Desayuna conmigo (miércoles, 12.2.20) Caleidoscopio de la amazonía

¿Perfume primaveral?

Iglesia amazónica

La expectativa de la exhortación post-sinodal Querida Amazonía nos obliga esta mañana a dirigir una cálida mirada, cargada de empatía y buenos deseos, no a Roma sino a esa parte del mundo, tan castigada por el deterioro medioambiental y poblacional, que hemos dado en llamar la Amazonía. Ni sé ni me preocupa lo que pueda decir y aconsejar el papa en ella, si bien es seguro que su mirada será por lo menos tan cálida como la nuestra.

Sacerdotes casados acogidos por el Vaticano

Se ha creado un gran suspense por el morbo de saber si en ella aprueba finalmente o no la ordenación sacerdotal de los “viri probati”, hombres casados, para ejercer el sacerdocio en las poblaciones en que sus fieles no podrían beneficiarse del consuelo y de la gracia que aportan los sacramentos. Lo más probable es que la exhortación, al menos su mayor parte, se fije en la urgencia de conservar como es debido el medio ambiente de una parte del mundo que es decisiva para la vida animal de todo el planeta. Lo primero es lo primero y lo primero es obviamente la vida.

Nos topamos aquí con el mismo problema de siempre: primar la vida o primar la riqueza. Como planteamiento teórico, nadie duda en elegir lo correcto, pero en la práctica ocurren cosas como para pensar que la naturaleza humana está viciada, que aún no se ha sacudido de encima el pecado original y que, por tanto, los hombres estamos viciados de raíz y somos por lo general malos, porque, en tratándose de placer y riqueza, no nos andamos por las ramas ni con contemplaciones. Pero la verdad descarnada no es la maldad sino la miopía a la hora de decantarse por lo realmente conveniente, la vida. Estamos ante el eterno dilema entre el valor que exige sacrificio y el contravalor que causa placer, por más que el primero nos dignifique y el segundo nos deteriore. Cuanto diga a este respecto el papa en su exhortación amazónica tendrá gran importancia para la marcha general de la humanidad. Espero que nos ofrezca un caleidoscopio para captar la belleza entera de paisajes tan excepcionales como los del Amazonas y que, tras su deleitosa contemplación, los comportamientos humanos nos sumerjan en el perfume primaveral que destilan.

Primer paso del hombre en la Luna

Lo demás, si es que realmente ocurre algo y se dan pasos novedosos, tendrá menos importancia. Si se decide a responder al clamor popular de conferir el sacerdocio a hombres casados en tan remotas regiones, habrá dado un pequeño paso para la clerecía, pero un gran salto para la Iglesia. Lo digo porque esa gesta religiosa bien podría remedar la de Neil Armstrong al pisar la Luna, a la que él mismo se refirió diciendo que era “un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”.

Amazonía eclesial

Lo obvio es que, piensen lo que piensen los papas y se atrevan a lo que se atrevan en temas de costumbres y procedimientos rutinarios, la raíz del cristianismo es la “encarnación” que se consuma, a través de la vida de Jesús de Nazaret, en salvación de los hombres. Y, aunque él haya sido obviamente un hombre, la “encarnación”, que es la base de nuestra fe cristiana, abarca todo el campo vital del hombre, no solo un cuerpo masculino. De ahí que el cristianismo deba encarnarse en todo lo que son nuestras vidas, en cuanto hacemos y somos. Por eso, las restricciones y exclusividades canónicas en lo tocante al ejercicio del sacerdocio, en vez de iluminar el camino de salvación, lo enmarañan llenándolo de malezas. Vivimos tiempos de mucha maleza que necesitan desbrozar caminos y que requieren gentes diestras en la labor sin importar en absoluto que lo hagan célibes o casados, hombres o mujeres.

En cuanto miembros de la comunidad cristiana, por mucho que lo restrinjan los cánones, la eucaristía pueden celebrarla todos los cristianos reuniéndose en torno a una mesa y partiendo y compartiendo el pan de vida en comunión con Jesús de Nazaret, pues todos forman parte de esa mesa como comensales y como comida. Lo he dicho ya más de una vez: las comidas familiares reproducen mejor la Cena del Señor que nuestras aburridas misas, tan formalistas y reiterativas hasta la saturación, de ritos encorsetados en oraciones que carecen de la espontaneidad de comunicación con un Padre, siempre atento y predispuesto a cubrir nuestras necesidades. 

El Amazonas

Que los sacerdotes, hombres o mujeres, sean célibes no sirve más que para añadir al evento litúrgico de la celebración de la eucaristía una calidad especial de entrega y de servicio. Cuando se elige el celibato y se vive conforme a sus exigencias, la renuncia a la familia que hace el sacerdote convierte en su familia a toda la feligresía y, con ella, a toda la humanidad. Pero el celibato no puede ser un voto que se hace una vez para siempre, sino una opción de vida que será preciso renovar cada día porque ser casto, que a es a lo que se obliga el célibe en nuestro caso, es problema al que se debe responder en todo momento.

Acojamos, pues, con gozo lo que nos diga el papa esta misma mañana en su exhortación sea lo que sea y, si vemos que no nos abre los caminos que necesitamos recorrer, seamos valientes para desbrozar nosotros mismos nuevos caminos y pidamos a Dios que nos ayude a recorrerlos. Es preciso que los discípulos de Jesús cumplamos, también hoy, una misión salvadora que es válida para todos los tiempos: que todos coman el pan de vida, que nuestros comportamientos sean humanos y que todos seamos capaces de ver que las Bienaventuranzas son el único camino que nos salva de nuestros egoísmos. Ojalá que en este día tan especial, sea lo que sea lo que nos comunique el papa, acertemos a entender que el Amazonas es realmente una “hermosa bienaventuranza” para toda la humanidad.

El General San Martín

Mirando hacia esa parte del mundo, sepamos que un 12 de febrero de 1541 Pedro de Valdivia fundó Santiago de Chile; que este mismo día de 1542, , Francisco de Orellana, al mando de una expedición de solo 50 hombres, descubrió el río Amazonas; que también este mismo día de 1814, tras la batalla de la Victoria, Venezuela obtuvo la independencia, y, finalmente, que el general San Martín, tras cruzar los Andes y derrotar a los españoles, consiguió prácticamente la independencia de Chile el 12 de febrero de 1817, independencia que fue proclamada oficialmente justo un año después.

Correo electrónico: ramonhernadezmartin@gmail.com

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