Desayuna conmigo (miércoles, 1.4.20) España, victoria y derrota

Diversión y humor

paz_mundial_3

  • Nuestra fatídica contienda fratricida, que continuó larvada muchos años, ha vuelto en nuestros días a envenenar la vida política española.
  • Hace ya mucho que una lectura inteligente de los resultados reiterativos de las elecciones generales proclama que los españoles prefieren, en su inmensa mayoría, un gobierno de coalición entre sus dos grandes partidos    

Los largos días de reclusión que llevamos dejan tiempo incluso para pensar y, quiérase o no, lo importante y determinante de nuestras vidas también aflora a la mente. Un día como este, aunque la efeméride haya sido borrada prácticamente de nuestro mapa festivo y del calendario, se celebra el día de la “victoria”, pues fue el primero de abril de 1939 cuando concluyó nuestra tremenda guerra civil española. Por lo acontecido después, podríamos decir que ese día solo concluyó formalmente la guerra al no gestarse de inmediato una paz de fondo, de reconciliación nacional práctica. De hecho, nuestra fatídica contienda fratricida, que continuó larvada muchos años, ha vuelto en nuestros días a envenenar la vida política española.

250px-Placa__Victor__Francisco_Franco,_detalle

No es cuestión de pararse ahora a sopesar las razones que llevaron a España a meterse en tan mortífera guerra fratricida, propiciada seguramente por poderes de distinto signo que puede que la utilizaran como conejillo de indias. Pero sí toca lamentar que, tras el día de la victoria, no llegara la única paz válida, la que para ser tal debe cimentarse en la justicia. El cese de las armas encumbró a unos como vencedores y hundió a otros en la miseria como vencidos. Ni los vencedores fueron magnánimos con sus contrincantes ni los vencidos reconocieron las responsabilidades que los arrastraron a su triste situación. ¿Resultado? Emigración de cientos de miles de españoles, aguante sin rechistar siquiera de otros cientos de miles que se amoldaron a la nueva situación y el odio y la sospecha de todos contra todos. Fue una verdadera lástima que el día de la victoria, cuando las armas callaron, no fuera realmente un día de reconciliación nacional.

list_640px

Tras los cuarenta años de guerra larvada que siguieron al día de la “victoria”, la elongada muerte del dictador fue el detonante de la siempre ansiada reconciliación nacional y, de hecho, el tacto de unos políticos, adiestrados en la brega, lograron llevar a buen término una ejemplar transición que, aunque con algunos altibajos y zozobras, consiguió laboriosamente el que posiblemente haya sido el mejor período de la política española. Un largo período de mejoras y progresos que, con alternancia política normalizada, duró otros cuarenta años. Digo “duró” porque hoy parece que vuelven los tiempos de enfrentamiento y confrontación.

Mis simpatías políticas, aunque sin ningún entusiasmo ni pleitesía, están con el PSOE, pero me incomoda ver hoy en este partido una deriva que le lleva a satanizar, peligrosamente, a toda la derecha española, que le niega el pan y la sal nada menos que a la mitad de la población española, lo que acarrea que vuelva a tener vigencia lo de las dos Españas fratricidas. En la medida en que pueda servir para algo la opinión de un español de a pie, me niego en redondo a admitir semejante barbaridad y, más si cabe, a una fragmentación mayor.

  • 1555392074_784516_1555454209_noticia_normal

    España no es ni de derechas ni de izquierdas, sino un conglomerado definido de ciudadanos que tienen libertad para afiliarse al partido que prefieran. Hace ya mucho que una lectura inteligente de los resultados reiterativos de las elecciones generales proclama que los españoles prefieren, en su inmensa mayoría, un gobierno de coalición entre sus dos grandes partidos. Vivimos tiempos tan convulsos y son tantos los oportunistas que están al acecho que la deseada buena marcha de nuestra nación requiere que se unan las mejores fuerzas de la izquierda y de la derecha. Lo están gritando los españoles, pero la mediocridad de nuestros políticos no lo oyen por estar atentos a los cantos de otras sirenas. Nuestra maravillosa nación, única en el mundo por tantos motivos, necesita políticos que la entiendan y de verdad la amen como hacen la mayoría de sus ciudadanos.

guerra-y-paz

Por ello, durante estos largos días de reclusión y de reflexión a uno le entran ganas de ponerse a gritar que necesitamos políticos bien pertrechados y con miras de altura para gobernar como es debido esta gran nación. De producirse algún día la coalición de que hablamos, la mayoría de los problemas que hoy nos ahogan se resolverían por sí mismos, sin necesidad siquiera de grandes estrategas políticos ni de baritas mágicas. Es llegado el momento en que deberíamos hablar solo de España, superando definitivamente el lenguaje asesino de vencedores y vencidos, de victorias y derrotas, para hablar solo de reconciliación y de fraternidad.

Ojalá que el condenado virus, que ha venido a demostrarnos lo poco que somos y que está siendo un tremendo varapalo para los políticos de izquierdas, les enseñe el único camino posible para llevar a España, tras asentar una definitiva reconciliación entre los españoles, por sendas de progreso. Ojalá que el aura de este día, tan narcotizante para los vencedores y tan fatídico para los vencidos, testifique solo el final de las enquistadas tensiones y odios que todavía anidan en muchos españoles.

1_J6Bs5Ni2lx2SqoFlZ3CVFg

La seriedad del tema tiene hoy un poderoso contraste, no exento de fuerte ironía en las actuales circunstancias. Me refiero al hecho de que hoy se celebra el día internacional de la diversión en el trabajo. Recluidos casi todos en casa y con la inmensa mayoría de las empresas españolas cerradas, la cosa está como para echarse a reír a carcajadas para animarnos a producir más con alegría. No obstante, al margen de lo que ahora ocurre, la idea de este día, lanzada por la empresa Playfair en Estados Unidos en 1996, tiene un gran predicamento no solo en lo que concierne a la satisfacción del trabajador, sino también a obtener mayores rendimientos del trabajo con menores esfuerzos. La iniciativa merece nuestro aplauso.

image_content_8072060_20170401113124

Y por si no bastara lo anterior en cuanto a ironía se refiere, - “a quien no quiere caldo, que le den dos tazas”-, hoy se celebra también el día internacional de las bromas, parecido al “día de los inocentes” que los cristianos celebramos en el ámbito de la Navidad. Claro que, en nuestro tiempo, las bromas más socorridas son las “falsas noticias” que se difunden por las redes, exaltando unas veces y encabronando otras a la gente crédula, a la gente inocentona. Lamentablemente, todo lo relativo al coronavirus no es una broma inocente, dado el océano del horror en que nos ahoga. Realmente, esas bromas resultan hoy muy pesadas.

legionarios-cabra_1

Cierto que en las redes se comparten estos días muchos chistes y se hacen bromas con la tragedia que estamos padeciendo. Sin duda, todo ello se hace con la mejor intención de aliviar tensiones y de ponerle buena cara al mal tiempo, pues, más bien pronto que tarde, esta horrorosa pesadilla pasará y de ella no nos quedará más que un doloroso recuerdo. Lo realmente malo para nosotros, los españoles, es que la actual política española es un cáncer que requiere cirugía, quimio y radio. ¡Ojalá que nuestros políticos se descabalguen del fanatismo para cabalgar sobre la fraternidad!

Correo electrónico: ramonhernandezmartin@gmail.com

Volver arriba