de unos ancianos en cuyos rostros no solo se reflejaba una cierta soledad familiar, sino la austeridad de toda una vida difícil, transcurrida por lo general en la zona sur de la provincia de Salamanca. De hecho, no podía ver en ellos más que la imagen de los ancianos de mi propio pueblo, atendidos por lo general a partes iguales por sus hijos, con la diferencia de que muchos de estos últimos eran considerados como una carga que imponían las costumbres y los escasos medios económicos, mientras que aquellos, afortunados, eran unos ancianos realmente amados y mimados como encarnación divina por obra y gracia de la sacrificada vocación de unas mujeres entregadas por completo a sus semejantes.

Sobre+todo+resplandece+la+bondad

Todo esto viene a cuento porque hoy celebramos la muerte de la monja española santa Teresa de Jesús Jornet, ocurrida en 1897 a la edad de 60 años. Hablamos de la fundadora de las Hermanitas de los ancianos desamparados de Barbastro. Ella había crecido en un huerto familiar de densa religiosidad, pues varios de sus miembros habían optado por la “consagración religiosa”. Su nombre, cuya referencia etimológica connota “milagros”, la refiere tanto a la gran santa reformadora de Ávila como a su propia obra. Estudió para maestra en Lérida e ingresó, después, en las clarisas de Briviesca de Burgos. No estando permitido en esa época hacer votos, se hizo terciaria carmelita y se dedicó a la enseñanza. Tras ello, vino la realización de su gran vocación, la de atender como a seres humanos a tantos mayores desvalidos y abandonados.

hqdefault

Hay en su vida un detalle que debería hacernos reflexionar seriamente en estos tiempos de tanta propaganda y promoción de intereses que, en sí, nada tienen que ver con el cristianismo. Me refiero a que “antes de fallecer en Liria el 26 de agosto de 1897, dejó dicho y escrito que no quería canonizaciones dentro de la orden si con el paso del tiempo hubiera Hermanitas canonizables e indicó que no deseaba que se gastara dinero y recursos en proponer la subida a los altares de nadie. Por ello, su proceso de beatificación se alargó tanto en el tiempo que, luego, resultó tan rápido, debido a la sensibilidad del pueblo y a las manifestaciones sobrenaturales frecuentes”. Contraviniendo sus deseos, ella fue beatificada el 27 de abril de 1958 por Pío XII y canonizada por Pablo VI el 27 de enero de 1974. Seguro que desde el cielo asistió a esos actos atónita y divertida.

CJRAs7TUEAAn2qI

Los seguidores de este blog saben muy bien que para este humilde cronista todo el que muere es “santo”, pero no por su vida, que pudo ser ejemplar y que, en ese sentido, seguro que influyó favorablemente en la vida de otros muchos, sino porque la muerte es el paso definitivo del tiempo a la eternidad, de la personalidad humana que poseemos a la personalidad divina que se nos regala. Es decir, todos los muertos están en Dios y, por ello, todos son santos. ¿Para qué sirve la canonización eclesial? No para que veneremos a algunos muertos, pues todos son venerables por lo dicho, sino para hacer propaganda, aunque sea buena, de las bondades de una vida ejemplarmente cristiana. Pero solo para eso. Según nuestra protagonista, no hace falta gastarse dinero para reconocer esa ejemplaridad. Y lo decía ella, que sabía muy bien sacarle partido al dinero para atender como era debido a sus ancianos desamparados. Durante los ejercicios espirituales a los que he aludido, tuve tiempo de charlar con la priora sobre las dificultades para conseguir lo necesario a fin de que a sus ancianos no les faltara nada.

images (1)

La verdad es que, en este contexto, si el coronavirus nos hubiera cogido con miles de hogares para los “ancianos desamparados” a que se dedican las Hermanitas, otro gallo nos habría cantado durante esta epidemia. Seguro que ellas habrían sido las víctimas más directas, víctimas mártires, pero los ancianos, que fueron la inmensa mayoría de los muertos por el coronavirus, no se habrían visto en las terribles circunstancias en que tuvieron que decir adiós a este mundo.

El día parece, por lo demás, querer ahogarnos en virus, pues hoy se celebra el día internacional contra el Dengue, el transporte de cuyas cuatro variedades no somos las personas, como en le caso del coronavirus, sino los mosquitos infectados. Pacientes hubo que padecieron sus cuatro variedades, la peor de las cuales es la hemorrágica, como, al parecer, pacientes hay ya que padecen más de una variedad del coronavirus.

4SOLNJKD5FBGRILJNRUJ6L5RTY

El dengue provoca síntomas parecidos a los de una gripe: fiebre, dolores musculares y de cabeza, escalofríos, náuseas y vómitos. En ocasiones, puede evolucionar hasta convertirse en un cuadro potencialmente mortal, llamado dengue hemorrágico, el más grave. Es una enfermedad muy extendida en zonas tropicales del planeta. Cada año se producen unos cuatrocientos millones de casos en el mundo, de los que unos quinientos mil corresponden a la variedad más grave, la del dengue hemorrágico, con el resultado de unas veinticinco mil muertes.

puerto-hurraco-en-agosto-pablo-garcia-y-baldesca-samper

Hablando de muertes, impacto tan frecuente en nuestros pueblos y ciudades debido a que, por el cumplimiento estadístico de la edad, cada día mueren en todo el mundo unas trescientas mil personas, no podemos pasar hoy por alto la salvajada que unos hermanos, con los sentimientos humanos agostados, cometieron un día como hoy de 1990 en Puerto Hurraco, pueblo estigmatizado como muestra de la bestial España profunda, donde mataron a tiros indiscriminadamente a nueve personas. ¡Ojalá que tan deleznable aberración nos recuerde que debemos tener a raya la bestia que anida en cada uno de nosotros!

Juan-Pablo-I

Contrasta poderosamente con ese día el recuerdo de que también un día como hoy, pero de 1978, fue elegido papa Juan Pablo I, el papa que transformó en los pocos días de su pontificado el evangelio de Jesús en sonrisa y convirtió su mensaje en alegría. Seguro que el Espíritu Santo, que también pudo equivocarse, pensó que aquellos pocos días eran suficientes para realizar su gran misión pastoral, y nos lo arrebató para enriquecer con él la Iglesia celestial. No hay duda de que él imprimió en esta Iglesia de nuestros quebraderos de cabeza la impronta imborrable de la sonrisa y la alegría.

La misma alegría que en algunos países, sobre todo en EE.UU. e Iberoamérica, sienten hoy con la celebración del “día del perro”, el amigo más fiel del hombre. Cierto que los perros dan mucho trabajo y preocupaciones y que producen gastos, pero su gran aporte a los seres humanos son la compañía y la alegría de vivir. En el mundo hay como unos trescientos millones de perros grandes y pequeños, pero todos son muy cariñosos y están dispuestos a servir a sus amos de formas inimaginables. Hay perros policías, bomberos, lazarillos, de compañía, muchos de los cuales, protagonistas de tantos selfies, son todo un boom en Instagram. Amemos a nuestros perros, cuidémosles como es debido y, llegado el momento, no los abandonemos como hacemos con nuestros propios mayores para nuestra gran vergüenza.

d7ccbf100c77afbb924f6cbd16087847

En resumen, estamos ante un día que nos invita a los cristianos a salir de nosotros mismos para mirar a nuestro alrededor y desplegar la fuerza de nuestra fe. Estamos cercados por virus que piden a gritos que demostremos con obras lo que decimos creer, es decir, que seamos coherentes. Ni la tiara, ni el báculo, ni la cruz, ni la custodia, ni los alzacuellos, ni tampoco los templos, las iglesias, las catedrales, los ritos y los grandes patrimonios eclesiales son lo propiamente cristiano. Solo hay una forma de conocer a los discípulos de Jesús: en que se aman los unos a los otros, es decir, que allí donde los hombres se aman realmente, allí está Jesús.

Correo electrónico: ramonhernandezmartin@gmail.com

Volver arriba