Ante todo, en el inicio del “diario intermitente” en que hoy se convierte este blog, doy la bienvenida a sus lectores al tiempo que les deseo que durante el año recién estrenado se decidan en serio a mejorar su vida, cosa que solo se consigue mejorando la de los demás.

En mi condición de francotirador o de predicador que se desgañita en el desierto, ni los excesos moderados del festín de anoche ni el entusiasmo juvenil de haber iniciado un nuevo año me impiden proponerme esta mañana cumplir el deseo expresado: mejorar la vida de cuantos me rodean. Con la nueva contabilidad que hoy comienzan, las empresas deberían hacer o intentar hacer algo parecido:  mejorar los salarios de sus trabajadores a base de reducir los muchos gastos superfluos que soportan. ¡Y no digamos del “Gobierno de España” que ya parece brotar de esta tierra nuestra, a veces tan maldita, pero siempre bendita, pues ahí sí que hay tela de gastos superfluos que cortar!

Aunque la mañana e incluso parte de la tarde se preste a la molicie del sofá o de la cama para amortiguar, en letargo corporal y mental, los estragos del banquete de anoche a fin de poder estar en condiciones de iniciar mañana las tareas rutinarias de siempre, deseo convertir este primer desayuno en punto de inflexión, rotunda y decidida, para un nuevo arranque. La tarea resultará fácil si el propósito es firme, pues, incluso tras el empacho y la borrachera, se puede sonreír, ser mejor persona, estar atento a las necesidades de quienes nos rodean y acostarse, una vez transcurrido el día, sin cargas de negatividad en las neuronas. Ayuda saber que toda buena acción, por insignificante que sea, mejora el mundo.

Por nuestra parte, los cristianos sabemos por la festividad litúrgica de hoy que contamos, además de con la complicidad del “Padre” amantísimo y benevolente que nos sostiene, con el sólido gozo de una “Estrella de la mañana”, de una “Madre” solícita y guapa que nunca envejecerá ni se será afeada por las arrugas de los tiempos adversos.

¡A por un 2020 que mejore 2019!

Correo electrónico: ramonhernandezmartin@gmail.com