Jesucristo tuvo mucho miedo al sufrimiento como muchas personas hoy

Mientras haya un solo ser humano o un solo ver vivo sufriendo injustamente, el Reino de Dios nunca habrá llegado a su debido término en este mundo.

Hay innumerables sufrimientos en este planeta, injustos, dolorosísimos, insoportables, de los cuales millones de personas y seres vivos son víctimas injustas: ¿Quién les reparará un daño tan grande, como, por ejemplo, a las víctimas del 11M, o a los miles de niños de Gaza, muertos o mutilados, o a los miles de niños africanos que mueren cada día de hambre?

Si murieron para quedar muertos, ya nadie les puede reparar un daño tan grande, una injusticia tan terriblemente injusta. Solo Dios lo puede hacer. Solo por esto, Dios ya es necesario.

El sufrimiento nunca entró en los planes de Dios. Sufrir por sufrir es absurdo. Solo es digno el sufrimiento que va necesariamente vinculado precisamente a la lucha contra el sufrimiento. Justamente este sufrimiento es el que asumió Jesucristo, que ya lo veía venir antes de que le llegara y por eso en el Evangelio de este domingo dice: “Ahora mi alma está angustiada, Padre líbrame de esta hora”.

Jesús tuvo miedo al sufrimiento que le esperaba y se lo dice a los discípulos: “Jesús comenzó a manifestar a sus discípulos que El debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas y ser condenado a muerte (Mateo16,21; 17,12 y 22; Mateo 20,18-19.

Horas antes de ser apresado en el Huerto de los Olivos le decía al Padre: “Padre, si quieres aparta de mi este cáliz (sufrimiento insoportable). Lucas, el Evangelista médico, dice que Jesús estaba sumido en angustia y su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra”.

Jesús se enfrentó duramente a los grupos dirigentes de Israel porque “atan grandes y pesadas cargas, difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas” (Mateo 23,4-15). Estos grupos eran:

-Los escribas: los intelectuales de la época que se las daban de conocer la Biblia e interpretarla a su conveniencia.

-Los sacerdotes del Templo de Jerusalén: los clérigos de entonces, una clase privilegiada, que se mantenían con los tributos que eran obligatorios para todos los judíos.

-Los fariseos: el sector conservador, opuesto a todo cambio.

-Los saduceos: eran el sector dominante por su poder financiero y político.

Estos sectores estaban todos en contra de Jesús, porque vieron en todo lo que Jesús hacía y enseñaba al pueblo, un mensaje peligroso para ellos y una seria amenaza a sus privilegios y posición social. Por eso buscaban toda ocasión para atacar a Jesús y  una justificación  para “arrestarlo y matarlo, pero tenían miedo al pueblo, porque la gente consideraba que Jesús era un profeta” (Mateo 21,23-46).

Jesús asumió toda esa conducta y enseñanza por compromiso con la liberación del pueblo de tantas opresiones político-religiosas de que era víctima: Jesús estaba con el pueblo y el pueblo estaba con Jesús. Contra Jesús estaban los hombres de la religión oficial, los adinerados y los que se las daban de entendidos ¿no sigue sucediendo todo esto también hoy?

¿Qué le sucede al Papa Francisco? Por qué lo rechazan todos los sectores conservadores: religiosos, políticos, sociales, económicos…

Sin amor a los empobrecidos, maltratados, oprimidos, marginados… es imposible el amor a Dios.

Dios no necesita ningún sufrimiento ni penitencia para ser reparado de nada, ni Jesucristo murió para reparar a Dios de ofensa alguna. Jesús murió asesinado por su compromiso con los oprimidos. Lo que Dios necesita es nuestro propio compromiso con los oprimidos de nuestro tiempo, como el de Jesús, incluso hasta las últimas consecuencias, como los testimonios bien recientes de Oscar Romero, los mártires de la UCA, Rutilo Grande.

Todos podemos y debemos comprometernos, por lo menos, a hacer algo por los demás sin esperar nada a cambio, como vivir austeramente para poder ayudar a los que más lo necesitan(1), prescindir de cosas superfluas, aprovechar bien la comida, el calzado y la ropa para reducir el consumo y la Huella Ecológica, reducir el número de ricos para reducir el pobres. Por ejemplo:

SMI en Luxemburgo 2387 €, en España 1134 €, en Portugal 957 €. Pero SMI medio de los 17 países africanos que lo tienen establecido: 58,07 €. ¿Quién causa más daño al Planeta?

Hay cosas que necesitan un cambio muy urgente. Millones de personas viven con mucho miedo, muy injusto, todos los días. Yo ¿a qué me puedo comprometer?

Feliz domingo a to@s.-Faustino

  • (1) A propósito de esto recuerdo a dos Obispos, uno que llegó de visita a una parroquia de barrio de Gijón con un abrigo (dulleta) zurcido en varias partes. El otro llegó a una parroquia rural de Valdés (Asturias)para una pequeña inauguración, conduciendo un 600. Otros anteriormente llegaban en Mercedes…

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