"No podemos separar la mesa del altar de la mesa de nuestros hermanos más empobrecidos" La eucaristía y la caridad

Durante estos días, nuestra Cáritas Diocesana de Mondoñedo-Ferrol (que cumple en este año su 60º aniversario) ha presentado la memoria de actividades correspondiente al año 2024. Os invito a consultarla. Entre ellos, destaca el problema de la vivienda, que, si afecta a todos, especialmente golpea a los más desfavorecidos. Urge encontrar entre todos respuesta a este reto social"
"Igualmente es sangrante la situación de tantos inmigrantes con situación administrativa irregular. Es urgente dar paso a la Iniciativa Legislativa Popular que abriría horizontes de esperanza a muchas personas"
"En cada celebración eucarística el Señor se nos entrega por entero, haciéndose pan partido para que tengamos vida"
"Este don inmenso no es sólo un acto de fe individual, sino una llamada apremiante a vivir la caridad y el amor a los pobres que Él mismo nos enseñó con su vida y su palabra. Que cada comunión nos impulse a ser más generosos, más compasivos, más atentos a las necesidades de nuestro prójimo"
"En cada celebración eucarística el Señor se nos entrega por entero, haciéndose pan partido para que tengamos vida"
"Este don inmenso no es sólo un acto de fe individual, sino una llamada apremiante a vivir la caridad y el amor a los pobres que Él mismo nos enseñó con su vida y su palabra. Que cada comunión nos impulse a ser más generosos, más compasivos, más atentos a las necesidades de nuestro prójimo"
En cada celebración eucarística el Señor se nos entrega por entero, haciéndose pan partido para que tengamos vida. Este don inmenso no es sólo un acto de fe individual, sino una llamada apremiante a vivir la caridad y el amor a los pobres que Él mismo nos enseñó con su vida y su palabra.
La eucaristía, en su esencia más profunda, nos revela el amor incondicional de Dios. Es el sacrificio de Cristo que se hace presente, su cuerpo entregado y su sangre derramada por la salvación de todos, especialmente de los más necesitados y vulnerables. ¿Cómo podríamos, entonces, participar de este banquete divino y no sentir en nuestro corazón el impulso de compartir ese mismo amor con quienes nos rodean, en particular con aquellos que sufren?
No podemos separar la mesa del altar de la mesa de nuestros hermanos más empobrecidos. Tiene sentido, por tanto, que el día del Corpus, el día eucarístico por excelencia, sea también el Día de la Caridad, el Día de Cáritas. La eucaristía nos nutre para el camino, nos fortalece para el servicio y nos impulsa a reconocer el rostro de Cristo en cada persona que pasa necesidad. Cuando el sacerdote nos dice «podéis ir en paz», no es un simple final, sino un envío. Somos enviados al mundo para ser eucaristía viva, para prolongar el amor de Cristo en nuestras acciones cotidianas.

Pero esta caridad que todo cristiano ha de vivir en el día a día cotidiano, en sus compromisos y opciones sociales, económicas y políticas, necesita también estar organizada. Surge aquí Cáritas, como expresión de la caridad de la Iglesia, como respuesta organizada que la Iglesia da ante el mundo de la exclusión, la vulnerabilidad y el empobrecimiento. Porque Cáritas no es sólo una organización asistencial: es la expresión visible y concreta de la caridad de la Iglesia, el brazo extendido de nuestra comunidad que llega a aquellos que están al margen, a los que han sido olvidados o excluidos, extensión del misterio eucarístico que se celebra en el templo.
Durante estos días, nuestra Cáritas Diocesana de Mondoñedo-Ferrol (que cumple en este año su 60º aniversario) ha presentado la memoria de actividades correspondiente al año 2024. Os invito a consultarla. Es todo un ejercicio de trasparencia y de rendición de cuentas, en la que comparte con nosotros su buen hacer para que sigamos confiando y apoyando su obra. En ella se nos expresan algunos de los problemas principales que tienen que afrontar las personas que acompañan. Entre ellos, destaca el problema de la vivienda, que, si afecta a todos, especialmente golpea a los más desfavorecidos. Urge encontrar entre todos respuesta a este reto social: con una nueva cultura, una nueva economía y una buena política que ayude a buscar salidas a este problema. ¡No es posible que Galicia, también nuestra diócesis, sea la región española con más situaciones de chabolismo de España, y eso que existen fondos para erradicarlo! ¡Tenemos que hacer algo! Igualmente es sangrante la situación de tantos inmigrantes con situación administrativa irregular, quienes pudiendo y queriendo trabajar, necesitando trabajar y habiendo demanda, no puedan hacerlo por «enrocamientos» políticos. Es urgente dar paso a la Iniciativa Legislativa Popular que abriría horizontes de esperanza a muchas personas.
Celebrar la eucaristía es tomar consciencia también de estos problemas que afectan a hermanos nuestros. La eucaristía no nos evade, sino que nos sumerge en el amor que sabe mirar y que nos debe llevar a un compromiso cada vez más profundo con la justicia y la solidaridad. Que cada comunión nos impulse a ser más generosos, más compasivos, más atentos a las necesidades de nuestro prójimo. El amor a los pobres no es una opción secundaria para el cristiano, sino una consecuencia ineludible de nuestro encuentro con Cristo en la eucaristía. En ellos, Cristo mismo nos espera.
Quiero agradecer a los voluntarios y agentes de Cáritas, a los socios y donantes, a las instituciones que confían en su buen hacer. Quiero invitar a todos a participar en esta gran familia de Cáritas para seguir generando una cultura de fraternidad y de esperanza. Que esta fiesta eucarística del Corpus, que tiene tanta tradición en nuestra tierra, transforme nuestras parroquias y comunidades en hogares de acogida y solidaridad.

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