Valentía y cobardía de existir (y Mortal y violeta)

Siempre fiel a (su amor a) la sabiduría, y a su independencia radical, Andrés Ortiz-Osés nos habla, ahora que se acerca a los cuidados paliativos, de su situación, de su existencia, de la "Valentía y cobardía de vivir". Andrés, mediante la escritura, convierte su sufrimiento en un regalo precioso que nos ofrece como un gesto amoroso, como una caricia, humorosa y tierna. Me parece un testimonio de una inteligencia, de una profundidad, de una honradez humana tan radical y de una integridad tales, que me gustaría que lo leyeseis con especial atención, con especial mimo y cuidado. Merece la pena, creo, que no se pierda, que perviva. Es un regalo, muy generoso por su parte, contarnos, con esa serenidad y lucidez, su propia experiencia de este trance. Se trata de algo que, en última instancia, nos une a todos y que nos espera a todos, como un horizonte más o menos temido, más o menos silenciado, pero terrible y, sobre todo, en el fondo, liberador. (Luis Garagalza)

VALENTÍA Y COBARDÍA DE VIVIR


Solemos tener más valentía con la vida y más cobardía con la muerte. El valiente huye hacia adelante vitalmente, el cobarde huye hacia atrás mortalmente. Pero quizás no debería plantearse la valentía o la cobardía, sino el auténtico valor. Pues el valiente suele ser temerario y el cobarde miedoso, pero el valeroso tiene temple o cuajo que lo hace más templado. Pues bien, hay que ser valeroso en la vida y en la muerte, en la salud y en la enfermedad, en lo bueno y en lo malo. Al menos eso dicen los bienpensantes y los bienpensados, a veces dispensados de pensar, con perdón, pues la cosa es fácil de predicar y difícil de practicar.

Como he expuesto medrosamente en otras ocasiones por si sirve, aunque no lo creo, mi experiencia de la vida y de la muerte implica una vida vivida y una enfermedad mortífera. En la vida he tenido cierto valor humano, el cual es en el fondo una mezcla de valentía y cobardía, y ante la muerte en el horizonte algo parecido. Tras cuatro largos años de fuerte quimioterapia, en los que el remedio ha sido tan duro como la enfermedad, hemos acabado renunciando a ella por no poder soportarla más. He sufrido y he gozado, he sido infeliz corporal o físicamente y feliz psíquica o anímicamente, gracias a la familia y amigos, médicos y enfermeras, la cabeza y el corazón abiertos y mis últimos escritos indigentes. En ocasiones dudo si ha merecido la pena tanto polvo, sudor y yerro, pero sí, aunque nada más fuere por el reencuentro con el viejo amigo de Lisboa en Bruselas tras décadas de incomunicación. No sabemos lo que es el amor de amistad verdadero hasta que lo hemos perdido y hallado. Pero estoy soltero y, por lo tanto, suelto o libre para acabar con el viejo tormento y recabar los cuidados paliativos, ay, los cuales ya incluyen su propia penitencia.

La verdad es que he acabado exhausto y tengo cansados a colegas, discípulos y lectores. No tengo miedo a la muerte, solo a morir malamente; espero no tener que recurrir a las nuevas prácticas eutanásicas recién aprobadas, pues no me fío aún demasiado de la tecnología o tanatología nacional (me fiaría más de la técnica alemana). En mi última reacción alérgica a la quimio pedí a Dios que aprovechara para llevarme a su seno unamuniano, porque la muerte dice trascendencia. Pero apenas hay gente que crea ya en la trascendencia, incluidos los cristianos, a juzgar por su atenimiento y sumisión a la vida terrestre a pesar de todas sus durezas y asperezas. Por eso pienso que el suicida no es, como suele pensarse, un cobarde sino un valiente, puesto que lo observo con un gran arrojo y valentía, sin duda en demasía para mi propia cobardía. Ahora bien, el que sobrevive aunque sea malviviendo es el considerado paradójicamente como el valiente que desafía al destino.

Predicamos todavía heroicamente nuestro enfrentamiento contra el destino, en lugar de predicar y practicar nuestro afrontamiento antiheroico del destino propio o apropiado al hombre y su humanidad, que no suprahumanidad o divinidad. Por eso el caso de Jesús es un caso transhumano o divino, que no debe presentarse como la exaltación y exultación del dolor, el sufrimiento y la muerte, so pena de recaer en piadoso sadomasoquismo. En estas lides terapéuticas la ciencia médica debe ser la terapia fundamental, una ciencia que como toda ciencia no es precisamente mágica aunque a veces lo parezca. Al contrario, el actual avance de la analítica médica no deja a nadie sano ni a salvo, porque todos estamos implicados con nuestras complicaciones somáticas. Desde la filosofía y su razón crítica solo cabe pedir valor frente a la vida y frente a la muerte, un valor que en el fondo es a la vez valentía y cobardía, así pues afrontamiento ambivalente de una existencia que, como la nuestra humana, resiste y desiste, vive y muere, es luminosa y sombría. En una palabra, es valiente y cobarde.

La pura valentía es una huida temeraria hacia adelante y ofrece viejas connotaciones masculinas, mientras que la impura cobardía es una huida medrosa hacia atrás y ofrece viejas connotaciones femeninas. Mas no se trata de huir adelante o atrás, sino de asumir el movimiento de ida, vuelta y revuelta crítica. Polvo, sudor y hierro, el Cid cabalga: pero cabalga compasivo tras vencer el miedo de una niña asustada por sus huestes. Valentía y ternura, pasión de la vida y compasión de la muerte.

MORTAL Y VIOLETA


---El color violeta procede de la violación del rojo sangre, vital y solar, por el velo cauterizador del azul mortecino.

---La vida es mortal: y la muerte violácea.

---Dios era el opio del hombre y su muerte lo ha retrotraído al mono: por su abstinencia opiácea.

---Los tambores de la Semana Santa en Aragón: cabreo por la vida y protesta por la muerte, ritual de regeneración en primavera, razón vital y razón mortal, desgarro existencial.

---El que pierde la vida se libera y la entrega: el que gana la vida se la carga y le aplasta.

---La vida prosigue enlazada: hasta su desenlace.

---La tierra es gris y verde: la tumba violácea y violentada.

---Solo hay un campo-santo: lo demás es profano.

---Hablar con los muertos quevedescamente: los únicos que ya saben.

---El amor resucita a los muertos: el humor resucita a los vivos.

---Nacemos llorando: morimos enjugando las lágrimas.

---Desde la vida la muerte es eterna: desde la muerte la vida es temporal.

---La vida es la verdad mentirosa: la muerte es la mentira verdadera.

---Platón defiende la inmortalidad: él mismo es su propia verificación.

---La naturaleza endiablada de los animales salvajes: matándose/matándonos mutuamente.

---La civilización aporta la muerte civilizada: domesticada.

---La realidad es bruta: y su final brutal.

---Y, sin embargo, en medio del campo-santo florece el esplendor de un verdor verdadero.

---En el aislamiento pandémico hemos redescubierto nuestra soledad: acompañada por otra soledad.

---Se nos pide una mentira piadosa sobre la vida: porque su verdad resulta insoportable.

---El amor nos salva la vida, pero no la muerte: el amor nos salva la vida de la muerte.

---Al intentar matar la muerte, amputamos la vida.

---Lo invisible procede de lo visible: pero lo visible promana de lo invisible.

---Lo invisible se divide por lo uno y lo mismo: lo visible se divide por el dos y distinto.

---En la vida apenas si podemos hablar de la muerte: porque vivos la desconocemos y tememos, y muertos nos desconocemos.

---Contra Epicuro: en la vida convivimos con la muerte, y en la muerte conmutamos la vida y la despedimos (así que vida y muerte están entrelazadas).

---El que pierde la vida, gana la trasvida: el que gana la vida, pierde la mortaja eterna.

---Mentar la muerte es mentar la gran mentira para unos: y la gran verdad para otros.

---Estoy abierto al transfinito romántico: ilustradamente.

---La muerte natural es violencia de la naturaleza: y la muerte innatural es violentación de la naturaleza.

---En el tema y realidad de la muerte uno se queda finalmente solo.

---Quiero morir del todo: para trascender entero.

---Estamos hechos de átomos: pero los átomos son relatos encapsulados con sus relaciones.

---No se trata de reemplazar la vida por la trasvida: se trata de emplazar la vida ante la muerte.

---La muerte es más necesaria que la vida: por cuanto es inevitable y la vida no.

---La vida es sensitividad: la existencia es sensibilidad.

---Solo la existencia es una cuestión de vida y muerte.

---La vida es un paréntesis entre la previda y la posvida.

---La vida se burla de la muerte: la muerte se ríe de la vida.

---La vida ha sido nuestra destinación: la muerte es nuestro destino.

---Vivir es sobrevivir: morir es supervivir.

---El tiempo nos separa de la muerte: el espacio nos reúne con la muerte.

---El tiempo posibilita el espacio: el espacio condiciona el tiempo.

---Vivir es reflotar entre el aire y el agua: morir es naufragar entre el fuego y la piedra.

---La vida es expansión y la muerte impansión: la vida es extrínseca y la muerte es intrínseca.

---La existencia es una lidia: la muerte es un alivio.

---Vivir es proyectar: morir introyectar.

---La existencia es un enigma: la muerte es un misterio.

---Vivir es convexo: morir es cóncavo.

---La vida es vivible y la muerte es morible: el problema no es su colusión o afrontamiento. sino su colisión o enfrentamiento.

---Conocemos la muerte anterior al nacimiento: y reconocemos la muerte posterior a la vida.

---Me gusta poner a los amigos en situación ambivalente: para su decantación o cante.

---No me muero si convoco la muerte, revivo: pero me mueren o atormentan.

---Menos mal que alguno se entera por la wikipedia de quién eres: soy una persona.

---El amor revierte los defectos ajenos en afectos propios.

---Ana Moura, fado: mas bendita esta locura de cantar y de sufrir (Loucura).

---De nuevo frente a Epicuro: mientras existimos coexiste la muerte en resistencia, y cuando
dexistimos coexiste la muerte en dexistencia (así que muerte y vida están entrelazadas).

---Si no se publican algo es porque no se entienden o bien porque se entiende y se acobardan:
nadie vende si no se vende (y la muerte no vende todavía).

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