Triunfar

Triunfar: la Ascensión

Este mundo ya no cree nada más que en sí mismo, capaz de triunfar en todo. Ha conseguido grandes avances, pero también la capacidad de autodestruirse.

Para evitarlo necesita volver al Mensaje de Jesús con sus grandes valores como garantía de su mejor futuro.

La ascensión de Jesús, el gran Maestro de Vida

Todos los seres vivos deseamos profundamente ser felices. La alegría, las fiestas, las celebraciones felicitantes, los encuentros con quien amamos y con quienes nos aman nos hacen sentirnos bien y a gusto.

Así estaban los discípulos de Jesús después de su resurrección. Pero El con su Resurrección y Ascensión, que no son otra cosa que su triunfo total, se va y los deja en tierra. ¿Por qué?

Todos aspiramos a triunfar. Jesús también, pero no a costa de los demás, sino con los demás, porque El triunfó por su compromiso  por los grandes  valores que el hombre necesita para vivir dignamente en este mundo,  como la justicia, la fraternidad, la salud, la igualdad, el amor, la solidaridad, el trabajo, el bien común, la educación, el compromiso con la Tierra. Jesús se hizo Tierra, fue Tierra, vivió en la Tierra, vivió de la Tierra. Asumió en todo la condición humana, la condición humana de los más pobres, de los más desgraciados, la condición de los esclavos, pasando por uno de tantos, acabando su vida  como una de las personas más desgraciadas de este mundo, perseguido, traicionado por uno de los suyos, condenado a muerte, torturado y ejecutado con la peor pena de muerte, morir clavado a una cruz, traspasado por el sufrimiento, hasta sentirse abandonado de Dios del cual El había hablado tan bien y en el que tenía tanta confianza, hasta el punto de decirle “¡Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado!”

Jesús no fue maestro de ninguna asignatura, pero fue un Maestro Extraordinario, porque fue:

-gran maestro de vida: “yo he venido para que todos tengan vida y vida en abundancia” (Evangelio de Juan 10,10)

-gran maestro de amor: “amaos unos a otros como yo os he amado” (Juan 13,34)

-gran maestro de justicia: “dichosos los que tienen hambre y sed de justicia” (Mateo 5,6)

-gran maestro de fraternidad: “a nadie llaméis señor sobre la tierra porque todos vosotros sois hermanos” (Mateo 23,8)

-gran maestro de amistad “vosotros sois mis amigos porque nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos” (Juan15,13)

-gran maestro de esperanza: “seré perseguido, condenado a muerte y crucificado, pero al tercer día resucitaré”; (Lucas 9,31)

-gran maestro de fortaleza: “Padre, aparta de mi este cáliz de sufrimiento, pero no se haga mi voluntad sino la tuya; (Mateo 26,39)

-gran maestro de compasión: “me da lástima de esta gente, porque andan como ovejas que no tienen pastor” (Marcos 6,34)

-gran maestro de fe: “Padre,  yo sé que tu me escuchas siempre” (Juan 11,42)

-gran maestro de luz: “yo soy la luz del mundo, quien me sigue no anda en tinieblas” (Juan 8,12)

-gran maestro de humanidad: “recorría Jesús toda Galilea curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 4,23)

-gran maestro de servicio a los demás: “no he venido para ser servido, sino para servir y dar mi vida por todos” (Mateo 20,28)

-gran maestro de igualdad de género: “Iba Jesús por ciudades y pueblos acompañado de los doce apóstoles y algunas mujeres, María Madalena, Juana, Susana, y otras muchas que le servían con sus bienes” (Lucas 8,1-3)

-gran maestro de fortaleza y valor: “Jesús se adelanta y les pregunta: ‘¿a quién buscáis?’ Contestan: ‘a Jesús Nazareno’. Díceles Jesús: ‘Yo soy’” (Juan 18,4-5)

-gran maestro de compromiso: “Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí, y doy mi vida por las ovejas” (Juan 10,14-15)

-gran maestro de la verdad: “yo soy la verdad, la verdad os hará libres” (Juan 8, 31-32 y 14,6)

-gran maestro de predilección por los pobres: “dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de los Cielos” (Lucas 6,20)

-gran maestro de la dignidad humana: “el más pequeño entre vosotros será el más grande en el Reino de los Cielos” (Mateo 18,4)

-gran maestro del perdón: “Padre perdónales porque no saben lo que hacen” (Lucas 23,34)

-gran maestro de paz: “dichosos los que trabajan por la paz” (Ma- teo 5,9)

-gran maestro de misericordia: “dichosos los misericordiosos porque alcanzarán misericordia” (Mateo 5,7)

-gran maestro del sentido trascendente de la vida: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá (Juan 11,25)

-gran maestro del valor de lo pequeño: “el que dé tan solo un vaso de agua no quedará sin recompensa (Ma-teo 10,42)

-gran maestro de salud: “pasó por el mundo haciendo el bien, curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 4,23-24)

Una cosa son los conocimientos, pero otra la sabiduría. En el mundo actual hay muchos conocimientos, pero muchas veces faltos de sabiduría, de tal manera que se utilizan para hacer bien el mal como las armas de guerra, la explotación de la naturaleza, enriquecerse a costa de los demás. Las enseñanzas de Jesús no son de conocimientos técnicos, pero sí son las más importantes y sublimes enseñanzas de sabiduría que ha conocido la humanidad para hacer un mundo  más bueno, más justo, más humano, más alegre, más feliz y felicitante, más lleno de vida.

Por todo ello, Jesús se hizo infinitamente digno de la plenitud de la Resurrección y la Ascensión. Ahora nos toca a nosotros seguir su camino: “ejemplo os he dado para que hagáis vosotros lo mismo”.

Así, pues, que el mundo siga avanzando cada vez más en toda clase de conocimientos, pero con sabiduría para que los avances científicos estén al servicio de toda la humanidad, y no al servicio de las armas de guerra, de la ambición y el poder de los grandes, del negocio de multinacionales, de las injusticias y las desigualdades humanas.

Que de una vez nos tratemos como hermanos.

Feliz día de la Ascensión, hasta que un día llegue a ser de plenitud, como la de Jesucristo, para toda la Humanidad y toda la Creación.

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