Desayuna conmigo (lunes, 18.5.20) Karol y Julio, huellas

Encrucijadas de la historia

JuanPabloIIFatima_LOR_110520
La mañana me arrastra a hablar de dos personajes, a ninguno de los cuales me une una especial simpatía y, menos aún, a ninguno de los cuales he prestado mayor atención, razón por lo que cuanto pueda decir resultará excesivamente subjetivo y superficial. Aun así, la fecha bien merece que hoy nos fijemos en ellos.

JUAN-PABLO-222

El primero de ellos es Karol Wojtyla, devenido papa Juan Pablo II, nacido un día como hoy hace justo cien años, muerto en 2005, beatificado por el  papa emérito BXVI en 2011 y canonizado por el actual papa Francisco en 2014. Quizá mi peculiar indiferencia hacia tan importante personaje se deba a que, cuando este actor y atleta polaco saltó a la fama mundial, en algunas declaraciones suyas, oídas o leídas, me pareció que llevaba a las espaldas un bagaje  político demasiado denso al afirmar que, por defender a Polonia, no le importaría coger un fusil y parapetarse en una trinchera, pues en mi mollera no cabía que un papa pudiera ni desencadenar ni participar en una guerra. Después, dicen que frenó en seco el ímpetu del Vaticano II y, siendo él un ala del Espíritu Santo, restringió su vuelo aun siendo él el papa más viajero que nunca ha habido. Su porte atlético, su talante de actor mediático y su entrega incondicional a una causa, potenciado todo ello por una facilidad ostensible para hablar idiomas, atrajo la simpatía de las multitudes hasta el punto de que, a su muerte, muchos gritaron aquello de “santo súbito”.

3226295w380

Subrayemos que este buen hombre se entregó por completo a la causa de la Iglesia, entendida como la más tradicional institución a la que era preciso librar de las veleidades de carácter “populista” de una Iglesia concebida como “pueblo de Dios”, lanzadas al viento por el Vaticano II. Subrayemos igualmente que desempeñó su “papel” de papa hasta su muerte, al final en circunstancias físicas muy deplorables que le hacían sufrir mucho. Además, tuvo la desgracia o la gracia de sufrir un atentado muy serio que lo puso al borde de la muerte. Viendo o “sintiendo” que había sido protegido por la mano de la Virgen de Fátima (el atentado ocurrió un 13 de mayo), le honra el coraje de perdonar a fondo a su agresor. Seguramente, todo ello potenció su de por sí gran devoción a la Virgen María.

JuanPabloII_22Octubre

Para muchos, es uno de los mayores santos que en la Iglesia han sido y, posiblemente, el papa más influyente de nuestro tiempo, si bien pienso que para emitir juicios como esos a nosotros nos falta perspectiva histórica, pues tales valoraciones me parecen muy prematuras. Será la historia la que pueda calibrar la grandeza y el alcance de una personalidad que no dejó indiferente a nadie y que encandiló a muchos de los que lo conocieron o siguieron. Particularmente, me parece que esa personalidad perderá quilates cuando la Iglesia haga la lectura del evangelio que debe hacer para predicar como es debido el mensaje de salvación de Jesús a los hombres de nuestro tiempo.

ANGUITA-12

El segundo es Julio Anguita debido a que acaban de celebrarse sus exequias al morir anteayer a consecuencia de un corazón que comenzó a renquear hace años. Nada me une ni me relaciona con él, salvo un amortiguado sentimiento de simpatía por un hombre que, siendo claro en su exposición y, al parecer, muy austero en su vida, me ha parecido siempre coherente y valioso, sobre todo en los confusos tiempos que vivimos. Ni siquiera sé si era oficialmente cristiano y, en caso de serlo, si practicaba o tenía en cuenta siquiera la religión. Pero ese es un tema menor y sin trascendencia, por dos razones: primera, porque el cristianismo es la única entidad en la que puede encarnarse en serio un genuino comunismo, que nada quite a nadie y dé mucho a todos, y él parece ser que fue toda su vida un sincero comunista; segunda, porque nada importa que esté o no bautizado como adscripción formal a un determinado grupo humano, sino que haya llevado una vida austera y de entrega al servicio de los ciudadanos, cosas que parece que sí hizo incluso en un grado que tiene ribetes de heroico.

julio

Como Wojtyla, también él sufrió en su carne el zarpazo del dolor. No me refiero al dolor físico de la fractura de su propio corazón, sino al terrible impacto emocional de la muerte de su hijo, a la edad de 32 años, hecho tan doloroso y punzante que le llevó a pronunciar la imprecación que ha quedado para los anales de la historia al exclamar: "Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen". A veces pienso que en este mundo nada hay tan duro como que un padre tenga que enterrar a un hijo, contraviniendo todas las leyes de la naturaleza de que sean los hijos los que entierren a sus padres. Afortunadamente, no es una experiencia que me haya tocado vivir, pero he visto sus estragos en la vida de algunos amigos que sí la han padecido.

Con estas líneas he querido rendir en este blog un pequeño homenaje a dos personajes unidos, posiblemente, solo por la fecha de hoy, centenario del nacimiento del primero y día de llanto para los partidarios, amigos y gentes de buena voluntad, por la muerte del segundo. A veces he oído decir que los héroes son forzosamente seres humanos raros, extraños, porque potencian todas sus capacidades para ponerlas al servicio de una sola causa. No hay duda de que Wojtyla lo hizo por la gloria de Dios y de que Anguita lo ha hecho por la del hombre. A fin de cuentas, ambas causan son la misma, porque para los humanos no hay más Dios que el que está en el hombre, es decir, en la persona de Jesús, Dios encarnado, y en su mensaje, el del Jesús que vive en cada ser humano. Y, al parecer, en lo que no cabe duda alguna es en que ambos lo dieron todo por su causa, razón por la que, al margen de simpatías o antipatías personales, los dos merecen honor yveneración.

janguita

Extraño desayuno el de esta mañana para mí en particular al elevar un canto de reconocimiento a dos personajes cuyas obras en sí no me han sido atractivas en absoluto: la Iglesia del primero por adolecer de un tradicionalismo institucional sobrecargado de intereses que nada tienen que ver con el Evangelio de Jesús y el esfuerzo político del segundo porque, pretendiendo redimir al hombre a su modo, apunta a métodos y perspectivas que, siendo muy encomiables de suyo, dejan demasiados resquicios para la depredación y su consiguiente depauperación.

SanJuanPabloII_LOsservatore_Romano_211016

La conclusión que se me impone es que necesitamos descargar de sus fardos opresores la Iglesia del papa Wojtyla y cambiar de rumbo la emancipación comunista del político Anguita para lograr que ambos se den un fuerte abrazo en el terreno de la vida real del hombre de nuestro tiempo, este pobre hombre que, tras el coronavirus, solo tendrá que trabajar más porque, parece ser, estos días ya ha aprendido a compartir y a repartir mejor. Ojalá que esa lección perdure y que no decaigan los ánimos por hacer algo útil por la sociedad en que vivimos.

Karol y Julio, amigos: como hombre, ante vosotros me quito el sombrero, y, como cristiano, de corazón doy gracias a Dios por la gracia que vuestras vidas han sido para los hombres  y por las huellas que nos habéis dejado para indicarnos el camino. Ambos hacéis memorable este hermoso día de primavera del calendario del hemisferio norte y del corazón de todos los hombres.

Correo electrónico: ramonhernnadezmartin@gmail.com

Volver arriba