Madrid real (y Realismo virulento)

MADRID REAL

Con su pase a semifinales de la Champions, el Real Madrid ha pasado de la realeza a la realidad. Zidane y sus hombres, sin el espectacular Cristiano Ronaldo, logran semejante hazaña en los tiempos difíciles de la pandemia. Nos identificamos con este Madrid los que andamos en crisis o tambaleantes, viejos o enfermos, decadentes que prosiguen adelante. Pero también nos identificamos con un equipo que representa nuestra cultura culta o cultivada, y no chapucera o ramplona. Sí, ya sé que es fútbol elitista y millonario, pero al menos bien administrado y organizado, simbolizando el viejo honor y la nueva honra de las Españas.

Pude ver a Di Stéfano jugando admirablemente en los años sesenta contra el Anderlecht en Bruselas, y pude ver al Real Madrid en el campo del Innsbruck en pleno Tirol. La admiración de belgas y austríacos era unánime. De niño fui como tantos otros del Athletic de Bilbao, pero pronto resurgió el Madrid como triunfador. Aguanté la tesitura bilbaína hasta mi arribada a Bilbao, pero había que llamar Bilbo a Bilbao y al Bilbao el Athletic, y ahí me desenganché del bilbainismo en favor del realismo del Madrid internacional.

Decía Alfredo Di Stéfano que el gol representa el amor; yo diría que al menos un éxito o salida de la encerrona del campo vallado. Una dádiva o apertura, una salida del laberinto liberadora de nuestras energías, así pues liberación o libertad. La doble liberalidad de ganar y perder. Y, en efecto, el fútbol es como una religión libre y democrática, en la que Dios es el esférico libre, el Papa es el árbitro y los jugadores o futbolistas son los sacerdotes u oficiantes del rito o ritual. Pero en donde se puede abuchear al Papa árbitro y abroncar a los sacerdotes, siquiera sin excederse.

REALISMO VIRULENTO

---La pandemia ha condicionado un realismo virulento: un realismo nudo y desnudo (la Realeza
ha quedado desnuda).

---No podemos asumir solo a Dios y el bien: pero sí a Dios y el diablo ortodoxamente.

---Dios y el diablo como bien y mal: correspectivamente.

---Baudelaire libera la realidad y la vida de su pura bondad: por eso libera la poesía de la
poética idealista, inaugurando así la modernidad.

---La poesía como tránsito por el límite del decir: y la música como tránsito por los límites del
oír.

---La poesía es la dicción al borde del silencio: la música es la audición al borde del calderón silente.

---No comprender el mundo = no ser comprendido por el mundo.

---Necesitamos un valor vívido para vivir: y un valor oscuro para morir.

---La vida es nuestra consciencia: la muerte es nuestra subconsciencia.

---Hablamos y hablamos: la realidad es otra y la actuación distinta.

---Estamos rodeados de gurús sublimes: en la religión y la política, en la cultura y la psicología social.

---Me he movido entre el desierto aragonés y el verdor vasco, entre lo paterno y lo materno: fratriarcalmente.

---La impresión de habitar un cuerpo extraño: desterritorializado y frío.

---El escorzo del corzo saltando oblicuamente en el espacio terso como cérvido
capréolo (capreolus).

---Eres mi lectora y coautora en fusión: en ti me fusiono porque tú me trasfundes, en mi te
fusiono porque yo te trasfundo.

---Estoy legando mucho material escrito a la posteridad: es mi venganza cultural.

---El miedo atenaza al más sensible: pero también puedee llegar a insensibilizar.

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