La temática de la mañana nos emplaza frente a la basura por ser hoy el tercer sábado de septiembre y celebrarse el “día mundial de la limpieza”. Basura y limpieza son dos categorías que pueden aplicarse a una buena porción de las dimensiones humanas, desde la salud en el ámbito biopsíquico a la gracia y el pecado en el religioso. Ni que decir tiene que son conceptos densos para referirse, además, a la economía, a la política, al arte y a la literatura o, más en general, a la cultura. Una divertida canción nos pone en situación al cantar graciosamente aquello de que “si yo tuviera una escoba, ¡cuántas cosas barrería!”, cosas tales como los dineros negros y los bajos mundos en los que merodean tantos seres humanos.

A la digna empresa que nos propone esta celebración se han sumado, con el propósito nada menos que de “limpiar el planeta”, unos ciento sesenta países y más de dieciocho millones de voluntarios. Limpiar el planeta es una ingente y trascendental tarea que se nos plantea a todos los seres humanos. El empeño partió de un país tan pequeño como Estonia, cuando sus habitantes se propusieron en 2008 limpiar toda la nación, encomiable tarea que lograron hacer con nota muy alta en solo cinco horas, consiguiendo con ello un doble premio, el de tener un territorio limpio y una nación unida.

La organización que lidera esta iniciativa, Let's Do ItWorld (LDIW), ha propuesto como tarea especial para este año del coronavirus la limpieza de la “basura digital”, refiriéndose a la cantidad de cachivaches que utilizamos en ese ámbito. Ni que decir tiene que ese reto sería completo si, además, tratáramos de limpiarla también de la cantidad de “basura” de contenidos pretendidamente culturales e imágenes de mal gusto que circulan por las redes.

La descorazonadora realidad es que nuestra actual forma de vida de consumo desorbitado está cubriendo el planeta de una basura que no solo se acumula en gigantescos basureros, sino que se expande por doquier. Cada año producimos millones de toneladas y la falta del control debido hace que los desechos contaminen muchos espacios. En el océano Pacífico norte, por ejemplo, ya se ha formado una isla de basura que es más grande que Francia. No hay duda de que la enorme contaminación del medio ambiente, tan peligrosa para la continuidad de la vida, proviene de la basura de todo tipo que arrojamos al espacio. ¿A quién no le gustaría mostrarse a los demás bien aseado, vivir en una casa limpia, respirar aires incontaminados, comer en un restaurante con mantenles limpios y entrar en excusados impolutos? En cierta ocasión unos conocidos me contaron que, cuando viajaban, antes de sentarse a comer en un restaurante, se daban una vuelta por los “servicios” y que solo se quedaban a comer cuando veían que estaban limpios. La razón era que unos servicios limpios demostraban que en ese restaurante se cocinaba con limpieza.

El día nos pone delante otros aconteceres que también tienen que ver con la limpieza de nuestra actual forma de vida. Por ejemplo, de la ironía interesada como forma de ofensa gratuita. Me refiero a que en un día como este del año 2012 el semanario satírico francés Charlie Hebdo publicó unas caricaturas hirientes sobre Mahoma, que provocaron de tal manera a muchos musulmanes, fanáticos o no, que Francia se vio precisada a cerrar embajadas por precaución. El semanario pasó de vender sesenta mil ejemplares a más de siete millones, pero pagó muy caro su atrevimiento al sufrir poco después, en 2015, un atentado que se llevó por delante a doce de sus trabajadores y dejó malheridos a otros cuatro. En la actualidad, ha vuelto a las andadas con nuevas provocaciones. Todo ello nos lleva a repudiar enérgicamente la basura de las machadas de dicho semanario y las reacciones injustificables de tantos musulmanes fanatizados.

Otro de los aconteceres que también connotan limpieza, referida en esta ocasión a la cultura y a la forma de pensar, es el aniversario hoy de la muerte, en 2010, de José Antonio Labordeta, cantautor, político y escritor español. Desde su pulcra inclinación a la izquierda política, batalló toda su vida por sus ideales desde los muchos foros que tuvo la fortuna de ocupar, como los de la canción, la política y la cultura de entretenimiento que tanto prodigó desde las pantallas de la televisión. Tras su muerte, una Fundación se ocupa de recordar, estudiar, preservar y difundir su obra.

Rebasado el espacio de la basura, llegan las precauciones con la celebración hoy del “día internacional de la concienciación sobre la mordedura de serpiente”, pues, aunque no sean muchos los que corren ese peligro, las estadísticas hablan de que por ese motivo se producen unas cien mil muertes al año en todo el mundo. A las serpientes ya se les dedica otra celebración en julio. La de hoy se refiere solo a la precaución sobre mordeduras que pueden ser mortales e incitar por ello a que se exterminen algunas especies. Tengamos en cuenta que las serpientes juegan un papel importante en el equilibrio natural: controlan la proliferación de especies como ratones, ratas y otros animales roedores, facilitando con ello el logro de las siembras y cosechas, al tiempo que evitan que aparezcan enfermedades y plagas. Por otro parte, las serpientes se constituyen a su vez en alimento de otras especies de aves rapaces y de animales depredadores.

Y precaución es también lo que se nos pide en este tercer sábado de septiembre con la celebración del “día internacional del Panda Rojo” para no contribuir a la extinción a que está sometida esta especie animal. La progresiva desaparición de las selvas del planeta, necesarias para que estos hermosos animales vivan, los está arrastrando a la extinción porque solo son capaces de reproducirse en su hábitat natural. En la actualidad, su población en todo el mundo no llega a los diez mil.

Finalmente, la mañana también nos invita este tercer sábado de septiembre a celebrar el “día mundial del software libre”, término que engloba todos aquellos programas informáticos cuyo código fuente puede ser estudiado, copiado, modificado, mejorado y redistribuido sin costo alguno. La celebración de este día promueve el uso de estas herramientas para el beneficio de la sociedad en general.

Limpieza de nuestras propias basuras, precaución con los animales, incluso los salvajes, que nos acompañan en nuestra trayectoria humana, y riqueza instrumental, sin derechos de autor, de tecnologías y logros humanos son los ingredientes del desayuno jugoso de este sábado de septiembre. Remedando a los estonios, aunque no podamos conseguirlo en cinco horas, es muy posible que, de unirnos todos, sería una obra estupenda que limpiáramos nuestro planeta, aunque fuera en cinco días, o en cinco meses o incluso en cinco años.  Ganaríamos con ello muchas cosas importantes, además de la limpieza, que ya es bastante. El futuro de la humanidad está en nuestras manos. También el futuro de una Iglesia que, aunque hoy se nos muestre tan mortecina, no deja de llevar en sus entrañas un mensaje de salvación que resucita a los muertos  que, en todo tiempo y circunstancia, vence a la muerte.

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