Desayuna conmigo (domingo, 19.7.20) Lo justo es humano

Pedir, pedir y pedir

unnamed
Este domingo, perdido en la nada de un verano que no es tal y en el centro de un mes y de un año que, dado lo vivido y sufrido a lo largo de los meses transcurridos y de los temores y estrecheces con que nos amenazan los todavía por transcurrir, parece que lo mejor sería que se cayera del calendario y desapareciera. Estamos viviendo un tiempo de nada, de nadie, neutro e insignificante. Un tiempo a borrar, en definitiva, de nuestra memoria. Y, sin embargo, a mí se me antoja, por los mismos motivos y sentimientos, que el de hoy es un domingo quicial, un día central, todo un eje para mantener el movimiento que nos salva de la muerte y que nos inyecta la pulsión vital que nos mantiene en forma para iniciar una nueva carrera y atiborra nuestra mente de nuevas ilusiones.

59cbd93526a83_sermonmonteG

Litúrgicamente, parece un domingo perdido en medio de un ciclo (la Liturgia entera está formada por ciclos o recorridos o desarrollos cultuales) que no forma parte de los fuertes y decisivos, como son el Adviento, que conduce a la Navidad; el Cuaresmal, que desemboca en la muerte y resurrección de Jesús, y el Postpascual, que se culmina en Pentecostés. Estamos, podría decirse, en tierra de nadie y, sin embargo, en este domingo, litúrgicamente hablando, se concentran todas las esencias cristianas. De hecho, este solo domingo nos aporta todo lo necesario para entender muy satisfactoriamente lo que es o debe ser el cristianismo.

images

La Sabiduría nos dice, en primer lugar, que el “justo debe ser humano” y, al referirse al justo, lo hace a Dios mismo. El Dios cristiano es, pues, un Dios humano. Uno puede quedarse tan pancho oyéndolo, pero la verdad es que eso solo da suficiente pie para fundamentar voluminosos tratados de Teología. El Salmo 85 se refiere a ese mismo Dios como “lento a la cólera, rico en piedad y leal”, espigando así lo mejor de lo mejor de las esencias humanas. Otro voluminoso tratado de Teología.  Pablo, escribiendo a los Romanos, se extasía ante un Dios cuyo “Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables”, es decir, que es Dios mismo quien intercede por nosotros ante sí mismo con una persuasión que jamás podríamos alcanzar nosotros mismos. Otro grueso tratado de Teología. Y, finalmente, Mateo nos da cuenta de las enseñanzas de Jesús, sirviéndose de metáforas o parábolas que, a pesar de ser limitadas en la significación de sus propios elementos, muestran con claridad las profundidades mismas de un mensaje universal y definitivo de salvación: el sembrador que esparce sus semillas, el grano de mostaza que crece lozano y la levadura que transforma la masa son apuntes sobrados para reordenar toda la conducta humana en orden a dirigirnos por el buen camino a nuestro destino. Y aquí nos topamos nada menos que con la posibilidad de tres enormes tratados de Teología, uno para cada una de esas parábolas.

torturas-kwmG--620x349@abc

Frente a la panorámica cristiana dibujada por la Liturgia de este domingo, uno no puede menos de espantarse de que, sobre las enseñanzas de Jesús, en el pasado se hayan construido cadalsos y pronunciado anatemas y, peor todavía, de que hoy el cristianismo se parezca más a una jaula de grillos que a una forma de vida sumamente equilibrada, capaz incluso de amansar no solo las más crueles tempestades que desencadenan los intereses humanos, sino también de contrarrestar las más duras condiciones de vida que nos llevan inevitablemente a la muerte. Frente a la bella y despejada panorámica de esas enseñanzas, el mundillo católico actual de titulillos, canonjías y otras prebendas resulta sumamente descolocado y ridículo. El cristianismo es un dechado de principios y ordenanzas que exigen en todo momento que nuestros comportamientos sean “humanos”, como Dios lo fue y lo sigue siendo. Digo “lo fue” refiriéndome a la persona de Jesús y “lo sigue siendo”, a todos y cada uno de los seres humanos, pues cada ser humano es reflejo del rostro de Dios.

Acuña-artículo-Web-proyecto-2-710x372

No perdamos de vista el principio de que todo lo justo es humano y que lo de “justo” se refiere a Dios mismo, pero también a la forma en que los líderes deben dirigir a los ciudadanos bajo su jurisdicción y a los comportamientos de todos y cada uno de nosotros. Ello nos invita a nosotros, los cristianos, a contemplar nuestra religión con ojos muy abiertos y limpios para potenciar al máximo su humanidad y desterrar de ella toda inhumanidad. No deberíamos olvidar que cuantas luchas y guerras hemos emprendido los seres humanos a lo largo de los siglos han respondido al principio de que todo se hacía en pro de la justicia, real o aparente, objetivo tan sublime que a muchos hombres de buena voluntad les llevó a ofrecer voluntariamente su vida.

descarga

La verdad es que cada uno nos sentimos en el fondo tan pobres, desvalidos y necesitados, que nos pasamos la vida entera pidiendo cuanto se pueda pedir: comida, vestido, adornos corporales, regalos de todo tipo y, de forma muy especial, atenciones espirituales, tales como comprensión, amor y ternura. El mundo sigue pidiendo hoy infinitas cosas a lo largo y ancho de todas sus fronteras. España, por ejemplo, está pidiendo desesperadamente este 19 de julio que los demás europeos le regalen una partida considerable de miles de millones de euros para seguir a flote. Pedir es un aspecto o dimensión de la condición humana del hombre, un ser inacabado hasta la posesión definitiva de los contenidos de la esperanza radical que sostiene nuestra misma fe. La oración adquiere en lo cristiano la entidad específica de un diálogo permanente con el Dador de toda dádiva. Los cristianos reconocemos con nuestras peticiones que todo lo humano entronca con lo divino y, en definitiva, que la oración es una forma sublime de mostrar el amor que acopla la humanidad a la divinidad. Al referirse a los gemidos del Espíritu, la liturgia de este domingo expresa de forma sublime ese acoplamiento.

Transfiguration_Raphael-924x600

Extasiados hoy por las maravillas que este domingo nos cuenta sobre el Dios, en quien creemos y de quien nos fiamos, y perdidamente seducidos por el hermoso panorama de humanidad que nuestra fe nos dibuja como alimento del presente y promesa del futuro, a uno le dan ganas de poner aquí punto y final a una reflexión que, de haber entrado a fondo en ella, nos deja pasmados y boquiabiertos. ¡Qué enorme potencial de riquezas y bienes nos aporta el cristianismo auténtico! Nunca nadie antes se había atrevido a divinizar lo humano como confesamos que ha ocurrido en la persona de Jesús y como debe seguir ocurriendo en su obra.

el-dos-de-mayo-de-1808-en-madrid-o-la-carga-de-los-mamelucos

Pero más allá de esa contemplación, el domingo tiene otros contenidos y puntos de referencia sobre los que el espacio ya consumido solo nos permite sobrevolar. Un día como hoy de 1808, los españoles, los inventores de “la guerrilla”, ganamos a las tropas del gran Napoleón la “batalla de Bailén” que sentó las bases para recuperar una importante nación, España, que, lamentablemente, muchas veces pisoteamos y de la que renegamos con bocas gordas y soeces. También, un día como hoy de 2014, la ETA anunció que “desmantelaba” las “estructuras derivadas de la lucha armada” (o séase, el terrorismo) para encarar como es debido la confrontación democrática. ¡Ojalá pudiéramos decir hoy que ambas cosas fueron y siguen siendo ciertas! Por otro lado, en un día como este de 1978, en España se despenalizaron el adulterio y el amancebamiento con la persuasión de que los comportamientos sexuales pertenecen al ámbito de la conciencia de cada cual, despenalización que dio paso a nuevas estructuras sociales estables, como por ejemplo las parejas de hecho, y se abrieron nuevos caminos de humanidad que, desafortunadamente, nuestra Iglesia católica se niega a transitar. Recojamos, finalmente, que, un día como hoy de 1981, moría el gran Pemán, de quien se dijo que era el “príncipe de la elocuencia castellana” y que causaba admiración por el “galope desbocado de su bético potro verbal”, muy silenciado estos últimos años por inconmovibles fidelidades religiosas y políticas que han perdido mucho fuste en la sociedad actual. En fin, todo un ramillete de aconteceres bélicos, de sentires costumbristas, de procederes culturales y políticos y de formas de ser que no dejan de testificar lo humano y de hacer presente lo justo.

RADIO-CRISTO-9

Quedémonos hoy con la belleza inmarcesible de los contenidos esenciales de la fe que profesamos como cristianos y de que el reino de los cielos, que ya está entre nosotros y del que formamos parte, crece hermoso y progresa por caminos de humanización, tratando de erradicar la pobreza y de mantener viva la esperanza. Al final, la cosecha será buena, las promesas se habrán cumplido, los llantos habrán desaparecido y todos habremos comprendido que es mucho mejor para nosotros ser una “comunidad” en la que Dios lo es todo en todos, que seguir siendo el cúmulo de idioteces y ridiculeces que cada uno somos de por sí al empeñarnos en no derribar los muros que construimos como peana de nuestros fútiles “yos”.

Correo electrónico: ramonhernandezmartin@gmail.com

Volver arriba