Audaz relectura del cristianismo (48) Experiencia primigenia de Jesús de Nazaret

Humanidad excelente

Domingo de Ramos

Entramos hoy en un tiempo litúrgico de especial trascendencia para el análisis teológico de la fe cristiana. Ningún contexto mejor para situar el tema que ofrezco hoy a los lectores de este blog al encuadrar la figura de Jesús de Nazaret en el marco del pensamiento de Chávarri, el más hermoso y trascendental marco en que he visto presentar esa figura.

A la hora de esbozar un “hombre nuevo” que mejore nuestra condición actual, Chávarri habla de que podemos basarnos en “modelos diseñados”, confeccionados a capricho de fantasías y ensoñaciones veleidosas, pero que solo nos aportan alguna inspiración útil, u optar por “modelos de carne y hueso”, figuras primigenias, hombres originales cuyas vida y obra nos ayuden a conseguir nuestro propósito.

La figura primigenia del hombre nuevo, norte y guía de su arduo trabajo de análisis y discernimiento, no podía ser otra para nuestro agudo pensador que la de Jesús de Nazaret. Dos razones de peso avalan su enfoque: una, porque él mismo es un religioso dominico que ha optado por una forma de vida que se alimenta del cumplimiento fiel de los consejos evangélicos, y, dos, porque la imagen de Jesús de Nazaret, superviviente a los avatares de análisis y críticas históricos, es la del hombre que más ha influido en el desarrollo de la civilización occidental y la que más favorece la humanidad del hombre en general. Sigamos su propio discurso.

Jesús de NazaretI

“Aparte de modelos diseñados, contamos con modelos axiológicos experimentados, a los que denominaré experiencias primigenias. Estos modelos no son obra de la especulación sino de la misma vida. Se identifican con varones y mujeres de carne y hueso que han existido en el pasado. Encarnan auténticas experiencias de la vida humana. Pero tienen la particularidad de ser primigenias, es decir, aparece con ellas un modo genuino, original de ser hombre. Los héroes de la antigüedad ostentaban este carácter, y siguen teniéndolo todavía los líderes de las grandes religiones de salvación para millones de hombres. En cambio, han decaído notablemente, después de la disolución del comunismo colectivista en los países del Este Europeo, los profetas del socialismo decimonónico. Las experiencias primigenias son, sin duda, los modelos humanos con más influjo en los que demandan más humanidad. ¿Qué modelo humano axiológico adopto en esta reflexión? El núcleo central de la nueva humanidad, tal como se presenta en este ensayo, se inspira en la experiencia primigenia de Jesús de Nazaret. Esta experiencia, sin embargo, se dio inculturada. Nadie espere ver en ella problemas puntuales de nuestra forma de vida, como los ecológicos… ¿Puede un hombre así presentarse como modelo axiológico de nueva humanidad para toda la Historia? ¿Puede una singularidad adquirir acaso tamaña universalidad? ¿Vale para todas las culturas? Este es el lío que afrontan los cristianos cada vez que se enfrentan a una nueva cultura y, en concreto, a la cultura determinada por el HPC. Quien demanda más humanidad no puede salirse de la esfera de la interpretación. Hermenéutica constante de valores, del HPC y de la experiencia primigenia”.

Como ya hemos visto, Chávarri parte de la humanidad e inhumanidad del HPC, el modelo actual de hombre, en busca de una forma de vida mejor, de más humanidad y menos inhumanidad. Jesús de Nazaret le sirve de modelo primigenio como recurso inagotable para la búsqueda presente y futura de esa mejora irrenunciable, pues él es el ser humano que más quilates ha aportado con su vida y su obra a la excelencia de la humanidad. La figura primigenia tiene una potencialidad inconmensurable que nadie puede encorsetar en una definición: “aquí se puede apreciar en toda su intensidad la ruina de la senda perdida de la definición. El espíritu definidor mata toda interpretación posible. Falsifica cada valor, reduce a la nada la experiencia primigenia. Quien se acerca a esta con ánimo de captar sus límites precisos está condenado al fracaso. Así les pasó a muchos judíos. Sumidos en la imposibilidad de reducirla a los estrechos límites de sus pequeños egos, no cesaban de preguntarse una y otra vez por su identidad”.

La fuerza de esa figura primigenia se proyecta poderosa incluso sobre el más allá. Chávarri lo expresa magistralmente: Jesús de Nazaret segó las ilusiones metahistóricas de sus discípulos con aquella sencilla invitación: "Venid benditos de mi Padre, tomad posesión del reino..., porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, peregrino me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, preso y vinisteis a verme" (Mt 25, 33‑37).

Abba

El genio cristiano en el magma del pensamiento humano

La enorme fuerza que dimana de Jesús de Nazaret y la trascendencia de su personalidad para nuestras vidas se cifra en enseñarnos a tratar a Dios como Abba: “las relaciones de discernimiento y de reconocimiento entre los hombres son valiosas. Las culturas todas se han esforzado por adornarlas con cualificaciones primorosas. En otro tiempo, el pensamiento mítico inventó preciosas figuras, como la del animal totémico o los audaces parentescos con dioses y héroes. El pensamiento filosófico europeo discurrió por derroteros conceptuales. Al Nazareno le sirve la experiencia básica del Abba. Todos los egos enjaulados, grandes y pequeños, cercanos o lejanos, caen para él al hermanar a los hombres en la fraternidad. Los ilustrados europeos también la tomaron como divisa de la nueva humanidad: libertad, igualdad y fraternidad. Hoy día, en cambio, después del abierto fracaso del proyecto ilustrado, al quedar contraída la nueva humanidad al HPC, se habla de solidaridad. Creo que tales nombres expresan simplemente la correspondiente inculturación del discernimiento y del reconocimiento. Uno podría relacionarse con Dios bajo la hermosa advocación del Solidario y vivir el discernimiento y el reconocimiento entre los hombres como solidaridad”.

Egos enjaulados y experiencias primigenias

Los egos enjaulados, producidos por sensibilidades acuñadas, se arman de una doble moral al encorsetar las vitalidades: “los mayores obstáculos al discernimiento y al reconocimiento de los hombres provienen de los egos enjaulados. Crean muchas barreras estrechas e infranqueables. Ahí se yerguen grandes o pequeños egos enjaulados, adscritos al individuo, a la familia, al clan, al pueblo, a la cultura, al sexo, a la riqueza, a la profesión, al estado social, a la religión y al temperamento. Max Weber ha ponderado con razón la doble moral vigente en estos egos. Una moral interna, es decir, para los miembros situados al interior de la barrera; otra externa, para todos los extraños al cerco. Robar, matar y violar, por ejemplo, está severamente castigado solo para los extraños”.

En cambio, las sensibilidades abiertas, activadas por el “espíritu de conversión que irrita todo el campo valorativo”, discurren por el cauce de las experiencias primigenias, que son las que realmente “ofrecen humanidades vivas y contrastadas, las de hombres del pasado que han actualizado su receptividad de manera eminente y sorprendente”.

Jesús orando

La receptividad del Nazareno solo puede percibirse en el estrecho seguimiento de su historia. No dispongo de espacio aquí para adentrarme en los  rasgos más destacados de esa receptividad, que Chávarri cifra en los siguientes apartados: sensibilidad evangélica, que se “nutre del acontecimiento humano que genera humanidades mezquinas y miserables, sin perspectiva alguna de auténticas relaciones humanas, como aparece en el pregón del monte”escucha de la Palabra, pues el “Profeta escucha la Palabra de Yahvé y escucha a los hombres de su cultura, dos escuchas que le ponen, a veces, entre la espada y la pared, pues es el único hombre que no tiene derecho a escucharse a sí mismo”; oración, que dimana de la escucha atenta de una Palabra que, cuanto más es escuchada, “más discurre su vida por veredas y caminos nunca soñados”, que no son precisamente losde la verborrea estereotipada de los fariseos;  dimensión mistérica:  “en la experiencia primigenia del Gran Profeta, el Misterio es el Abba, el quicio mismo de su existencia, de todos los acontecimientos de su historia personal e intransferible. El Misterio agita toda su receptividad, no solamente el sentimiento y la razón; modela su sensibilidad evangélica e inspira su palabra y su oración, marca a fuego toda su vida y, al fin, le constituye en Señor (Kyrios), razón por la que para él no es un juego de fuerzas psíquicas y, mucho menos, un motivo de piruetas dialécticas sobre los límites de la razón”.

El modelo humano del Gran Profeta de Nazaret

La energía soberana, precisa Chávarri, discurre hoy entre dos modelos humanos, el del HPC y el del Gran Profeta de Nazaret. La razón soberana es la que da cuenta y administra los modelos humanos. Hoy necesitamos un gran esfuerzo de discernimiento, de hermenéutica, pues debemos hacer frente a la gran negación del pensamiento europeo y al hecho de que la figura primigenia se da siempre inculturada. “Las iglesias fueron poco a poco expulsadas del estamento rector y relegadas a las sacristías. Después de las denominadas guerras religiosas europeas, era el modo más simple de incorporarse al principio de tolerancia proclamado solemnemente en Holanda por J. Locke. Como revancha a las diatribas de sus enemigos, las asociaciones eclesiásticas se empecinaron en sus defectos; la brillante humanidad primigenia se oscureció demasiado”.

Jesús salvador

En el campo de juego del nuevo hombre, el que se construye conforme al modelo humano del Gran Profeta, “cada razón particular, siguiendo su propia legalidad, sin especiales coartaciones, conducirá la expansión cualitativa de grandes núcleos de valores. La entrañable razón terapéutica, por ejemplo, sacará brillo al valor inestimable de la salud; la económica gestionará nobles valores destinados a subvenir necesidades; la política dilatará valores sociopolíticos implicados en convivencias más plenas; la ética no se conformará con cualquier encarnación de la justicia o de la solidaridad; la teológica conectará sin cesar con la riqueza de la experiencia primigenia; la estética no se acostumbrará a vulgaridades; la tecnológica, a chapuzas, y la científica, a mediocridades. La calidad no produce desequilibrios sino dignidad humana. Jamás la ciencia excelente negará la esplendorosa salud, ni una virtud probada quebrará los proporcionados placeres biopsíquicos. Las razones instrumentales no están necesariamente avocadas a dañar las condiciones ecológicas, la agudeza de un ingenio puede aumentar con el respeto y la recepción del misterio. La tecnología no está reñida con la estética, las leyes con la libertad, la intimidad familiar con la relación pública, el derecho con la gratuidad”.

Despistes de nuestras Iglesias

Quedémonos hoy con las demoledoras referencias que Chávarri hace a nuestras iglesias: “algunas iglesias cristianas, por ejemplo, padecen fuertes crisis al respecto. La experiencia primigenia de Jesús es fuertemente comunitaria, pero no se percibe con claridad su estructura institucional. El seguimiento de Jesús ‑el quicio mismo del ser cristiano‑ es experiencia viva de la comunidad. Su indeterminación institucional ha dado lugar al sinnúmero de iglesias y de sectas que pululan por doquier. Pero en algunas de ellas, como en la católica o en la anglicana, el predominio de estructuras dadas es evidente”.

“Las diferencias institucionales llegan hasta el delirio, como ocurre en los ámbitos del culto, de la jerarquía, de las prebendas y de los carismas ligados a asociaciones religiosas. En cambio, se mete en un gran saco a todos los laicos (horrendo nombre), sin apenas articular diferencias tendentes a fomentar comunidades más ricas. La asimilación de preciosas y variadas diferencias solidarias se presenta siempre difícil. ¡Y no hace falta agitar la matraca de la inquisición!

Comunidades católicas

Creo que el Derecho Canónico, fuente inagotable de estructuras, tiene gran impacto formal sobre la experiencia comunitaria. La administración de la existencia del cristiano ha centrado su vida en el culto y ha propiciado en demasía la lealtad a las reglas, oscureciendo el compromiso con el Gran Profeta y con su comunidad. El valor atmósfera perenne del cristiano pierde energía. Tampoco ha penetrado en estas iglesias el talante democrático. Por eso, no fructifican para la comunidad estupendas diferencias de sus miembros. Se choca aquí con la Historia. Las estructuras políticas de antaño se colaron en la comunidad eclesial bajo la figura monárquico‑jerárquica, estructuras abiertamente opuestas al talante democrático nacido en la modernidad. No se puede practicar la democracia en contextos de pertenencia definidos”.

La audaz relectura del cristianismo que se pretende en este blog encuentra en el pensamiento de Chávarri y, sobre todo, en la figura primigenia de Jesús de Nazaret, un campo muy abonado para reivindicar el esplendor que debe tener la Iglesia como comunidad de fraternidad en la que cada cristiano es imprescindible en cuanto depositario de unos talentos o carismas que deben fructificar en beneficio de todos.

Correo electrónico: ramonhernandezmartin@gmail.com

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