La gente del campo

Desde 2015 han cerrado más de 6000 ganaderias de leche, porque el precio del libro de leche que percibe el ganaderro está muy debajo del costo de producción.

Miles de productores de leche salen a la calle para pedir que se cumpla la Ley de Cadena Alimentaria que prohíbe vender la leche por debajo del coste de producción.

El sector primario, las gentes del campo, llevan muchos años reclamando no ser el último de todos los sectores sociales, el más olvidado y abandonado.

Los que vivimos en países desarrollados, nos sentamos a una mesa varias veces al día para comer, y la gran mayoría empezamos por la mañana tomando leche, uno de los alimentos más consumidos del mundo. Tristemente, en muchos países del tercer mundo, comen una vez al día y en algunos solo cada segundo día.  Pero hoy el tema no va por aquí.

Estos días agricultores y ganaderos se están manifestando reclamando un precio un poco más digno para sus productos. Los productores de leche, llevan ya tiempo denunciando que lo que perciben por un litro de leche no paga los costos de su producción. Posiblemente muchos de nosotros no nos paramos a pensar qué hay detrás de un litro de leche o una barra de pan.

Para ser un buen ganadero de leche hace falta saber mucho de muchas cosas: hay que entender de semillas, de forrajes, de abonos, de enfermedades, de medicamentos, de nutrición, de manejo, de inseminación, de partos, de lactancia, de gestación, de maquinaria, de piensos, de raciones balanceadas, de calidad e higiene de la leche, etc.

Hay que estar al frente de la ganadería los 365 días del año, disponible de día y de noche, ante posibles partos, sobre todo en primavera, u otras emergencias. Las vacas deben ser ordeñadas dos veces al día, y a veces tres. El ganadero no puede faltar ni un solo día de la ganadería sin tener prevista una persona que lo sustituya.

Hace falta también hacer una inversión muy grande en maquinaria: tractores, cosechadoras, abonadoras, remolques de transporte, salas de ordeño, herramientas…

Además las pequeñas y medianas explotaciones de leche, tienen que soportar la competencia de las macro-explotaciones lecheras, así como sufrir la presión de las centrales lácteas, que las obligan a adquirir productos y otros insumos que ellas les venden como condición previa para recogerles la leche. Las centrales lecheras tienen libertad para poner libremente el precio a la leche y derivados que venden a tiendas y supermercados, pero el ganadero tiene que pasar por el precio que ellas le ponen a él.

“La ley establece que debemos vender por encima del coste de producción, que un estudio del Ministerio cifró en 36 céntimos por litro", indican desde las organizaciones agrarias. Pero esto no se cumple.

El precio de la leche en España al ganadero, está en torno a los 33,4 céntimos/litro, por debajo de la media europea de 0,37 euros/litro, y muy por debajo de los 0,378 euros/litro de Francia o los 0,39 de Holanda.

Por el contrario los costos de producción han aumentado considerablemente por el aumento de los precios de los alimentos, del gasoil, y de la energía para el ordeño y le refrigeración de la leche a 3º C. Antes de estas subidas, según el Observatorio de Agricultura, los precios de coste medios en el sector, se situaban en 0,365 euros/litro.

Esta situación de evidente quiebra técnica es la que sufren ahora mismo miles de ganaderos en España a los que producir un litro de leche les cuesta ya en torno a 40 céntimos, mientras que a ellos les siguen pagando los 33,4 céntimos“Cada litro de leche que sale de la explotación tiene unas pérdidas de entre 7 y 8 céntimos. “Es inviable. Nos vamos a quedar sin ganaderos de leche en este país”, asegura Miguel Padilla, secretario general de COAG.

Desde el sector productor, las principales críticas se centran contra la multinacional francesa Lactalis que la paga aquí menos que en Francia. Román Santalla, responsable del sector en Unión de Pequeños Agricultores (UPA), considera impresentable que el grupo francés plantee contratos hasta 2023 con una subida de solo un céntimo. En la misma línea, critica la posición de Central Lechera Asturiana por los bajos precios pagados en las compras a los ganaderos no socios de la cooperativa (Fuente: El País 15/11/2021) .

El año pasado se cerraron más de 1.000 explotaciones, según las organizaciones agrarias, y desde 2015 han cerrado cerca de 6.000. Es urgente frenar esta sangría, pues de no cambiar la situación, el abandono del campo será cada vez mayor e irrecuperable, pues poner en funcionamiento una nueva ganadería exige una gran inversión y una buena preparación profesional y específica.

A todo lo anterior hay que añadir que la pensión media de jubilación de los agricultores y ganaderos es un 59 % inferior a la madia nacional, lo que los obliga con frecuencia a seguir trabajando más allá de la edad de jubilación, lo que puede suponer arriesgar la propia vida al manejar máquinas complejas en situaciones muchas veces bastante difíciles y en condiciones físicas no siempre en plena forma.

Finalmente, tenemos que lamentar la baja catadura moral y política, de determinados políticos que, estos días, utilizan las reivindicaciones de los ganaderos como arma política estando en la oposición, pero luego hacen justo lo contrario cuando gobiernan favoreciendo a los sectores mejor situados económicamente, incluso privatizando lo público a favor de lo privado. Necesitamos mejores políticos, que sean éticamente irreprochables, capaces de aglutinar a la sociedad en busca de los mejores objetivos comunes, pues las buenas finalidades son las que unen a las personas. Así lo entendió Gaspar Melchor de Jovellanos, como consta en una frase suya escrita en la plaza del sur de Gijón: “¿Por ventura es la sociedad otra cosa que una gran compañía en la que cada uno pone su fuerza y sus luces, y las consagra al bien de todos los demás?”

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