Aforística 24

---La tierra era soledad y caos, dice el Génesis:  y lo sigue siendo.

---La gran misa pontifical navideña en el Pilar con los infanticos, coro, orquesta y órgano: con incienso en el interior y mirra en el Belén exterior  (en medio los niños correteando y haciendo diabluras).

---La antigua moral recomendaba tapar nuestras vergüenzas: la nueva moral recomienda destapar nuestras desvergüenzas.

--- (Casuística) No debemos fumar mientras rezamos: pero podemos rezar mientras fumamos.

---Todo es efímero incluido lo efímero que también pasa: pero entonces todo es efímero y nada es efímero, porque lo efímero también pasa a la nada.

---En la vida tenemos momentos discontinuos de plenitud: en medio del contínuum rutinario de la planitud.

--- (Epitafio) Aquí está el que ya no está.

---El traedor trae y atrae: el traidor lleva y retrae.

---Mohíno: recubierto de moho (mohoso).

---Antes cada cosa era cada cosa: ahora cada cosa es un caso.

---La belleza como pureza e impureza: rostro y contrarostro, cara y contraluz.

---En la vida no queda piedra sobre piedra, caen todos y todo: cuán sola se queda la nada
cubierta de musgo.

---Llamamos mona a una bella persona: llamemos homo a un feo mono.

---En el universo no solo está la causalidad y la casualidad, la necesidad y el azar, las leyes y sus fallos o fallas: también hay el amor, el cual podría definir sintéticamente el mundo como libre necesidad.

---Según Wittgenstein, estamos atrapados por nuestro lenguaje cristalizado: se trata de limpiar los cristales o buscar una salida fuera de la cristalización.

---Limpiar los cristales sería pragmatismo vital: buscar una salida afuera sería radicalismo mortal (porque la auténtica salida o éxitus es la muerte).

---Las cinco en punto de la tarde: una hora emblemática tanto para Kant, que paseaba a esa hora, como para García Lorca, que poetizaba esa hora.

---Dudo, luego existo dudosamente: no dudo luego existo indudablemente.

---El hombre desea finalmente la muerte: pero está mal decirlo (maldecirlo).

---No quieras saber demasiado: sabrás que no sabes y que no saben.

---Tomarlo todo con cercanía y distancia, eros y logos, amor y humor.

---Nos admiramos de que alguien nos admire: y entonces lo ad-miramos.

---Sin ti no existiría, sin mí no existirías: pero tienes un alma dentro del alma, y en el alma otra (almario).

---Qué feliz me ando: temo descarriarme infelizmente (por ejemplo, prostáticamente).

---Aunque la muerte tarde, como en el caso de G. Durand, sigue llegando de pronto: impromptus.

---Al viejo le asalta cierta dificultad de proseguir: una cierta dificultad de seguir siendo.

---En internet se cruza lo falso o falsario y lo verdadero o veritativo: el resultado es lo verosímil.

---Los progres le echan la culpa de todo a Franco: pero la tenía Frankenstein, que es una figura o figuración que implica a Franco, los franquistas y los antifranquistas.

---Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo (J. Cortázar, Rayuela): en el amor somos elegidos destinalmente por la maga-magia del amor, que es la protagonista de Rayuela y de la vida, ya que el amor es el ser o rayo que no cesa, rayo destinal que define la quintaesencia de la rayuela, un juego que conjuga/conjuega nuestra vida desde la infancia, un rayo que nos raja y raya, una rayuela que expresa las rayas del juego del lenguaje existencial en las palmas de las manos y en el subsuelo de nuestra existencia, un destino que juega con nosotros al tino y al desatino.

---El juego de rayuela resulta tragicómico, pues consiste en saltar con un pie sobre la tierra madre, sin perder el equilibrio y buscando la salida o el éxito: el cual finalmente se confundirá con el éxitus o exit, la muerte.

---En su cuento El perseguidor de J. Cortázar, el sexo del músico protagonista se confunde con su propio saxo, el cual adquiere un simbolismo litúrgico: tanto el sexo como el saxo apuntarían más allá de su propia función material a un horizonte de sentido abierto aunque inatrapable.

---El eros es sagrado: por eso el sentido está simbolizado hermenéuticamente por el dios Hermes de un modo itifálico: como un índice o indicación más allá de su materialidad, como una significación y no un mero significado, al modo de un amor que sobrepasa el mero sexo.
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