Hoy es domingo. Pentágon. G-20 y Vacunas

El Cerebro Humano será la nueva arma del Pentágono (EE.UU), porque  se propone desarrollar tecnologías capaces de leer la mente de los soldados para que puedan dirigir centros de control, detectar intrusiones en una red segura y controlar drones y otras máquinas, solo con el pensamiento.

Estados Unidos ha contratado a científicos para desarrollar tecnologías capaces de leer instantáneamente las mentes de los soldados y por supuesto manejarlas a su voluntad por no decir a su antojo.

La idea es usar la ingeniería genética del cerebro humano y la nanotecnología para transferir imágenes de un cerebro a otro o de un cerebro a una máquina, solo mediante el pensamiento. El objetivo último de este proyecto es crear armas controladas por la mente, mediante la introducción de material genético en el núcleo de una célula, insertando ADN exógeno en determinadas neuronas del cerebro humano. Reducirá al mínimo el tiempo necesario entre una orden cerebral y una mano que mueve una máquina o entre una orden cerebral y la voz que da una orden a una máquina.

¿Esto generará soldados-máquina que no decidan por si mismos, sino que obedezcan a una orden remota recibida y actúen con la mayor crueldad contra el enemigo, la población, las instalaciones industriales, o la propia naturaleza? ¿Esta posibilidad real, no es esto una locura?

¿Qué respuesta provocará todo esto en Rusia o en China?

Por qué no usamos todos estos avances científicos para cuidarnos, para comunicarnos, para mantenernos unidos, para ayudar a los países más pobres, para mejorar la salud humana, para abrazarnos entre todos los pueblos, para trabajar más desde casa y estar más con la familia, para desarrollar  más la educación, la asistencia sanitaria, para potenciar la enseñanza sobre todo a personas que están lejos de los centros de estudio, para llevar el conocimiento a los pueblos más aislados del Tercer Mundo.

Estos días está reunido telemáticamente el G20: todos dicen que las vacunas tienen que llegar por igual a todo el mundo, también a los países pobres, y que destinan para ellos 4500 millones: ¿será verdad? ¿Será verdad que lleguen al Níger, a Benín, a Somalia, al Senegal, a Malí, al Chad, a Sudán, a Eritrea, a Bangladés…? A ver si por una vez es cierto.

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