¿Difuntos? Muertos no: vivos para siempre

"Nada perece en el Universo: cuanto en él acontece no pasa de meras transformaciones" (Pitágoras)

"La vida se nos da, y la merecemos dándola" (R. Tagore)

Faustino Vilabrille
02 nov 2025 - 09:29

“Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos están vivos”: Jesús de Nazaret, en Evangelio de Lucas 20,38

1.-Todo lo que vive quiere vivir, porque la muerte no rompe la vida: incluso un arbolito enano en medio de un bosque de grandes árboles al que lo le llega ni un pequeño rayo de sol, o una plantita nacida en una grieta de una piedra o entre la ranura de dos azulejos, quieren vivir.

El día de todos los santos multitud de personas se acercan a los cementerios a llevar flores, lo que puede significar que seguimos recordando y queriendo a quienes han partido de este mundo, o también que tenemos fe en la vida más allá de esta vida.

El verdadero y mayor valor, el más lleno de esperanza, es creer que hay vida más allá de la vida. Si no es así, lo demás no pasa de ser un rito para un consuelo efímero.

Por experiencia y los conocimientos más elementales de la física, sabemos que todo se transforma, pero nada desaparece, nada vuelve a la nada. Todo está, de la forma que sea, en algún sitio. También tenemos muy claro que todo lo que vive quiere vivir, y mientras tiene capacidad para hacerlo quiere vivir. En el fondo siempre buscamos lo que nos parece que es lo mejor para nosotros. Para Tales de Mileto, Pitágoras y otros muchos filósofos griegos, que creían en la inmortalidad del alma, la muerte era el comiendo de un viaje en busca de la sabiduría, del conocimiento y la verdad.

La vida empieza, pero no termina nunca, la muerte no rompe la vida, la vida es para siempre, no desaparece, tan solo cambia, la vida es una sola, que tiene dos orillas, una orilla de este lado de la vida de aquí y otra orilla del lado de la vida de allí. La muerte es pasar de esta orilla de la vida a la otra orilla de la vida. Jesucristo nos dejó esto mucho más claro con el gran mensaje de la resurrección para siempre

2.-¿Es justo que queden muertos para siempre los que injustamente murieron y siguen muriendo hoy?

Hay un hecho evidente: millones de seres vivos, incluido el hombre, murieron a lo largo de la historia de la humanidad y mueren hoy a diario de hambre y sed (unos 8200 niños al día tan solo en África) de forma terriblemente injusta a causa de las injusticias, del hambre, las guerras, el odio, la violencia, la opresión, el mal trato, la esclavitud, las torturas, la insolidaridad de unos seres humanos contra otros, los incendios, la violación de toda clase de derechos.

Un bosque tiene miles de árboles y plantas, cada uno con su propio ADN. Cada genoma individual es una cantidad ingente de información al servicio de la vida. Por lo tanto, la suma de todos los genomas de cada organismo en un bosque generaría un volumen de datos inimaginable. La tecnología de almacenamiento actual aun no es capaz de manejar a la escala requerida toda la información genética de ese bosque. Un sencillo helecho ostenta el genoma más grande jamás registrado, con 160 mil millones de pares de bases, y se estima que el genoma humano tiene aproximadamente 3.055 millones de pares de bases.

Por tanto, quemando un pequeño bosque o destruyendo una sola vida humana destruimos una cantidad inimaginable de información genética: ¿es justo hacer sin necesidad tanto daño a la vida? Es justo que todos esos seres humanos y toda esa vida queden muertos para siempre? ¿Es justo que quede tanta injusticia por reparar? ¿No hace falta algo o alguien capaz de resarcir de tanto dolor y sufrimiento? Todo esto pide a gritos una respuesta.

3.-La respuesta de Jesús de Nazaret:

Supongamos que lleguemos a construir un mundo feliz, incluso hasta erradicar la muerte. Muy bien. Pero, ¿qué hacer con los que quedaron muertos para siempre? Ante esto nos vemos totalmente impotentes, incapaces, sin respuesta que ofrecerles. A este dramático problema, solo se enfrentó Jesucristo, con una respuesta, no solo inmanente proponiendo un proyecto de vida y salvación para este mundo (cosa que hicieron también en gran medida otros grandes hombres), sino también trascendente (esto es lo más original de Jesús), vinculando la lucha por la vida en este mundo con la vida para siempre, o vida eterna: “vine para que todos tengan vida, y vida en abundancia”, “quien cree en mi no morirá para siempre”, dice Jesús, porque “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos están vivos”. Por tanto, no debemos pensar en los difuntos como muertos, sino como vivos y vivos para siempre, tanto ellos como todas las criaturas de la Creación. Dejémonos de lutos y de colores morados o negros y celebremos las Eucaristías de color blanco, que en la Biblia y en los Evangelios significa triunfo, felicidad, resurrección.

4.-Seguir a Jesús: La fe es seguir a Jesús para hacer en este mundo lo que El hizo. Que hizo Jesús?: querer a los pobres, los oprimidos, afligidos, marginados, enfermos, hambrientos, amar la justicia, el amor, la fraternidad, la igualdad, la solidaridad, la paz, el bien, la bondad, la comprensión, la ternura, la delicadeza, el servicio, la generosidad.

Por tanto, creer en Jesús es ser justos, es amarnos, es hacernos felices, es ayudarnos, es apoyarnos, es respetarnos, es ser fieles, es ser nobles, es ser honrados, es ser solidarios, es luchar por ser iguales, es vivir y dar vida a todos y a todo. Quien lo practica está creyendo, aunque no sea consciente de ello, o crea que no tiene fe. La fe son los hechos que nos llevan a seguir a Jesús para hacer un mundo mejor y más feliz para Todos los Seres Humanos y toda la Creación.

5.-¿A qué vamos a funerales y cementerios?

No vayamos a la iglesia o al cementerio a llorar aunque lloremos. Vayamos a dar gracias, por la vida del hermano vivo para siempre. Vayamos a perdonarle y pedirle perdón si nos quedó algún resentimiento. Vayamos a rectificar lo que sabemos que estamos haciendo mal. Vayamos a comprometernos a ser mejores, amando más, siendo más justos, más hermanos, más amigos, más conciliadores y reconciliadores, más solidarios con los empobrecidos, más amables, más serviciales, más honrados, más generosos, más austeros en nuestras vidas para que haya lo suficiente para todos. Este es el mejor camino para una vida más digna y feliz para este mundo y para la vida eterna.

Feliz domingo y feliz día a todo ser humano y a toda criatura que ya han partido de este mundo y así ya están en la plenitud de la vida para siempre. -Faustino Vilabrille

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