Jesús de Nazaret

Los tiempos que vivimos no son tales que nos convenzan de que la gobernanza mundial que nos proponen los grandes y poderosos de este mundo es la que mejor responde a las grandes aspiraciones de la Humanidad. Los milenios que nos preceden marcan este avance caótico de un mundo cuyo resultado es el de una dominación cada vez mayor de una minoría, que se ha convertido, hoy en día, en el 1% que impone sus deseos al 99% de estos hombres. , mujeres y niños, cuyos sueños de vivir bien, libertad, justicia, respeto y solidaridad se reducen al mínimo denominador. 

Esta observación es tanto más obvia que la descompartimentalización de nuestras islas de la vida nos abre al mundo y nos permite descubrir a estos grandes manipuladores y usurpadores de la gobernanza global. Las guerras que declaran y avivan en Europa, Oriente Medio, África, América Latina, Asia están ahí para silenciar a los recalcitrantes y exigir que la gente se someta a sus propias reglas, a sus propias leyes. . Obviamente, tomar el control de su riqueza es un hecho.

Lejos de reconocer su diabólico proyecto de dominación y conquista, quieren ser vistos y reconocidos como salvadores de la humanidad. Para ello, la quinta columna de sus fuerzas ofensivas, conformada por un poder mediático sin precedentes, está desplegando todos los recursos técnicos y humanos para lograr este objetivo. Parte de este arsenal son acciones bajo falsas pancartas, múltiples formas de manipulación, que van desde la mentira hasta la demonización de quienes se atreven a oponerse a su proyecto de dominación y gobernanza del mundo. Tienen bajo su control las principales redes de comunicación del mundo al servicio de las cuales trabajan los profesionales de la desinformación. Estos últimos son capaces de hacer de un dios un diablo y de un diablo un dios, de convertir la verdad en mentira y la mentira en verdad. Desprovistos de conciencia, pueden permitirse cualquier cosa. 

Los paradigmas de gobernanza en este mundo se basan fundamentalmente en tres grandes poderes: el del dinero (tenerlo), el de la dominación (gobernar), el del prestigio (aparecer). Ya, en tiempos de Jesús, estos tres poderes habían sido estigmatizados, en el simbolismo de las tres tentaciones de Jesús en el desierto. Es una puesta en escena en la que el Diablo, este amo del mundo, intenta arrastrar a Jesús a la estela de los paradigmas del tener, del poder y del aparecer. En los tres casos rechazó categóricamente aquellos paradigmas que no son los de su Padre y que no pueden ser satisfechos por las grandes aspiraciones de la humanidad. 

¿Cuáles son las alternativas a estos paradigmas?

Ya, varios siglos antes del nacimiento de este Jesús, el profeta Isaías había anticipado las palabras que serían suyas enviadas por el Padre: 

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por unción para llevar el evangelio a los pobres. Me envió a anunciar la liberación a los cautivos ya los ciegos el regreso a la vista, enviar libres a los oprimidos, proclamar un año de la gracia del Señor. »(Lucas 4, 18-19 = Is 61, 1-2a)

Su madre, aún embarazada del niño, pronunció esta exclamación profética al compartir su alegría con su prima Isabel. 

“Desplegó la fuerza de su brazo; esparció a los que tenían pensamientos orgullosos en sus corazones. Derribó a los poderosos de sus tronos, y exaltó a los humildes. Al hambriento sacia de bienes y al rico despide con las manos vacías. »Lc 1,51-53

El tono está establecido. Se presenta con autoridad y poder interior no para tomar el lugar de los grandes y poderosos de este mundo, sino para derrocar el orden de este mundo, caracterizado por tener, poder y apariencia. A los paradigmas de este mundo, opone los de un mundo donde predomine la justicia, el compartir y la solidaridad en el haber, donde la dominación se transforma en un poder de servicio asumido por todos y para todos y, finalmente, donde el apareciendo, dando prestigio a unos e insignificancia a otros, se transforma por completo, el más grande se convierte en el más pequeño, los amos se vuelven servidores, los primeros ceden su lugar a los segundos. 

Su vida transcurre en medio de los pobres, los enfermos, los pecadores, los excluidos. Sus palabras son tantos llamados al despertar de las conciencias, a la necesidad de cambiar radicalmente la percepción de los valores de este mundo por aquellos que son portadores de vida, paz y felicidad. Hace del amor por los demás una ley fundamental, cuya medida es el amor por uno mismo. " Amarás a tu prójimo como a ti mismo."A sus discípulos les dirá estar en este mundo sin estar en él, en el sentido de no asumir los valores de tener, poder y apariencia, sino los del nuevo orden, portador de justicia, de verdad, solidaridad, compasión, servicio y humildad. 

No podemos ignorar su Sermón de la Montaña, también llamado las Bienaventuranzas. Aquí hay algunos extractos de la versión dada por el evangelista Mateo (5, 3-12), 

“Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los hambrientos y sedientos de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque se les concederá misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Feliz eres si te insultan, si te persiguen y si te calumnian de alguna manera por mi culpa. Regocíjate y regocíjate, porque tu recompensa será grande en el cielo. "

Cuando pasa a resumir sus pensamientos en pocas palabras, para devolverlos a lo esencial, enumera justicia, ayuda y apoyo a viudas, huérfanos, extraños, humildad y buenafe. Este último punto me llama especialmente la atención debido a que tengo muchos conocidos que no creen en Dios ni en la Iglesia y que son personas de buena fe,profundamente comprometidas con el advenimiento de un mundo que opera en base de paradigmas que cruzan los promovidos por Jesús: justicia, verdad, solidaridad, compasión, etc. 

Si en toda su vida pública se presenta como un hombre tranquilo, sensible a los sufrimientos ajenos, paciente con las multitudes que vienen a escucharlo, es muy diferente cuando se encuentra frente a personas de mala feque tratan engañarlo de cualquier manera. Sin duda, muchos habrán oído hablar de su ira en el templo donde perseguía a los comerciantes que comerciaban allí. Menos conocidas son sus diatribas contra los fariseos, los doctores de la ley, los escribas. Me permito señalar algunas de estas invectivas, 

"¡Desgracia para vosotros, escribas e hipócritas fariseos! porque cierras el reino de los cielos a los hombres; ustedes no entran en él, y no permiten que entren los que quieran entrar. Mt. 23,13

¡Desgracia para vosotros, escribas e hipócritas fariseos! porque devoras las casas de las viudas y finges que rezas largas oraciones; por eso serás juzgado con mayor severidad. Mt 23, 14

¡Desgracia para vosotros, escribas e hipócritas fariseos! porque corres por mar y por tierra para hacer prosélitos; y cuando lo es, lo conviertes en dos veces más hijo del infierno que tú. Mt 23, 15

¡Desgracia para vosotros, escribas e hipócritas fariseos! porque pagas el diezmo de la menta, el eneldo y el comino, y dejas lo más importante en la ley, la justicia, la misericordia y la fidelidad: esto es lo que había que practicar. , sin descuidar otras cosas. Mt. 23,23

¡Desgracia para vosotros, escribas e hipócritas fariseos! porque sois como sepulcros blanqueados, que por fuera se ven hermosos, y por dentro están llenos de huesos de muertos y toda clase de inmundicias. Mt. 23,27

Después de tales comentarios, no es de extrañar que fuera arrestado, luego torturado, ridiculizado y enviado al Gólgota para morir crucificado en una cruz. Este destino fue una vía necesaria para revelar la humanidad en su plenitud. Vemos hasta dónde puede llegar en su crueldad, pero también y sobre todo hasta dónde puede entregarla el amor.

Su destino se parece al de muchos profetas y al de muchos de nuestros contemporáneos. Morir para servir a la justicia, la verdad, la solidaridad, la compasión, la misericordia le da a la humanidad el oxígeno que necesita para superar el mal que lleva dentro.

Para los no creyentes, esta historia de Jesús termina aquí. Por otro lado, para los cristianos del mundo esta historia no termina ahí. Para estos últimos, de los que soy, el Padre resucitó a Jesús liberándolo de los dolores de la muerte para convertirlo en el primogénito de una nueva humanidad.

"Ahora aquí está que, cerrando los ojos a los tiempos de la ignorancia, Dios ahora les hace saber a los hombres que todos y en todas partes tienen que arrepentirse, porque ha fijado un día para juzgar el universo con justicia, por un hombre a quien pretendía allí, ofreciendo a todos una garantía resucitándolo de entre los muertos. "actuar.17.30-31

Así, para el auténtico creyente, Jesús es elCamino a seguir, la Verdad a defender y la vida a asumir. Sus compromisos al servicio de los nuevos paradigmas deben dar fe de ello. Es una lucha diaria, pero cuyo final abre las puertas a un mundo nuevo, a una nueva humanidad, también liberada de los dolores de la muerte. 

Para el creyente es una certeza, pero para el ateo o el agnóstico no lo es. Sin embargo, como me señaló un amigo que se dice ateo, si eso alguna vez sucede eso, será, por supuesto, una buena cosa. 

En este contexto, es bueno leer la narración que nos da el evangelista Mateo del juicio final Mt. 25,32-46. Es posible que muchos incrédulos se encuentren en una buena posición allí y que muchos creyentes tengan sorpresas allí. 

Termino con esta frase sumaria del profeta Miqueas 

“Te has dado a conocer, oh hombre, lo que es bueno; y lo que el Señor te pide es que hagas justicia, ames la misericordia y camines humildemente con tu Dios. Miqueas, 6,8

Oscar Fortin

17 de septiembre 2020