Desayuna conmigo (jueves, 30.1.20) Sexo y política

De Bélgica a España

Matrimonio homosexual

Dos temas densos nos salen esta mañana al paso con solo que recordemos, en orden inverso a la cadencia del tiempo, el reconocimiento que en 2003 hizo Bélgica del matrimonio entre contrayentes del mismo sexo y el nacimiento del rey de España en 1968: orientación sexual y monarquía constitucional.

Boda homosexual en la Edad Media

Si por “orientación sexual” entendemos “la atracción afectiva, romántica sexual y psicológica que la persona siente de modo sostenido en el tiempo”, la historia nos demuestra fehacientemente que la homosexualidad o inclinación sexual hacia individuos del mismo sexo es algo que se ha dado siempre en el género animal, incluida la especie “homo”. Es más, sociedades mucho más permisivas que la nuestra han aceptado en el pasado los hechos como naturales y han permitido las uniones consiguientes como base del desarrollo de la estructura social. Tras haber sido prohibidos los matrimonios homosexuales durante los dos últimos siglos, una treintena de países, entre ellos España, han vuelto a reconocerlos en lo que llevamos de siglo.

Mapa-del-matrimonio-homosexual-en-el-mundo

Tengo como incontrovertible que el sexo de una persona no depende directamente de sus órganos sexuales, sino de lo que determine en cuanto al sentir y actuar sexual de cada individuo su propia cabeza. En otras palabras, la atracción sexual nace y florece en el cerebro, razón por la que los órganos sexuales quedan reducidos a meros instrumentos. En resumidas cuentas, somos machos o hembras según lo que dicte nuestro cerebro. Reconocer algo tan simple y concluyente nos habría ahorrado montones de problemas y vejaciones en el pasado a la hora de valorar o enjuiciar los comportamientos humanos de los que sienten de forma diferente. Una sociedad más equilibrada que la nuestra habría sabido en ese caso no solo encontrar acomodo para todos los ciudadanos que la forman, sino también ahorrarse un lenguaje soez y despectivo, demasiado gordo para recordarlo siquiera aquí.

Enhorabuena, pues, a Bélgica y a los treinta países que ya han abierto en canal sus instituciones para que quepan en ellas cuantos individuos han venido siendo aherrojados a los basureros, a los que realmente reconocen los mismos derechos a vivir y a desarrollarse que a todos los demás. Para nosotros, los cristianos que concebimos nuestro cristianismo como “auténtica encarnación de Dios en lo humano”, resulta doloroso que dirija nuestras vidas una clase religiosa, la clerical, cuyo empeño en mutilar lo humano, que tanto dificulta que entienda lo sexual, nos hace prever que pasarán muchos años antes de que sea capaz de entender la homosexualidad como algo natural y proceder en consecuencia.

Enhorabuena en su 52 aniversario

Por otro lado, los lectores de este blog saben que las únicas afecciones políticas que padezco se limitan a esperar de los políticos que nos gobiernen que sean “auténticos servidores del pueblo”. En otras palabras, que sean austeros en el desempeño de sus funciones y buenos administradores de los dineros públicos y que respeten las libertades individuales. A salvo lo dicho, no me preocupa en absoluto que quienes nos gobiernen vengan de la derecha, de la izquierda o del centro, ni que sean monárquicos o republicanos y, de entenderse bien, incluso que sean “tiranos” a condición de enfocar las ínfulas de su tiranía al mejor servicio del pueblo. Ellos, los lectores, saben muy bien que la carta magna de la Iglesia de Jesús que propugno son las “bienaventuranzas evangélicas”, razón por la que celebro de corazón que en estos días el mismo papa Francisco esté insistiendo tanto en ellas. Los políticos deben saber que la mejor forma de servir al pueblo es acoplar el desempeño de su función a las exigencias insoslayables de esas mismas bienaventuranzas. Lo demás carece de importancia.

Pues bien, partiendo de lo mucho que nos equivocamos los humanos, en las actuales circunstancias políticas que vivimos es mejor depositar la soberanía en todo un pueblo que en un individuo o grupo de individuos. Y, más en concreto, dada la situación actual de España, puede que el mejor régimen político para ella sea la monarquía constitucional que ostenta la jefatura del Estado, una jefatura que reconoce y respeta la soberanía popular. No parece desacertado que desempeñe la jefatura del Estado un ciudadano, el rey, que ha sido concienzudamente preparado desde niño para ese cometido. Un cometido difícil y problemático, nada envidiable.

Discurso ante las Cortes

Dado el empeño que el rey de España está poniendo en su función y la seriedad con que viene realizando su tarea, todos los españoles de buena voluntad, de cualquier signo político que seamos, deberíamos celebrar hoy su 52 cumpleaños con alegría. Por ello, desde la humilde sencillez de este lejano blog invito a sus lectores a unirse a mí para darle juntos nuestra enhorabuena y desearle suerte y acierto en el cumplimiento de su misión. Y, en tratándose de cristianos, no estaría demás dar gracias al cielo por su vida y el buen desempeño de su difícil responsabilidad.

Correo electrónico: ramonhernadezmartin@gmail.com

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