Desayuna conmigo (viernes, 30.10.20) “La guerra de los mundos”

“Juventud que no se atreve”

ersdtery-kli--1248x698@abc
Cuando los seres humanos comenzamos a ocupar espacios empezaron los codazos, las depredaciones y las agresiones. Se imponía entonces con contundencia la más brutal fuerza física de cada uno o del grupo. Y en el fondo, esa misma fuerza, aunque hoy la denominemos “fuerza democrática”, es la que sigue dirigiendo nuestro destino. Frente a ella, la única “fuerza de contención” es la que dimana de las luces, de la racionalidad lentamente ganada al tiempo en una batalla que todavía perdura. ¿Cuándo entronizaremos en la gestión de nuestras sociedades el sentido común y abriremos paso a la racionalidad? A juzgar por lo ocurrido ayer mismo en Niza y en el Congreso de los Diputados de España,  por no poner más que un par de ejemplos entre mil, nos queda mucho trecho que recorrer para llegar al discernimiento básico de lo que es bueno y malo, tan necesario para encauzar debidamente nuestros comportamientos.

5177ebffea2c8b0e02cb9984adbfeb47

La mañana nos pone encima de la mesa una serie de acontecimientos que persisten en esa dirección y ahondan en ella. Recordemos, en primer lugar, que, un día como hoy de 1340, cuando ya se había alcanzado el principio del fin de la Reconquista española, los ejércitos cristianos de Castilla y Portugal vencieron, en la batalla de Salado (Cádiz), a las tropas musulmanas benimerines del reino magrebí, que se proponían reconquistar España. Tras ello, hubo varias escaramuzas bélicas que duraron algo más de un siglo hasta que, finalmente, los Reyes Católicos conquistaron Granada el 2 de enero de 1492. Las guerras de religión, o mejor las guerras en las que la religión era una excusa, continuaron durante siglos enfrentando a cristianos y musulmanes y a cristianos entre sí.

NIZA

Pero, si bien la religión y las armas han dejado de ocupar espacios en los libros de teología y en los devocionarios religiosos, masacres como la ocurrida ayer en Niza demuestran claramente que la asociación de dichos conceptos sigue viva, latente o activa, en la mente de muchos fanáticos, esclavos férreamente encadenados por intereses espurios. Sabiéndolo, cuando menos es imprudente que, jugando a defender el derecho fundamental de la libertad de expresión por otros intereses, también espurios, se provoque descaradamente, a golpe de caricaturas, a células durmientes o a camicaces camuflados, dispuestos a activarse a la primera de cambio o a la mínima alerta. A la postre, siempre habrá víctimas, por lo general inocentes, pues nada tienen que ver los dirigentes de Charlie Hebdo con los fieles que ayer oraban en la catedral de Niza.

carlos-peralta-de-opp-en-la-cumbre-de-madrid-1991

Si las guerras de religión son cosa del pasado, en el presente se imponen las conversaciones o negociaciones de paz, tal como se organizó, hoy hace veintinueve años, la conferencia de paz para Oriente Medio de Madrid. Si a nivel fanático las guerras de religión siguen vivas al servicio de determinados regímenes, a nivel político la paz sigue lejos de campear en Tierra Santa. La conferencia de paz de Madrid entre palestinos e israelíes, aunque significara un paso hacia adelante, no llegó a buen término a pesar de que el lugar escogido ofrecía un escenario óptimo por el papel pacificador que podía desempeñar España.

SETTLEMENT191119_MSH_00-3

Y es que, tal como me confesaron en Palestina algunos palestinos perjudicados por la ocupación israelí, allí no podrá haber paz hasta que los israelíes les devuelvan las tierras robadas. A pesar de haberse celebrado varias conferencias internacionales de paz, solo en los años 2000-2008 allí murieron 5429 palestinos, 482 israelíes y 27 extranjeros. Demasiados sacrificios cuando es obvio que, de una manera o de otra, aquel territorio tendrá que ser acondicionado algún día para que lo ocupen dos naciones soberanas. El dinero y las armas israelíes seguirán enfrentados a la paciencia y a la demografía palestinas hasta que llegue el día de una paz definitiva, rota desde los tiempos de Abrahán, que sería celebrada por todas las naciones y contribuiría significativamente a la estabilidad básica que el mundo necesita. Desde luego, los seguidores de este blog pueden estar seguros de que claman por ella tanto la amistad que me une a algunos palestinos como la probable sangre judía que, como serrano, corre por mis venas.

WELLES

Pero, si de fanatismo y poder hablamos, ahí tenemos la radio, ese humilde instrumento de comunicación en el que, sin embargo, la palabra lo mismo te injerta a Dios que te secciona la yugular. Nunca se ha visto tan claro ese inconmensurable poder como cuando, un día como hoy de 1938, Orson Welles provocaba el pánico en algunas ciudades americanas con la emisión radiofónica de la “Guerra de los mundos” al creerse muchos de sus oyentes que realmente los extraterrestres estaban invadiendo la Tierra. Y la verdad es que su convicción fue tan radical que todavía hoy hay algunos americanos que piensan que desde entonces hay extraterrestres camuflados entre nosotros. Qué gran poder tiene la radio, pero lo mismo para construir la vida que para destruirla; lo mismo llena soledades que provoca carcajadas y arranca lágrima; lo mismo te pasea por nuestro hermoso planeta que te hace creer que habitas en otro mundo y lo mismo extrae de ti una fuerza inconmensurable que te paraliza por completo. ¡Cuánta responsabilidad habrán de pedirles a los periodistas por la cantidad de talentos que se  les han confiado!

58

Hablando de paz, dediquemos, cuando menos, una línea para recordar, en estas horas tan bajas de su existencia, que, un día como hoy de 1975, el príncipe Juan Carlos se hacía cargo, por la enfermedad del dictador, del gobierno de España, iniciando un camino de reconciliación entre los españoles que ojalá pueda volver a florecer en estos tiempos en que, por faltarnos, nos falta hasta aire para respirar. Poco a poco, los españoles que nos sentimos tales hemos tenido que ir envainándonos el orgullo de haber sido protagonistas de una gran hazaña como fue la transición pacífica de una dictadura a una democracia, pues entonces no nos habíamos olvidado de que siempre es más ventajoso un mal acuerdo que un buen conflicto.

fd3d4017e35b6e8690dcf28df6491967

Tras el anhelo de paz y cordura que se nos ofrece en el desayuno de hoy, nada menos que Miguel Hernández viene a sentarse a nuestra mesa con el estigma de su dolor, con el esplendor de su sencillez y con la hondura de su genio poético, pues un día como hoy de 1910 nacía en Orihuela. Sin duda, su final dramático, tan temprano, ocurrido cuando solo tenía 31 años, agigantó su dimensión poética y dramatúrgica, convirtiendo su figura en símbolo y mito para una juventud tan maltratada y explotada por intereses que nada tenían que ver ni con su fuerza natural ni con las ilusiones que le eran propias. 

miguell_hernandez

Recordemos a los seguidores de este blog la increpación que Miguel Hernández dirige a los jóvenes, diezmados y mustios, de la posguerra, válida también para los desorientados jóvenes de nuestro tiempo, esos que hacen que hoy se tambalee incluso la esperanza: “Sangre que no se desborda, / juventud que no se atreve, / ni es sangre, ni es juventud, / ni relucen, ni florecen. / Cuerpos que nacen vencidos, / vencidos y grises mueren: / vienen con la edad de un siglo, / y son viejos cuando vienen”. Y también lo que bien podría ser una peculiar oración ante los muertos de la guerra, válida igualmente para los nuestros de la pandemia que nos acorrala: “Sentado sobre los muertos / que se han callado en dos meses, / beso zapatos vacíos / y empuño rabiosamente / la mano del corazón / y el alma que lo mantiene. / Que mi voz suba a los montes / y baje a la tierra y truene, / eso pide mi garganta / desde ahora y desde siempre”.

fotonoticia_20180328112118_1200

Largo recorrido el nuestro de hoy, desde la insensatez del fanático hasta la poética plegaria encendida del joven al que le han robado hasta la salud. Así es la vida, tan vacía y llena. Cuando los cristianos decimos que Dios se encarnó en Jesús, confesamos que asumió todo lo humano, que llenó por completo el vacío existencial de los seres humanos y que, por tanto, hasta de la enfermedad y la muerte, como es el caso, pueden brotar hermosuras poéticas. ¡Ay el día en que los cristianos entendamos que Dios se ha enamorado de todo lo humano hasta fundirse con ello, también de todo lo que tan despectivamente vamos segregando mientras caminamos!

Correo electrónico: ramonhernadezmartin@gmail.com

Volver arriba