Desayuna conmigo (martes, 4.8.20) Felicidad, prosperidad y gloria ilimitadas

Tinos y desatinos

banderas7
Aun no siendo partidario de la política en lo que ella conlleva, que es mucho, de brega de partidos por el gobierno de una nación, es obvio que es una de las dimensiones humanas en la que cuanto ocurre es valor o contravalor, es decir, favorece o deteriora la vida de los ciudadanos. Esta introducción viene a cuento de que el día nos emplaza de lleno en su ámbito al atraer nuestra atención algunas decisiones y personajes que tienen mucho que ver con esta fecha de agosto.

211221_176653

En efecto, fue un día como hoy de 1961 cuando el parlamento británico aprobó su adhesión a lo que más tarde se convirtió en la Unión Europea. Fue aquel un paso importante para cuajar la anhelada unión de los ciudadanos europeos, lo que supuso para el Reino Unido un cambio importante de rumbo, pues tuvo que aprender a verse como aliado de muchos pueblos con los que había mantenido crueles enfrentamientos. El populismo, siempre devastador, sumado a algunas desavenencias que se mantuvieron larvadas durante años, ha venido a dar al traste con el hermoso proyecto inicial al volver a cambiar drásticamente de rumbo el Reino Unido al salir de la UE tras el tormentoso Brexit que acaba de consumarse. La cosa hace presagiar que nada bueno para nadie podrá esperarse de la nueva situación, desencadenante por sí misma de una importante crisis antes de que el covid19 viniera a rematar la faena.

direcciondelcambio

Qué lejos quedan los anhelos y las previsiones de un político británico tan importante para la isla y para el continente europeo, como fue Winston Churchill, cuando, tras la Segunda Guerra Mundial, declaraba: "Si Europa estuviera una vez unida en compartir su herencia común no habría límite para la felicidad, la prosperidad y la gloria que sus 300 o 400 millones de habitantes gozarían”.

La desbandada británica ha supuesto, cuando menos, un frenazo brusco a lo que ha venido siendo un desarrollo dificultoso a lo largo ya de tantos años en pos de una Europa convertida en paraíso, en armonía con el sentir de Churchill. Hoy, lamentablemente, esa mirada acorta su horizonte al reducirla a tabla de salvación de algunos o de muchos de sus pueblos. Somos muchos los españoles que nos preguntamos, por ejemplo, qué habría sido de España, dada su coyuntura política y económica actual, de habernos encontrado fuera de la UE. Pero mejor es no pararse a pensarlo, a menos que queramos sufrir, además, una crisis nerviosa.

barackobama04-ba3c0c481c307ead52a4469c620532d5-600x400

Por otro lado, en ese mismo día de 1961, nacía el que habría de llegar a ser presidente de los Estados Unidos de 2009 a 2017, Barack Obama, a quien en su primer año de mandato le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz “por sus esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos”. Imposible del todo detenerse a valorar la presidencia del país más poderoso del mundo, ejercida por un afroamericano que se propuso mejorar en todos los ámbitos la vida de todos los estadounidenses y poder vivir en un mundo sin armas nucleares. Tras él, como es obvio para todo el mundo, también en los EEUU se ha producido un cambio drástico de rumbo, con destino incierto por la orientación política que le imprime su actual presidente y por los zarpazos que a ese gigante le está dando la pandemia y la enorme crisis económica esta deja tras de sí.

jlrzapatero-efe-kxxB--620x349@abc

En esa misma línea, siguiendo los trazos de un populismo usurpador, aunque partiendo de supuestos muy diferentes, el día nos invita a mirar, siquiera un momento, al que fuera quinto presidente español tras la dictadura, a José Luis Rodríguez Zapatero, nacido un día como hoy justo un año antes que Obama. Su paso por el gobierno de la nación cubrió con un manto de ceniza sus propias propuestas cuando se postuló, en el año 2000, como candidato a presidir la secretaría general de su partido: “construir una sociedad que acepte a todos los inmigrantes; dar prioridad a la educación y crear empleo estable; dar a los padres más tiempo para pasar con sus hijos y cuidar a los ancianos; promover la cultura; convertir a España en un país admirado por ayudar a los más necesitados; ayudar a estos con iniciativas de calidad y fomentar la democracia, adecentar la política y promover los valores por encima de los intereses coyunturales”.

527171

Fueron aquellos tiempos oscuros y convulsos, aunque no más que estos, para una España que se ponía en manos de un presidente “por accidente” e iniciaba una andadura aventurada. Tengo la impresión de que España entró entonces en un túnel y de que, lejos de proponerse salir de él, sigue empeñada en adentrarse más y más cada vez. Es dura la pandemia que padecemos y más quizá la crisis económica que esta acarrea, pero, con todo, lo peor para los españoles es la clase política que "padecemos", la que está llevando el timón de una nave completamente a la deriva. Mientras los políticos españoles afianzan su status en lo relativo a su propio poder y a sus emolumentos, el pueblo español está siendo víctima de las más descaradas demagogias, al mismo tiempo que España se va depauperando hasta el punto de que incluso sus clases medias han comenzado a rebasan las barreras de una severa pobreza.

15477091741819

En este contexto, resulta curioso que a los asturianos nos salgan hoy a la palestra nada menos que dos presidentes autonómicos, hoy ya desaparecidos, tan dispares entre sí y tan marcados por el imparable declive asturiano. Un día como hoy de 1943, nació Vicente Areces, presidente de Asturias entre 1999 y 2011, integrador y evolutivo, prendado de la trascendencia que tenía cada euro que gastaba en una Asturias imparablemente declinante. Otro día como hoy, pero de 1946, lo hizo Sergio Marqués, presidente de Asturias entre 1995 y 1999, disgregador e igualmente ufano por actuaciones que, a la postre, no hicieron más que acoplarse al ambiente de pesimismo y declive que envolvía la política asturiana a pesar de las cuantiosas subvenciones estatales recibidas. Tampoco Asturias puede vanagloriarse del rumbo por el que la han llevado y la siguen llevando sus políticos.

Jueces

A fuerza de ser heterodoxo también en este campo, diré que la clase política actual es, globalmente, usurpadora de funciones que no deberían estar en sus manos, sino en la de otros ciudadanos. No me refiero solo a la división de poderes, que exige respeto máximo a la independencia del poder judicial, sino también a la procedencia de confiar a ciudadanos cualificados, a los que solemos llamar expertos, ámbitos tan determinantes de la vida humana como, por ejemplo, el del pensamiento, la moral y el deporte, por referirme solo a algunos ámbitos de la vida humana que nada tienen que ver de suyo con la política más allá de encontrar en ella el soporte económico necesario. No procede que un político me diga qué tengo que pensar, cómo ha de ser la educación de mis hijos, a qué debo dedicar mi vida y cómo debo divertirme. Su misión profesional se limita a procurar que la vida social funcione y a que el dinero recaudado por impuestos proporcionados y legítimos sea utilizado de la mejor manera posible en beneficio de todo el pueblo. No necesitamos políticos que sean mesías ni genios, sino buenos administradores de la cosa pública.

2.+La+jerarquía+de+la+Iglesia

Es cierto que en el pasado el poder religioso se ha extralimitado hasta invadirlo y regularlo todo, pero no lo es menos que ese poder, acrecentado y exacerbado, pretende ejercerlo hoy la política. De ahí que la política no pueda contar hoy con mi fidelidad, como tampoco pudo hacerlo ayer la Iglesia institucional. De ahí que hoy me resbale por completo la política actual, aunque no me quede más remedio que vivir bajo sus garras, igual que ayer lo hizo una institución eclesial cuyas garras, afortunadamente, han sido limadas. No obstante, el desencanto que sufro no me echa en manos de la desesperación, ni apaga mi mente, ni cruza mis brazos, como demuestra el hecho de seguir pidiendo a Dios cada día que nos dé buenos políticos para administrar los intereses públicos de un pueblo tan indómito como el español y que nos envíe auténticos apóstoles del mensaje de Jesús que mantengan viva su presencia y hagan fructífero su mensaje de amor.

165855450

El desayuno nos depara, como postre, dos hermosas pinceladas que nos llegan del cinematógrafo. La primera es la “sonrisa contagiosa” del humorista Cassen, que murió un día como hoy de 1991, y la segunda, la fuerza hercúlea de Víctor Mature, muerto un día como hoy de 1999, a quien tantas veces hemos visto derribar las columnas del templo de los filisteos. Sirva esta sencilla alusión como recuerdo y como acción de gracias por sus vidas. Si Cassen nos hace reír y Víctor Mature nos defiende con su fuerza, es seguro que, aunque lo hagamos malparados, saldremos de esta difícil situación igual que la humanidad lo ha hecho en el pasado de tantas otras.

Correo electrónico: ramonhernandezmartin@gmail.com

Volver arriba