Desayuna conmigo (miércoles, 7.10.20) “Dios te salve, María”
Del trigémino a la cumbre literaria




Pero lo cierto es que el rezo del rosario es una bella y sólida práctica de piedad cristiana a condición, claro está, de que se haga como es debido y se le dé todo su alcance. La recitación de padrenuestros y avemarías debe ser como el murmullo de fondo que arrulla la mente en su contemplación de los misterios cristianos que evoca cada uno de los grupos de un padrenuestro y diez avemarías. Pero no se trata de que el rosario haga un repaso de la fe cristiana, aunque también lo haga, sino de que lleve al cristiano a adentrarse mentalmente en el misterio que se anuncia con cada grupo de padrenuestros y avemarías, a vivirlo a fondo. Aunque el rosario sea una oración muy verbal, no debe olvidarse que lo es mucho más mental.

Llegados a ese punto, debemos dejar claro que, conforme a lo postulado en este blog, el cristianismo, tan centrado incluso en nuestros días en esa “contemplación” de los misterios, en lo sagrado y santo, debe descender de las nubes a la tierra para fajarse con una dura brega en la arena de la plaza del mundo en que vivimos. En otras palabras, debe compartir a fondo los problemas de los hombres de nuestro tiempo precisamente para el mismo fin, para encontrarse con Dios, sabiendo que él está mucho más presente en el rostro sufriente del hombre que en la hostia exhibida en el viril de una custodia. Ocurre justo lo contrario que en el siniestro refrán que tan bien describe el cristianismo de golpes de pecho: “a Dios rogando y con el mazo dando”, vana pretensión de amarrar a Dios por la oración y al prójimo por la explotación. Lo correcto es todo lo contrario: tratar de llegar a Dios a través del servicio al prójimo. El cristiano es como un coche que reposta en la práctica religiosa para recorrer un trayecto, desarrollo en el que lo único que importa es el recorrido.

Por lo demás, el día nos invita a solidarizarnos con cuantos tienen problemas con su sistema nervioso periférico, pues hoy se celebra el “día internacional de la neuralgia trigeminal”. Se trata de un dolor intenso que se localiza en el nervio trigémino (oftálmico, maxilar y mandibular) y que afecta a la frente, la boca, la mandíbula, las orejas, los labios, la nariz, el cuero cabelludo y las mejillas. Esta enfermedad deteriora la calidad de vida del paciente y le genera ansiedad y depresión al afectar a sus actividades rutinarias. Es una enfermedad muy poco frecuente, pues afecta a uno de cada quince mil ciudadanos y suele hacerlo más a las mujeres a partir de los cuarenta años.

El día nos recuerda, por otro lado, dos acontecimientos interesantes, uno cultural y otro bélico. El primero, muy remoto en el tiempo, se refiere al inicio del moderno calendario hebreo, cifrado en un día como hoy del año 3761 antes de Cristo, un calendario lunisolar, actualizado en el año 359 de nuestra era por Hilel II para emplazar todas las fiestas judías. Todo él está cifrado en los datos que proporciona la Biblia, datos según los cuales el 18 de septiembre, hace hoy justo veinte días, se cumplió el año 5780 de la creación del mundo. Es mucho lo que nuestro calendario gregoriano le debe también a la Biblia, como por ejemplo la división de la semana en siete días en consonancia con los días de la creación, días que concluían al atardecer con la puesta del sol. El segundo acontecimiento, muy importante para salvaguardar la cristiandad, fue la famosa victoria que el ejército cristiano, comandado por Juan de Austria, obtuvo en Lepanto contra la armada turca, un día como hoy de 1571.

La mañana nos recuerda también que, un día como hoy de 2010, le fue concedido a Mario Vargas Llosa el premio Nobel de Literatura, el último de los once concedidos hasta ahora a escritores de habla española, entre ellos a una sola mujer. Al comunicárselo al interesado solo unos minutos antes de anunciarlo públicamente, este se creyó que le estaban gastando una broma. El premio se le concedió "por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la revuelta y la derrota individual". Antes, en 1986 Vargas Llosa había recibido el premio Príncipe de Asturias de las Letras y, en 1994, el premio Cervantes. Sirva este recuerdo como homenaje y agradecimiento por su extensa obra literaria y por el honor que ello supuso para todos los hablantes de la lengua española.

Que no transcurra este 7 de septiembre sin que digamos, cuando menos, un simple “Dios te salve, María”, como saludo agradecido por la hermosa cooperación de una mujer a lo que ha sido y es nuestra condición de cristianos. Es todavía mucho el camino que nos queda por recorrer en lo apuntado por esa invocación en cuanto al reconocimiento de la dignidad y la operatividad de la mujer en el mundo de hombres en que todavía nos encontramos en este siglo XXI nuestro, que sigue siendo tan contradictorio en tantos puntos esenciales. Y no perdamos de vista los misterios cristianos, esos tan recordados por el rezo del rosario, que deben servirnos de repostaje para recorrer el largo camino de servicio a la humanidad que todavía nos queda por hacer.
Correo electrónico: ramonhernandezmartin@gmail.com