Vivencias 60
| A. Ortiz-Osés
--- Martín Heidegger proyecta la hermeneutización de la realidad en su obra “Ser y tiempo”: donde el hombre se define existencialmente por su mundanidad relacional y significacional.
--- A menudo la vieja “decisión” existencial suena a una ocisión o autosacrificio: autenticidad heroica. --- Abogar por una búsqueda humana del sentido humano.
--- Parece que a los viejos ya no nos hacen caso: así podemos ir a nuestro aire (si es que aún nos queda). --- La música de Bach: la transformación de la masa indiferenciada en masa armoniosa.
--- Hay mucha gente convencida: pero que no convence.
--- Dar clase no es bueno porque cansa: y no dar clase no es bueno porque aburre.
--- Heidegger y socios existencialistas pretendieron desvelarnos la verdad del hombre en su radical finitud, aunque se trataba de algo ya archiconocido: el problema sigue estando en cómo conjurar, exorcizar o abrir dicha finitud o confinamiento.
--- Para el que piense, esta vida da mucho que pensar: y para el que no piense, esta vida resulta impensable.
--- Lo bueno si doble dos veces bueno.
--- Los peligros del viaje en alemán: gefahr-en.
--- El deseo de desnacer: el deseo de ser nada (desaparecer).
--- Cofrade: cofraude.
--- Pasar de la lucha literal a la lucha simbólica: electoral.
--- De joven me extasiaba ante el mar: ahora lo contemplo con humedad.
--- La infusión de Rooibos produce relajación y es antioxidante: su sabor aromático queda matizado con un toque de canela, cardamomo y jengibre (así en Hornimans).
--- El desvelamiento de la finitud deja al hombre en vela o desvelado: con ello pierde tanto el sueño como la ensoñación.
--- Antes de los 20 años aún no se vive propiamente: y después de los 60 ya se vive impropiamente.
--- Me choca que Heidegger en Ser y tiempo no considere como existencial la soledad del hombre en el mundo: la solitariedad positiva y negativa. Sin embargo, el acento en la culpa o culpabilidad me parece excesivo y típicamente luterano: pues la gran culpa es haber nacido, y se trata de una culpa ajena por cuanto nos hacen o nacen (el pecado original es de los padres).
--- El destino en Ser y tiempo es asumir la propia finitud: heredada y elegida a un tiempo.