Vivencias 49

--- Las Edades del Hombre (III) en la catedral del León (esplendor en la piedra). En su interior, la Virgen de las Cantigas (siglo XIII Palencia): la sonrisa enigmática de la Magna Mater, con la boca torcida a la izquierda (rictus ritual).

--- No hemos venido a ver, sino a no ver, dice un letrero firmado por Juan de la Cruz. Visión arquetípica: imagen sin imagen: imago.

--- El sentido entre el uso pragmático (la almendra real) y el huso arquetípico (la mandorla mística), entre la cultura y la natura, el logos referente y el mythos aferente, entre el neocórtex y el paleocórtex.

--- La filosofía como desentendimiento de la realidad continental: su emplazamiento simbólico está en los puertos abiertos o aeropuertos, con su faros cual falos erguidos de Hermes, dios del lenguaje como entendimiento desentendido de la realidad cerrada o literal.

--- En su obra Myth, Faith and Hermeneutics, nuestro Raimon Panikkar define al mito como el horizonte de inteligibilidad de lo real, en cuya simbólica ontológica aparece (comparece) el Ser y, a su través, Dios. Dios es símbolo, y no concepto: por eso creemos a través del mito, pero no el/al mito.

--- Su visión religiosa orientalizante contempla la creación como la “explosión” de Dios, por lo que puede hablarse de un proceso tempiterno (humano divino). Subyace a esta visión profunda la relatividad omnímoda (advaita): todo acto se liga a sus efectos, conformando una totalidad coímplice.

--- En este contexto sacral, la hermenéutica del mito religioso es un acto litúrgico y, por tanto, sacerdotal. La explicación es aquí implicación: por ello Dios implica al mundo, y viceversa. Ello confiere a esta religiosidad un sentido de libertad o liberación, ya que asume los contrarios, así como una función descondicionadora del hombre atrapado por lo cósico fragmentario.

--- Para que haya sutura tiene que haber escisión: pero la escisión lo es de una juntura. Pues si el mundo es la explosión de Dios, entonces Dios es la implosión del mundo. Podríamos concluir con C. Pearce que el espíritu refleja un universo que refleja al espíritu.

--- En nuestro discurso hermenéutico, los arquetipos representan la realidad virtual, la matriz de las formas (mater formarum), las configuraciones abiertas al troquelado de cada cultura, la urdimbre constitutiva librada a lo institutivo, la realidad implicada o coimplicada en la realización, el interior de la exterioridad. El arquetipo nos posibilita llegar a ser lo que ya somos (in nuce), constituyendo la estancia radical de nuestras instancias. En este sentido, el arquetipo no es prefigurativo o apriórico (esencial), frente a Jung, ni meramente figurativo o aposteriórico (existencial) frente a los posjungianos, sino coímplice o con-figurativo: coexistente o coexistencial. O los arquetipos como reversos del ser, los cuales aparecen como imágenes en negativo de la realidad vivida (vívida).

--- Metodología hermenéutica: partir de una fenomenología de la vida en sus escisiones y consustancial alienidad o desdoblamiento, hasta llegar a una visión trascendental de la realidad compuesta por pares de oposición. De aquí surge la necesidad de una dialéctica de los contrarios, capaz de redoblar el desdoblamiento de lo real, así pues de coimplicarlo.

--- En filosofía es necesario sobrepasar las categorías lógicas propias del hombre en el mundo (logos), y llegar a las categorías mitológicas propias del hombre en el cosmos (arquetipos). El mundo representa el tiempo del ser, el cosmos es el ser del tiempo: su espacio ontológico y destinal.

--- La naturaleza es dura, la sociedad débil y Dios ambas cosas. (El hombre, en medio, flipa en estéreo.)

--- La voluntad de poder como amor y odio: se precisan, como precisó Nietzsche, los dos. Para poder vivir. (Yo hablaría de voluntad de implicación).

--- La vida como un proceso no de explicación lineal o tránsfuga, sino de implicación: enroscamiento en el ser.

--- Implicarse es también cobijarse: sólo los hombres valientes, como Oteiza, tienen el valor de hablar de nuestra cobardía ontológica a asumir.

--- ¿Luchar contra la muerte? Que se apague mi voz es lo que quiero: esta voz lamentable. (Tenía razón Einstein: Dios no juega a los dados. Lo hace el diablo con los dados de Dios).

--- La faz y el antifaz: llevamos la entropía detrás (contrarrostro, tubo de escape). -

--- In principio erat implicatio: en el principio era la implicación, es decir, lo inexplicado e inexplicable: Dios dormía con el diablo, y el Ángel de la luz era el de las tinieblas. Luego vino la explicación (humana), y todo se separó de todopor abstracción. Un día acaso vuelva todo a reintegrarse en el todo.

--- Todo lo existente, merece perecer (Hegel). Y lo que no existe, acaso no merezca nacer y fenecer.

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