El Ayuno Solidario

Cuaresma, Ayuno, Salud  y Solidaridad con la Humanidad empobrecida y el Planeta

Hace unos días, un amable lector, en un mensaje de WhatsApp nos pedía opinión sobre el ayuno que relacionamos con la Cuaresma. Le dimos una sucinta respuesta. En este comentario la ampliamos un poco para todos.

Esta noche pasada en un programa de Radio, un investigador del cáncer hablada también sobre la relación entre la alimentación, el ayuno y la prevención e incluso curación de tan lesiva enfermedad.

El ayuno es una práctica muy antigua: el profeta Isaías, (hacia el siglo VIII antes de Cristo) habla del ayuno que le agrada o le desagrada a Dios, y pone en su boca estas palabras: “Queréis estar a bien con Dios, pero el día que ayunáis buscáis vuestro negocio y explotáis a todos vuestros trabajadores; ayunáis para litigios, pleitos y dar puñetazos al desvalido… Ese no es el ayuno que yo quiero, ni el que se humilla el hombre hasta doblar la cabeza como un junco… El ayuno que yo quiero, dice tu Dios es: desatar los lazos de la maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar libertad a los oprimidos y quitar toda carga sobre los demás. El ayuno que yo quiero es partir tu pan con el hambriento, a los pobres sin techo recibir en tu casa, que cuando veas a un desnudo lo vistas, y que no te apartes de tu semejante.

Cuentan los Evangelios de Mateo y Lucas que Jesús se fue al desierto a preparase muy a fondo (“40 días con sus noches”: el número 40 en la Biblia significa plenitud, totalidad) para dar comienzo a la decisiva e importantísima tarea de proclamar el Reino de Dios, y que durante ese tiempo y el resto de sus días practicó el ayuno, precisamente en la misma línea de Isaías, luchando contra toda clase maldades, curando a toda clase de enfermos, alimentando a todos,  defendiendo a los más empobrecidos, denunciando a los opresores políticos y religiosos del pueblo, acercándose y dignificando a los marginados, proclamando justicia, fraternidad y amor como ley fundamental de sus seguidores. Este es el ayuno que Dios quiere, para que nadie quede excluido de los bienes de este mundo, y todos podamos llevar una vida digna, feliz y gratificante.

-Ayunar hoy es vivir con dignidad y austeridad para que haya lo suficiente para todos.

-Ayunar hoy es luchar contra las maldades tan horribles que hay en este mundo, como las injusticias y desigualdades, las guerras que matan tantas vidas inocentes (en 100 días de guerra en Palestina más de 1000 niños y niñas perdieron una o ambas piernas; ¡qué horror! --Ayunar hoy es luchar contra las ambiciones de hacerse cada vez más ricos, provocando en consecuencia que a su vez haya más empobrecidos.

-Ayunar hoy es cuidar la Madre Tierra para que produzca alimentos sanos, suficientes y sabrosos, con abonos y cuidados respetuosos, para no adulterar su composición y equilibrio.

-Ayunar hoy es evitar comprar compulsivamente cosas sin necesidad, sea ropa, calzado, coches, bebidas, alhajas… ¡Cuántos armarios están llenos de ropa y calzado sin usar, mientras millones de personas tiene el estómago lleno de hambre en muchos países empobrecidos y andan medio desnudos y descalzos!

-Ayunar hoy es usar lo necesario sin abusar de lo innecesario, porque la publicidad nos ha hecho convertir lo superfluo en necesario, como, por ejemplo, ver futbol y otros deportes de élite, que hacen multimillonarios a quienes no producen nada para la sociedad. Los 10 primeros futbolistas del mundo ganan solo dentro del campo 961 millones de euros. El que más gana pasa de 260 millones de euros, mientras que un catedrático de Universidad anda por los 70.000 euros al año.

-Ayunar con cierta frecuencia es también dar descanso a nuestro maravilloso aparato digestivo, además de prevenir e incluso posiblemente, junto a otras medidas de higiene nutritiva, curar el cáncer, según explicaba el científico en el programa de radio de esta noche.

¿No hemos pensado alguna vez que casi todo lo que comemos está muerto? Porque casi todo lo comemos cocido, frito, o asado. La temperatura, nos dicen, destruye gran parte de la calidad nutritiva de los alimentos. ¿No deberíamos pensar en comer más frutas, más verduras, más frutos secos para aprovechar así toda su capacidad nutritiva, y menos carnes?

El ayuno voluntario está al alcance de todos, pero, por desgracia, para una gran parte de la humanidad en África, en América del Sur, en la India, en Haití o Bangladés es obligatorio para muchos millones de personas, porque no tienen lo suficiente para comer.

Nos cuenta el libro de los Hechos de los Apóstoles que los primeros cristianos tenían todo en común y nadie entre ellos pasaba necesidad. Pero a comienzos del siglo IV, el emperador Constantino dio muchos privilegios a la Iglesia, y empezaron a hacerse ricos, tanto clérigos como otros cristianos. Es por lo que creyentes muy significativos reaccionaron duramente contra esa riqueza injusta. En los próximos domingos vamos a ir enviando algunos de los escritos que nos dejaron, que hoy estarían de plena actualidad. Como por ejemplo el siguiente de San Ambrosio del siglo IV: “El grano que hay en tu despensa pertenece al hambriento; el abrigo que cuelga, sin usar, en tu guardarropa pertenece a quien lo necesita; los zapatos que se están estropeando en tu armario pertenecen al descalzo; el dinero que tú acumulas pertenece a los pobres”. (San Ambrosio de Milán. Libro de Nabot).

Si queremos ir haciendo alguna aportación para los proyectos de 2025, podemos hacerlo en la siguiente cuenta: UNICAJA BANCO: ES69 2103 7029 7100 1019 3552. Será una excelente forma de ayuno solidario con los necesitados de los países más empobrecidos.

Y si aprovechamos mejor la comida, nos alimentamos correctamente para cuidar y mejorar nuestra salud y así ser menos gravosos a la sanidad pública para que sea más abundante y de calidad para todos, también seremos más solidarios con la salud y la vida del planeta en que vivimos y de todos sus seres vivos.

Feliz domingo a tod@s.-Faustino

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