Carta abierta al Episcopado venezolano

Estimados cardenales y obispos con los cuales comparto la fe en Jesús, el resucitado, que dejo a la Humanidad entera su mensaje de los Evangelios y  su testimonio de vida que lo condujo a la muerte sobre la cruz. 

Que yo les considere como los discípulos y pastores de este Jesús, siempre presente en el corazón de todas las personas de buena voluntad, me parece normal y fraternalmente correcto. 

El destino quiso que me hiciera mas presente en la Venezuela de Hugo Chávez, gran promotor de una Venezuela democrática, con mas justicia social y maestra de su destino soberanía.  

episcopado de Bolivia

Ustedes saben, mejor que yo, que en la cuarta republica, precedente la victoria electoral de Hugo Chávez, como presidente de Venezuela, las condiciones de vida de los pobres y humildes  no les permitían acceder gratuitamente a la escuela, a la salud, al alojamiento de nivel humano, respetando  sus condiciones de vida familiar. 

Saben, también, que Venezuela tiene grandes riquezas en petrolero, oros, diamante y carbón.  Saben también que países extranjeros y empresas multinacionales se aprovechaban de esas riquezas con la complicidad de los gobiernos anteriores. No dudo que esos países y multinacionales que se hicieron muy generosas tanto para con los gobernantes y las elites sociales, dentro de las cuales, figuran, me imagino, los miembros del episcopado  venezolano. 

Al llegar Chávez con su proyecto de recuperar las riquezas del país para ponerlas al desarrollo del pueblo venezolano, me parece algo vueno y de gran justicia. Así nacieron los programas que iban asegurar la gratuidad a todas las personas  de edad, sin discriminación social o de raza, para ir a la escuela, para tener acceso a todos los servicios de salud, y de beneficiar de alojamiento para las familias humildes. 

Una política que se aparentaba a la doctrina social de la Iglesia.  Como ensayo, me he dedicado a mirar esas políticas de Chávez con los pensamientos del papa Juan XXIII en sus encíclicas Pacem in terris y Mater et Magistra. Me he quedado sorprendido de ver hasta que punto el católico Chávez andaba en la línea de esa doctrina social de la Iglesia. Me permito dejarlos  con las conclusiones de esa comparación. 

https://www.religiondigital.org/humanismo_de_jesus/Papa-Juan-XXIII-Socialismo-XXI_7_1840385968.html

Lo que no entiendo es su oposición radical a esta revolución chavista que el mismo Chávez, de fe católica, llevaba por adelante, respetando la democracia y la Constitución vigente al momento de su elección. 

No veo lo que ha motivo el cardenal Velasco y el obispo Porras de transformarse en golpistas juntos a las oligarquías  y a Washington, muy presente en todo eso. ¿Era como pastor o como político? 

Me gustaría mucho asi que a muchas otras personas que nos diera el motivo pastoral,  de su presencia activa en ese golpe de abril 2002. 

Sin alagarme demasiado, me gustaría saber ¿porque  silencian el intervencionismo  de Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela? ?Que no hablen nunca de los efectos negativos de las sanciones impuestas al pueblo. ?Que silencian las conquistas sociales en educaciion, salud, alojamiento? ? Que hablen del gobierno como una dictadura mientras que actua dentro de un estado de dereho. Como representes de la “verdad” de “toda la verdad” encuentro este silencio como una complicidad, justificado por otros intereses que los del pueblo venezolano. 

No quisiera saber que el episcopado venezolano se aprovecha de la religión para que Washington vuelva a tomar el control del Estado. No quisiera, tampoco, aprender que el mismo episcopado reciba dinero y servicios de parte de Washington por sus buenos servicios.

Me he dirigido a ustedes con franqueza y respeto. Pienso que los hermanos y hermanas de la cristiandad les agradecieran al aclarecer sus motivaciones por oponerse a una revolución socialista de formato humanista, cristiano y anti-imperialista. ustedes prefieren hablar de comunismo, marximo, dictadura....No sé si esos calificados suyos son parte de la verdad o de la manipulación.

Con todo mi respeto

Oscar Fortin

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