Es claro que en el discurso oficial de la Iglesia se rechaza todas las formas de violencia, poco importa los motivos evocados para justificarlos. 

Su discurso oficial llama a los disidentes al dialogo a base de los principios del bien común del pueblo y en el cuadro de la constitución del país y en el respeto del derecho internacional. 

Lo que sucede en Venezuela es que el objetivo de la oposición de la extrema derecha, quiere, nada mas, el poder del Estado y la renuncia del poder de los dirigentes elegidos por el Pueblo. 

Por el momento, las Naciones Unidas y mas de los 2/3 países del mundo reconocen la legitimidad de las elecciones que dieron como presidente legitimo de Venezuela a Nicolás Maduro. Va igual por la nueva Asamblea nacional nacida de las elecciones del 6 de diciembre 2020. Es reconocida por las N.U. y la gran mayoría de los Estados del mundo. 

Lo que sucede en Venezuela son los múltiples actores  involucrados en el conflicto. El mas importante de ellos es la presencia del “imperio” (E.U.) que quiere volver a controlar el Estado así que sus riquezas. El secundo actor, mas importante, según mi punto de vista, es él de la Iglesia (Episcopado venezolano y el Vaticano). 

Desde el principio de la Revolución chavista, los dos principales actores se unieron para poner fin a aquella revolución bolivariana. Las palabras anti-imperialista y socialista se impusieron a las palabras “humanista y cristiana” que son partes de esta Revolución. Para el primero, de los actores, la desaparición del anti-imperialista dejara la puerta abierta al capitalismo. Por los secundos actores, la desaparición del socialismo (entendido como marxista y comunista etc…).

Con los centenares de millones de dólares investidos por el “imperio”, para luchar contra el Gobierno revolucionario, lograron formar grupos que se transformaron en oposición para actuar del interior de manera a deshacerse de los dirigentes y de la Revolución bolivariana. El auto-proclamado Juan Guaido, hombre de Washington, es una de esas criaturas, cuya misión es generar violencia, desinformación y caída del gobierno. Un personaje que tiene nada de democrático y que vive por el reconocimiento que le da Washington y sus aliados.

Importa notar que el Episcopado venezolano reconoce en ese personaje, Juan Guaido, el presidente oficial de Venezuela. Junto al opositor de las primeras horas,  Leopoldo López, se dedican a promover acciones terroristas en Venezuela. Les dejo con el informe, todo reciente, del actual presidente de la Asamblea nacional.

https://www.aporrea.org/actualidad/n362488.html

Mi pregunta ¿Qué hacen las autoridades religiosas ante esta violencia? A lo que sepa, ni uno alza la vox para denunciar acciones de esa naturaleza en Venezuela.

Lo que dice el sacerdote Francisco Maya de la credibilidad de la Iglesia, en su recién articulo.

El papa hace una llamada a periodistas para distinguir el bien del mal.

Es cierto que si el bien es lo que pensamos y el mal los otros no piensan iguales, no habra nunca entendimiento. Hay que tener criterios que toma en cuenta lo que piensa el pueblo, sobre todo en democracia, que toma en cuenta la Constitution del país asi que la Carta magna de las N"U". añadiendo  buena fe de todos.

Oscar Fortin