Desayuna conmigo (miércoles, 6.5.20) Fray Escoba, patrón de la Justicia Social

Y el “Reino del terror”

vidriera-de-san-martin-de-porres-noticia_imagen_dentro

Dos personajes, diametralmente opuestos, animarán hoy nuestro desayuno. El primero, un paradigma de la humildad servicial de gran calibre y altura, realzados aún más en nuestro tiempo por la aureola de la santidad; el segundo,  un ilustrado excepcional que, aupado al poder, implanta el “Reino del terror” en Francia y, una vez caído en desgracia, le administran su misma medicina en la guillotina. Nos referimos, claro está, a san Martín de Porres y al revolucionario Robespierre, ambos vinculados con este día.

SanMartinPorres_WalterSanchezSilva_ACIPrensa

Un día como hoy de 1962, el papa Juan XXIII canonizó en la Ciudad del Vaticano al primer santo mulato de América, san Martín de Porres, conocido como “fray Escoba”. Nació en Lima en 1579 de un caballero español de la Orden de Calatrava y de una mujer negra libre panameña. Aprendió los oficios de peluquero, asistente de dentista, medicina natural y cirujano. Como se ocupaba de todos, sin atención a su condición social, pronto su casa se fue llenando de mendigos y personas que no podían pagar sus servicios.

Al ingresar en el convento de los dominicos de Ntra. Sra. del Rosario de Lima, lo hizo en condición de “donado” (especie de criado) por ser mulato y, a los 24 años, profesó como “lego”, hoy denominado “hermano cooperador”. Se ocupó de los enfermos de toda condición y, sobre todo, de la limpieza del convento, razón por la que se le conoce cariñosamente como “fray Escoba”. Han dicho de él que, “por medio de su sencillez y servicio logró superar las diferencias y unir a las tres culturas que convivían en su época, a pesar de los conflictos que dificultaban la coexistencia en la sociedad limeña del siglo XVII”.

71P0fYQtpAL._SS500_

Un gran ejemplo de servicio, callado y eficiente, en favor de cuantos acudían a él. Por ello, ostenta reconocimientos tan pragmáticos como el de patrón de los “hermanos cooperadores” dominicos, es decir, de los religiosos que no son sacerdotes, y el de la Justicia Social. El primero, por la condición de su propia vocación religiosa, y el segundo, por la trascendencia de su obra de servicio a los ciudadanos de su tiempo. La verdad es que, hoy como entonces, hablar de justicia social más bien parece una quimera. Sin necesidad de ahondar en el tema, salta a la vista que no puede haber justicia social en una sociedad donde tantos seres humanos  mueren de hambre cuando son muchos los que despilfarran enormes cantidades de bienes, y en la que se permite que enormes cantidades de alimentos excedentes terminen en la basura o pudriéndose en los almacenes.

Sobre la importancia de su vida para los hombres de nuestro tiempo he leído lo siguiente, en un panegírico con motivo de su canonización: “San Martín es querido por todos, invocado por ricos y pobres, enfermos y menesterosos, por hombres de ciencia y por ignorantes. Su imagen o su estampa va en los viajes, está en las casas y en los hospitales, en los libros de rezo y en los de estudio. Todo porque fue humilde, obediente, y, como dijera Juan XXIII, “es Martín de la Caridad”. Martín de Porres hace recordar el inmenso poder de la humildad y el servicio. En un mundo saturado por tantas palabras e imágenes, el santo de Lima es un constante recordatorio de la validez del ejemplo y de la grandeza de los pequeños actos cotidianos que pueden cambiar el entorno inmediato e, incluso, el curso de la historia”. Nada tiene de particular que su patronazgo se extienda, además, a los pobres, a los peluqueros, al gremio de la limpieza pública, a los farmacéuticos, a los enfermeros y a Cáritas.

el-secreto-de-la-libertad-maximilien-robespierre

Por lo que respecta a nuestro segundo invitado, Robespierre, situado en las antípodas de fray Escoba, la razón de su presencia aquí se debe a que nació un día como hoy de 1758. Fue un abogado con notoriedad en la defensa de los sectores más desposeídos, escritor notable, apasionado orador y uno de los más prominentes líderes de la Revolución francesa, presidente de la Convención Nacional en dos oportunidades, jefe indiscutible de la facción más radical de los jacobinos y miembro del Comité de Salvación Pública, la entidad que gobernó Francia durante el periodo revolucionario conocido como el del Terror, entre 1793 y 1794. Durante ese tiempo, Robespierre gobernó Francia de forma autocrática, sumiendo al país en un período de persecuciones políticas, incertidumbre generalizada y continuas ejecuciones por traición, sedición y conspiración. En el ejercicio de su cometido político, se mostró firme, autoritario, decidido a purificar a Francia de cualquier opositor a la Revolución, para cuya defensa se sirvió de la pena de muerte a la que tanto se había opuesto en el pasado. Fue acusado de tiranía y de estar fuera de ley, razón por la que murió, junto con otros veintiún compañeros más, guillotinado cuando solo tenía 35 años.

Execution_robespierre_saint_just

Así terminó un hombre que, tras haber sido apodado “el incorruptible” por su celo en cumplir los cometidos de la Revolución, llegó a excesos que lo convirtieron en un tirano y lo colocaron fuera de la ley. Un ídolo más de barro de los muchos que a lo largo de la historia humana han sido. Comparado con nuestro primer protagonista de hoy, su error estuvo en que eligió un mal señor a quien servir, en que entendió el servicio político como un dominio abusivo hasta el punto de que, siendo opositor a la pena de muerte, la aplicó con profusión y sin miramientos cuando le convino.

01

Que el nuestro debe ser un desayuno en toda regla, sin cortapisas de ningún género, a fin de prepararse para una buena jornada de trabajo y servicio, al estilo de fray Escoba, lo viene a corroborar el hecho de que hoy celebremos el día internacional sin dietas, con las miras puestas en la aceptación incondicional del cuerpo humano tal como es y de la diversidad de sus formas, en oposición a tantos regímenes dietéticos exagerados, que lo someten a tiranías gastronómicas. La idea de esta celebración se debe a la lucha que, en 1992, emprendió la feminista británica Mary Evans Young contra la industria de productos dietéticos, alertando al mundo sobre los peligros de la anorexia nerviosa y otros desórdenes alimentarios, con el curioso eslogan de “la gorda devuelve el mordisco”. Que en este blog no guardamos ninguna dieta lo demuestra el hecho de que hoy los nutrientes de nuestro desayuno hayan sido, por un lado, la dulzura candorosa de un santo tan popular por su sencillez y entrega a todos sus semejantes y, por otro, la amargura de un guillotinado por haberse emborrachado de poder.

evangelizador

Gran lección la que todavía hoy nos da fray Escoba. No se paró a analizar qué significaba seguir al Señor, sino que, al oír su llamada, se calzó sus sandalias de creyente y se ciñó un hábito de servicio para compartir con sus semejantes, sin condición previa alguna, todos los talentos que había recibido. Abrió caminos caminando delante y sin pararse a mirar atrás. Oyó la voz que le decía “ven y sígueme” y la siguió sin rechistar, con todas las consecuencias. Ojalá que fuéramos capaces de hacer lo mismo en estos tiempos en que tanto escribimos y discutimos sobre la nueva evangelización. Sin duda, hoy será un bonito día si nos “montamos” en esa escoba, tan embrujada de amor, y dejamos que nos guíe por los intrincados caminos que nos obliga a seguir, en el campo de la solidaridad humana, el tremendo reto del virus que padecemos y al que tantos anónimos operarios de la sanidad están respondiendo con el mismo celo que, en su día, lo hizo su patrón, san Martín de Porres.

Correo electrónico: ramonhernadezmartin@gmail.com

Volver arriba